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Bueno aguijonea a Mel

Un doblete del delantero concede el empate al Rayo frente al Betis (2-2), colista, pitado y cuyo técnico sigue en entredicho

Alejandro Ciriza
Los jugadores del Rayo celebran el 2-2 definitivo.
Los jugadores del Rayo celebran el 2-2 definitivo.Julio Muñoz (EFE)

Quien bien te quiere, te hará llorar. Dejó huella Pepe Mel en Vallecas, al rescatar al Rayo del lodazal de Segunda B, allá por 2006. Pero no tuvo piedad el equipo madrileño con el técnico, ahora al frente del Betis, el colista de la Liga. Con un entrenador en entredicho. Un remiendo a tiempo de su homólogo, Paco Jémez, al dar entrada a Bueno, privó al equipo andaluz de la victoria. Un aguijonazo del delantero en el descuento privó del triunfo a un Betis que no levanta cabeza -ha sumado solo dos puntos de los últimos 24-, permanentemente resfriado y que no supo poner el lazo a un partido cuyo desenlace supo a gloria al Rayo.

BETIS, 2 - RAYO, 2

Betis: Sara, Juanfran, Amaya, Jordi Figueras, Nacho; Lolo Reyes, Nono; Vadillo (Chuli, m. 65), Salva Sevilla (Juan Carlos, m. 58), Rubén Castro; y Jorge Molina (Verdú, m. 55). No utilizados: Andersen, Caro, Steinhofer, Cedric y Caro.

Rayo: Cobeño; Tito, Galeano, Saúl, Nacho; Baena, Trashorras (Adrián, m. 63); Lass, Jonathan Viera, Iago Falqué (Bueno, m. 21); y Larrivey (Nery Castillo, m. 69). No utilizados: Ismael, Embarba, Mojica y Mario.

Goles: 1-0. M. 26. Amaya. 1-1. M. 50. Bueno. 2-1. M. 81. Verdú. 2-2. M. 91. Bueno.

Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Salva Sevilla, Chuli, Nono, Saúl, Baena, Larrivey, Viera y Tito.

32.000 espectadores en el Benito Villamarín.

Igualmente necesitado, enfangado también en la tabla, remó y remó a contracorriente el equipo madrileño hasta lograr la recompensa. Resulta que el Rayo, al que le gusta amasar el cuero y llevar la iniciativa, se topó enfrente con una calcomanía estética, pero vestida de verde y blanco.

Se adueñó desde el inicio el Betis del esférico y corrieron sin aliento los vallecanos, a disgusto con el guion, trabados por más que Trashorras tratase de capitalizar el juego y poner un poco de orden entre los suyos. Con Baena como escudero, más pendiente de pasar la escoba que de mirar al marco contrario, poco pudo hacer el timonel rayista para abortar la ofensiva. Tocaba con fluidez el equipo andaluz, llevado en volandas por el buen hacer de Nono y Lolo en el centro del campo, y torcía el gesto Paco Jémez, que a los 21 minutos ya meneó el banquillo para dar entrada a Bueno.

No se reactivó entonces el Rayo, espeso y trotón, como si la fiesta no fuera con él. Sometido, además, por las cabalgadas del joven Vadillo. Hiperactivo, el extremo retrató una y otra vez a Nacho en el flanco derecho. Ha encontrado una mina de oro el Betis en el chico, con el 7 a la espalda, empecinado en seguir los pasos de aquel Joaquín que percutía una y otra vez por el carril. De sus botines anaranjados, de su desborde y sus centros deliciosos, nacieron casi todas las acciones de peligro. En una de ellas arañó un córner. Lo botó Nono, otro con un golpeo de seda, y cabeceó a la red Amaya, que ni siquiera tuvo que elevar los pies del suelo por la indulgencia de la defensa franjirroja. Es cruel el destino. El zaguero firmó su primera diana en Primera contra el equipo que le hizo futbolista.

Sufría mucho su exequipo, con la defensa descuajaringada, Galeano desorientado y Saúl como central impostado. A punto de sufrir un castigo mayor antes del intermedio si otros testarazos de Vadillo y Rubén Castro no hubiesen limado al arco, o si Molina hubiese atinado en el mano a mano. No lo hizo el ariete y el descanso no sentó nada bien a los béticos. Se desperezó el Rayo en el segundo acto y llegó la igualada de Bueno, una avispa revoloteante sobre la sien del Betis. Su primer picotazo. También emergieron los pitos, sobre todo cuando Mel relevó a Vadillo y Molina para incluir a Chuli y Verdú. Cosas del destino, este último trazó una parábola perfecta para firmar una paz pasajera. Un jolgorio efímero. Sobre la bocina, Castro no definió a bocajarro y Bueno pinchó un balón bombeado para fusilar a Sara. Subieron los decibelios y los verdiblancos se fueron entre silbidos. La grada volvía a mirar hacia el banquillo.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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