Márquez gana una carrera de guion imposible
Tras las caídas de Salom y Rins y el segundo puesto de Viñales el Mundial, lo ganará en Valencia el que gane la carrera
Si fuera una película resultaría inverosímil. Ni el guionista más maquiavélico podría haber ideado una sucesión de acontecimientos como la que se produjo en cuanto se apagó el semáforo en Motegi a las once de la mañana. En menos de una hora ocurrió de todo: atropellos, caídas, accidentes y la victoria de un novato. El Mundial de Moto3 se descubrió una auténtica lotería. Y ahora los tres aspirantes al título están separados por solo cinco puntos, de modo que el ganador de la carrera en Valencia, la última del año, será el ganador del campeonato. Hoy el líder sigue siendo Luis Salom, el primero en sufrió este domingo los caprichos del destino; segundo es Maverick Viñales, solo dos victorias, pero el único de los tres que no ha fallado ni una sola carrera; y el tercero es Àlex Rins, el más joven, el que retorció aún más el guion de una carrera irrepetible con una caída tonta.
Y entretanto aparece un imberbe, de apellido Márquez, de nombre Àlex, 17 años y unas ganas locas de comerse el mundo, que harto de colarse en la fiesta del podio de vez en cuando sin poder subirse al escalón más alto, plantó cara a su compañero de equipo, Rins, y a otro de los favoritos de la categoría, Viñales, para conseguir con tremendo desparpajo la primera victoria de su corta travesía mundialista.
El líder sigue siendo Salom, segundo es Maverick Viñales, el único de los tres que no ha fallado ni una sola carrera, y el tercero es Àlex Rins
La carrera empezó a enloquecer bien temprano: en la primera vuelta, apenas unas curvas después de la salida, Isaac Viñales se pasó de frenada, perdió el control de su moto y se llevó por delante al líder de la categoría, Salom. El mallorquín recogió como pudo su moto después del susto y regresó a la pista. Mientras Márquez, Viñales y Rins comenzaban a tirar por esa pista repleta de rectas y fuertes frenadas para deshacerse de perseguidores insaciables como Miller o Folger, Salom se peleaba consigo mismo y con la cola de parrilla para recuperar posiciones. Pocas veces el 29º clasificado marca una y otra vez la vuelta rápida de la carrera. Hasta ayer. Ocurrió que en plena remontada, cuando rodaba 26º y estaba a 25 segundos de la cabeza, Salom salió por los aires despedido por su KTM. Y entonces sí terminó la carrera para él, que vio, además, perdido un Mundial que ha dominado mejor que nadie.
Pero todavía quedaba mucha película por ver. Todavía faltaba ver a Rins, el gran beneficiado por la desaparición de la pista de aquel, perder su moto a la salida de la última curva, cuando se disponía a cruzar la meta. Apenas quedaban cuatro vueltas. También intentó el de Barcelona coger su moto después de ser asistido por los comisarios, que cerca estuvieron de impedirle regresar a la pista. Quería intentar recuperar alguna posición. Pero ya no fue posible. Y la pelea por el Mundial se encogía un poquito más, para alegría de Viñales, el que más descolgado se había quedado en los últimos grandes premios, segundo en Motegi, suficiente para mantener las opciones intactas en la última carrera. Donde solo depende de él mismo. Como sus otros dos rivales.
Y si son solo cinco puntos los que separan a estos tres pilotos magníficos es, en parte, por culpa de un chico que se hace llamar el Pistolas, feliz como nadie, encantado de verse peleando casi cada gran premio con aquellos. Esta vez la fortuna y su atrevimiento le llevaron pro vez primera en su carrera a la primera posición del podio. Una victoria ganada con tesón e irreverencia. Pues en ningún momento dudó sobre si adelantar a su compañero de equipo, le pasó a mitad de carrera, qué más daba si el chaval se estaba jugando un Mundial. Él quería ganar. Y ya eran demasiados los domingos en los que se quedó con la miel en los labios, cuatro concretamente, que son las veces que ha terminado entre los tres primeros. Y a Viñales, que también tenía mucho que perder en caso de error, le adelantó en la última vuelta, a la que llegó en segunda posición después de un aviso del de Roses, que había recuperado el liderato con toque incluido. Márquez lo intentó en la primera chicane, a la salida del primer túnel, se acercó en la décima curva y aprovechó que Viñales se abría un poco para salir primero y liderar el paseo por la larga contrarecta de Motegi. Defendió como un jabato su posición a la entrada al segundo túnel, en la chicane que da entrada a meta. Y venció. Por una apretada ventaja de 27 milésimas de segundo.
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