El fútbol se hace otro lío
Un cambio en la norma del fuera de juego genera nuevas artimañas en los tiros de falta
Ciento sesenta y cinco años después de la aprobación del primigenio reglamento del fútbol entre los muros de la Universidad de Cambridge, la International Football Association Board (IFAB), organismo dependiente de la FIFA, continúa cincelando la normativa con retoques, cambios y experimentos que plasma anualmente en circulares burocráticas ajenas al común de los aficionados. En la número 1.362, fechada el pasado mes de junio en Zúrich, se modificaba la interpretación de la regla del fuera de juego atendiendo al debate sobre “interferir a un adversario y ganar ventaja de dicha posición”.
Explorando los recovecos de la ley, la liga española, propensa a entender el fútbol como reducto de la picaresca, ha aplicado esta temporada un nuevo protocolo en los lanzamientos de falta directa. Consiste en situar a un jugador adelantado, en fuera de juego pasivo, entre la barrera rival y el portero para complicar la labor del guardameta mientras el lanzador prueba puntería.
Antes y ahora
● Lo que dice la norma tras su modificación de la FIFA en junio de 2013:
-“Interferir a un adversario significa impedir que juegue o pueda jugar el balón obstruyendo claramente su campo visual o disputándole el balón”.
● Lo que decía la norma antes de la modificación:
-“Interferir a un adversario significa impedir que juegue o pueda jugar el balón obstruyendo su campo visual”.
● El Comité Técnico de Árbitro entiende que siempre que el portero tenga “perspectiva suficiente”, la posición del jugador adelantado no es sancionable.
La modificación de la regla indica que solo existe interferencia en caso de “impedir que un adversario juegue o pueda jugar el balón obstruyendo claramente su campo visual o disputándole el balón”. A criterio de la FIFA se eliminó también la recomendación implícita de sancionar “cualquier movimiento o gesto del jugador adelantado que, en opinión del colegiado, pudiera distraer al rival”, explican fuentes del Comité Técnico de Árbitros. “Al introducir el matiz de ‘claramente’ y eliminar todo lo demás, lo que hemos hecho es trabajar con el concepto de perspectiva, entendiendo que a partir de determinada distancia, estimada en unos cinco o seis metros, el portero tiene una perspectiva suficiente en la que consideramos que el delantero no le molesta”, cuentan desde el estamento arbitral. Solo se pitará fuera de juego si el jugador adelantado toca el balón, se aprovecha del rechace o disputa el balón; da igual que esté de cara o de espaldas al portero, gesticulándole o no.
“No hay distancia mínima definida ni una descripción concreta de las actitudes sancionables del jugador adelantado. Los legisladores vuelven a dejar todo a nuestra interpretación”, explica el excolegiado Iturralde González. “En la última reunión arbitral, antes de la temporada, lo intentamos acotar con la referencia aproximada de la frontal del área pequeña [situada a 5,5 metros de la línea de gol]. Cuando se cambia la norma siempre se busca la trampa. Habrá que hablar este tema en la próxima reunión porque si ahora por ejemplo el portero decide adelantarse tres metros antes del lanzamiento de la falta ya puede reclamar que no tiene distancia suficiente con respecto al jugador adelantado. Es otra norma ambigua propensa a la polémica”, completa Iturralde.
Una circular de la FIFA permite ‘molestar’ a los porteros si el jugador que lo hace no toca el balón
El primero en sacar provecho de la novedad fue el Sevilla de Emery —técnico pionero en exprimir la reglamentación con acciones como la de elevar el balón en las faltas para que la golpee un compañero de volea, como ejecutaron Corona y Negredo en su Almería—. Rakitic, en la sexta jornada de Liga, anotó el segundo gol de su equipo ante el Rayo con un libre directo que contó con la cobertura de Cala, situado detrás de la barrera para incordiar a Rubén. Después lo perfeccionó el Zaragoza en Segunda acortando aun más la distancia entre el jugador en fuera de juego y el portero. Así logró el conjunto maño el gol de la victoria ante la Ponferradina de Víctor Rodríguez con la inestimable colaboración de la pantalla que le hizo su compañero Laguardia al portero rival. “Conocíamos la nueva norma. Para algo nos comimos dos horas de charla con Clos Gómez [árbitro de Primera] al comienzo de la temporada donde nos explicó todos los cambios. Son goles totalmente legales. El fútbol es de listos”, explicó el propio Laguardia.
Antes de comenzar la presente campaña, los árbitros recorrieron los vestuarios de todos los equipos de Primera y Segunda para explicar en sucesivas conferencias los cambios en la normativa como la reinterpretación del fuera de juego con material audiovisual y escrito como apoyo en las clases.
El pasado fin de semana, en el Levante-Granada, la trampa legal se hizo más evidente que nunca. El conjunto andaluz se llevó la victoria del Ciutat de València con un gol de Piti que contó con Iturra como colaborador adelantado. La afición local protestó el tanto, pero el propio Levante había intentado sin suerte la misma jugada unos minutos antes en otro lanzamiento de falta, con David Navarro incordiando Roberto a unos siete metros de distancia. “El gol del Granada es válido, no es fuera de juego. Es una circular nueva que ha venido esta temporada”, aclaró el técnico granota, Joaquín Caparrós, ante las dudas de los periodistas.
La norma del fuera de juego ha ido flexibilizándose con el paso de los años a instancias de la FIFA. En origen, se consideraba en fuera de juego a cualquier jugador adelantado con respecto al último defensor rival aunque estuviese en el extremo contrario al que se desarrollaba la acción. En 1994, la interpretación cambió notablemente con la aparición de la definición: “posición más influencia”. Desde entonces se han sucedido numerosas reinterpretaciones de la regla, cada vez menos restrictivas que han ido acortando el radio de acción de la infracción. “Ahora solo se sanciona a un jugador que esté en fuera de juego cuando obtiene un beneficio directo de su posición adelantada. Si no toca el balón se entiende que no interfiere en el juego. Independientemente de su posición en el campo, es inocente hasta que no se demuestre que obstruye o perjudica al adversario. Se da mucha más libertad de movimiento al jugador. Entendemos que no es una trampa sino una estrategia que igual que se está utilizando en ataque pronto se utilizará en defensa”, cierran desde el Comité Arbitral.
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