La sensación de la NBA son los Sixers y Carter-Williams

Los Sixers son el equipo de moda en la NBA. Tres partidos y tres victorias. Primero vencieron nada menos que al campeón, los Heat de Miami de LeBron James (114-110), después se impusieron a Washington (109-102) y, por último, han dado cuenta también de los Bulls de Chicago (107-104). Tres victorias inesperadas, tres victorias que reivindican el orgullo tal vez herido de un equipo al que todos los entendidos y las casas de apuestas habían situado como candidato a ocupar una de las últimas plazas. Lo colocaron incluso en la lista de equipos sospechosos. Eran acusados de haber formado una plantilla deliberadamente joven y endeble con vistas a quedar lo peor clasificados posible y contar así con más opciones a estar entre los primeros en elegir en el ‘draft’ de 2014, que se adivina suculento por la calidad de las figuras universitarias que estarán en él.

La afición de los Sixers, además, ya cuenta con un nuevo ídolo. Es un base novato de 22 años y se llama Michael Carter-Williams. Si contra los Heat sumó 22 puntos, 12 asistencias, 7 rebotes y 9 robos de balón; contra los Bulls, en su pulso con Derrick Rose, cerró con 26 puntos, 4 rebotes, 10 asistencias y 3 robos de balón.

Rose (13 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias), anotó la última canasta de los Bulls, un triple a falta de poco más de dos minutos (102-104). Pero de ahí hasta el final, los Sixers secaron el ataque de sus rivales y sumaron los cinco puntos, tres de Turner y dos de Hawes, que les proporcionaron el triunfo.

Carter-Williams, que sigue la tradición baloncestística de su familia, es un base de 1,98 metros, procedente de la Universidad de Syracuse y fue elegido en el 11º puesto del ‘draft’. Su espíritu reivindicativo viene de lejos. Antes de que un incendio consumiera la casa de sus padres tenía colgado en su habitación un folio en el que un técnico había escrito su evaluación previa a su ingreso en el instituto. “Con mucho trabajo podrá llegar a ser jugador de la División III de la Liga Universitaria”, vaticinaba.

Superado ampliamente ese listón, Carter-Williams desea ahora desmentir con su equipo los horribles pronósticos con los que fue evaluada la plantilla de los Sixers. Perdieron el concurso de algunos de sus mejores jugadores, caso de Jrue Holiday (Utah), Nick Young (Lakers) o Dorell Wright (Portland), además de Andrew Bynum (Cleveland), aunque el expívot de los Lakers, lesionado toda la temporada, no llegó a jugar un partido de competición oficial con los Sixers. Los recién llegados eran todos jóvenes como el propio Carter-Williams o Nerlens Noel, un alero de la universidad de Kentucky que, lesionado, es posible que se pierda la mayor parte de la temporada, sino toda. También fichó a otros jugadores jóvenes y de escaso renombre como James Anderson (Houston), Daniel Horton (Oklahoma) o Tony Wroten (Memphis). Y, además, la dirección técnica del equipo se encomendó a un entrenador debutante, Brett Brown, que relevó al veterano Doug Collins. Carter-Williams, Evan Turner, Spencer Hawes y Thadeus Young son ahora los que llevan el peso de los sorprendentes Sixers. La Liga no ha hecho más que empezar, pero por ahora ya han cerrado muchas bocas y han sorprendido a rivales de lo mejorcito que se pueden encontrar, caso de Miami y Chicago.

Dallas venció a Memphis por 111-99, o lo que es lo mismo, el pulso entre españoles se lo llevó Calderón. Marc Gasol, a pesar de que completó una notable actuación con 23 puntos y 5 rebotes, no pudo espolear más a los Grizzlies, que pagaron el mal partido de Tony Allen y Prince, el bajísimo porcentaje de triples del equipo: 3 de 16, y un mal inicio que les llevó a acumular una desventaja de 21 puntos.

Calderón, que había estado mal en el tiro en sus dos primeros partidos con los Mavericks, con una canasta en sus 15 lanzamientos, mejoró contra los Grizzlies y sumó 15 puntos, con un 4 de 11, incluidos tres triples, además de 4 tiros libres. Marion estuvo muy inspirado y Nowitzki y Ellis hicieron mucho daño a la defensa de los de Memphis. Marc Gasol empezó emparejándose con Nowitzki pero el experimento no duró mucho y pasó a encargarse de Dalembert, el pívot de los Mavs, mientras que Randolph pasaba a intentar sujetar al ala-pívot alemán. Pero aun así, los Grizzlies no lograron remontar y acabaron sumando su segunda derrota.