Para curar las heridas, Pedro León

No hay mejor remedio para este Getafe que su estrella, Pedro León. El murciano, el único jugador sobre el césped con una pizca de agresividad, hizo olvidar el roto del Atlético en el Calderón hace siete días. Un tanto en su centenario con la camiseta azulona valió la victoria del Getafe ante el Levante en un partido áspero, somnoliento, del que los azulones salen metidos en puestos europeos.

Jugaron a nada ambos equipos en el primer acto. Un somnífero era el antídoto al que parecían haber recurrido para curar las heridas de las últimas semanas. Al Getafe le había pasado por encima el ciclón Atlético y el Levante llevaba tres jornadas sin sumar algún punto y cargados de bajas después del desastroso duelo ante el Villarreal. Amordazados, quizás por el miedo a prolongar esa racha negativa, el encuentro se enfangó de tal manera que el balón apenas circuló durante 45 minutos. Sin ningún tiro a puerta, lo más relevante era la cantidad de faltas que acumularon los dos equipos en ese tramo inicial: 18, 7 los locales y 11 el cuadro de Caparrós.

Los de Luis García se encomendaron de nuevo a Pedro León ante la falta de pólvora en la punta, anodino como anda Colunga, que se llevó a la ducha la pitada del escaso respetable que tapaba las ostentosas calvas de las gradas del Coliseum. El murciano levantó a un equipo que ya parecía dar por bueno la igualada. Aportó la intensidad de la que carecía el Getafe, lo que tuvo su fruto en la recta final del encuentro. Un pésimo despeje de Simão acabó en los pies de David Castro, que cedió a Pedro León. Un remate al palo derecho de Javi Jiménez —sustituto de Keylor Navas, sancionado—, el quinto tanto del murciano en este curso, bien valía una victoria. Pagaron caro los de Caparrós su único fallo defensivo del día. Y es que la tuvo Sergio Pinto cuando el partido tocaba a su fin. Un zambombazo del portugués reventó la cruceta de Moyà. Pero para entonces, el remedio de Pedro León ya había surtido efecto.