Nadal y la espuela del número uno
El español gana 7-5 y 7-5 a Granollers en su debut en París-Bercy, donde no competía desde 2009 y se juega el trono con Djokovic
Por primera vez desde 2009, París-Bercy ve a Rafael Nadal. El número uno debutó ganando por doble 7-5 a Marcel Granollers y se citó el jueves con Janowicz (Tdp, alrededor de las 21.00) sabiendo que cada partido cuenta en su lucha contra Novak Djokovic por acabar el curso como el mejor tenista del mundo. El español comanda la clasificación con la exigua ventaja de 550 puntos. El pulso ha espoleado la presencia en el Masters 1000 francés de los dos mejores tenistas del planeta, porque el torneo les ofrece un jugoso botín: Nadal no lo jugó en 2012 (no defiende ningún punto) y Djokovic perdió a la primera (defiende solo 10). En menos de siete días se enfrentarán a la cita decisiva. Será en la Copa de Maestros, que reúne a los ocho mejores del mundo desde el 4 de noviembre, y en la que Nadal lo tiene todo por sumar (no jugó en 2012) y Djokovic todo por defender (se proclamó campeón invicto).
Los ocho puestos de maestro
1. Rafael Nadal. Clasificado.
2. Novak Djokovic. Clasificado.
3. David Ferrer. Clasificado.
4. Juan Martín del Potro. Clasificado.
5. Tomas Berdych. Clasificado.
6. Roger Federer. Clasificado.
7. Stanislas Wawrinka. Clasificado tras la derrota de Raonic ante Berdych (6-7 y 4-6)
8. Richard Gasquet. Clasificado tras la derrota de Raonic ante Berdych (6-7 y 4-6)
9. Milos Raonic. Eliminado tras caer 6-7 y 4-6 frente a Berdych.
El partido de Granollers explicó por qué la pista rápida bajo techo es la que peor se adapta al juego del mallorquín. En París, el catalán visitó la red con audacia, intentó cerrar rápido los peloteos y mandó desde el servicio. La mezcla incomodó a Nadal al resto. Aunque el mallorquín vivió con comodidad sus saques, no encontró cómo hincarle el diente a los del número 39 mundial en los cinco primeros parciales. El piso rápido resulta en un picado bajo de pelota. Eso obliga a Nadal a doblar las rodillas. El techo ahorra molestias a los sacadores, porque no hay viento que les mueva la pelota, y le resta eficacia a los tiros del mallorquín, porque el sol no puede calentar la goma de la pelota y en consecuencia sus rivales golpean a la altura de la cintura. Las estadísticas lo dicen todo: mientras el campeón de 13 grandes gana el 86% de sus partidos al aire libre, bajo techo apenas celebra el 66%.
Solo la falta de pericia de Granollers, que tuvo una oportunidad clarísima de sumar bola de break con 30-30 y 3-4, que olfateó el set con un 4-5 y 0-30, y que tuvo bola de break con 6-5 en contra, le permitió vivir el encuentro sin apreturas. Así, fue el catalán quien decidió el destino del partido. Cuando ya soñaba con el tie-break de la primera manga, disparó dos dobles faltas que le condenaron. Concedió el break irremisiblemente, y con él se marchó el encuentro.
Janowicz, el rival del mallorquín en la lucha por los cuartos, multiplicará la fuerza de los tiros y la velocidad de los servicios. El polaco, que perdió la final de 2012 contra David Ferrer (victorioso frente a Rosol por 6-0, 2-6 y 6-3), es un auténtico peligro en este tipo de pistas. Su saque es un misil, sus golpes una sentencia sin apelación posible. Es probable que Nadal necesite de todo su arsenal, incluido el espectacular pasante que encontró como respuesta a un globo de Granollers.
Ausente por voluntad propia del torneo de Basilea, disputado la semana pasada, el mallorquín busca el punto físico justo con el que asaltar la Copa de Maestros, el único gran torneo que le falta, y en el camino intenta rescatar las señas de identidad que le llevaron a ganar los tres torneos que disputó en la gira de cemento norteamericana (Montreal, Cincinnati y Abierto de EEUU): por encima de todo, la decisión para cerrar los peloteos con su derecha plana y un segundo saque menos atacable que el que exhibió ante su compatriota. Nadal, igual que los tenistas que luchan por una de las dos plazas libres para ser uno de los ocho maestros, tiene una cosa muy clara. A Londres se va por París.
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