La escuela de Aíto
El técnico del Cajasol, con 66 años y 41 de experiencia en los banquillos, entrena a la plantilla más joven de la historia de la ACB, con 21 de media
El reto del profesor Aíto García Reneses para el nuevo curso será dirigir a la plantilla de alumnos más joven de Europa y de la historia de la ACB: un Cajasol con 21 años de media —dos menos que el Estudiantes, segundo en el ránking de bisoñez y ocho menos que el Canarias, el grupo más veterano—. Mientras el técnico, de 66 años, acumula en su laureado currículum 968 partidos en la élite, sus 11 pupilos apenas suman 450 entre todos. Un grupo de imberbes con cuatro jugadores por debajo de los 20 años —Radicevic, Porzingis, Burjanadze y Hernangómez (cedido por el Madrid)— y tan solo uno por encina de los 24 —el alero argentino Marcos Mata (27)—. Aíto se reencontrará además en la caseta con Josep Franch (22), a quien hizo debutar en el Joventut con 16 años. “La experiencia es relativa porque no siempre va ligada con la edad y la juventud no es necesariamente un hándicap. En esto siempre pongo el mismo ejemplo: el equipo olímpico americano que ganó el oro en Los Ángeles 84 con los Jordan y compañía tenía una media de edad de 21 años también y ganó con suficiencia a todos sus rivales”, cuenta el entrenador. La Liga marca tendencia y la crisis obliga a tirar de la cantera: el 30% de los jugadores de la competición son menores de 23 años.
Una apuesta por la precocidad “entre la voluntad, la filosofía y la coyuntura” que está en el libro de estilo de Aíto y que presenta paralelismos con su pronta llegada a los banquillos. El decano de los entrenadores españoles comenzó a entrenar con 26 años y el próximo mes de diciembre cumplirá los 67 y 41 temporadas en los banquillos. Debutó al mando de la pizarra en un modesto equipo de regional catalana, el Club Bàsquet Esparreguera, en un año en el que compaginó su labor de entrenador con su última temporada como jugador en el Barcelona. Pasó 10 temporadas en el Circol Catòlic de Badalona —el histórico Cotonificio— y dos en el Joventut antes de llegar al Barcelona como entrenador. Estuvo 16 temporadas en la entidad azulgrana y lo ganó todo, excepto la Copa de Europa —a pesar de disputar seis Final Four—. En 2001, regresó al banquillo de Badalona, donde permaneció hasta 2008, cuando fichó por Unicaja después de llevar a España a la plata olímpica en Pekín. Desde el curso pasado dirige la escuela de jóvenes del Cajasol.
Estoy tan orgulloso de los que han llegado lejos como de otros que no destacaron tanto pero progresaron y crecieron como jugadores
Una labor como mentor de talentos que viene de lejos. Primero fueron Costa, Jiménez y Villacampa. Después, Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, que debutaron y se asentaron en el Barça bajo su tutela. Navarro debutó la temporada 1997-98 con apenas 17 años, compaginando en un mismo año los partidos en el equipo júnior, en el Barça B y en el primer equipo. La temporada siguiente, la 1998-99, Pau Gasol comenzó a asomar su talento en el primer equipo del Barça, alternando con el EBA. Igual que lo haría la campaña 1999-2000. La temporada 2000-01, con 20 años, llegó su explosión definitiva y su elección en el draft de la NBA. “Esa lista de jugadores tiene que ver en gran medida con haber estado en equipos que tenían y tienen la tradición de apostar por la cantera como el Barcelona y el Joventut en su momento o el Cajasol ahora. En otros equipos hubiera resultado imposible por mucha vocación que tenga el entrenador”.
Años más tarde se prolongó la secuencia. Aíto entregó los galones del Joventut a Rudy Fernández, de 18 años, que había debutado con Manel Comas un año antes. Y la temporada 2005-06 llegó el turno de Ricky Rubio. En la primera jornada de la Liga ACB de ese año, el jugador alcanzó el récord histórico de ser el jugador más joven en debutar en un partido oficial con 14 años, 11 meses y 24 días. Tres años después, con 17, Aíto apostó por Ricky en los Juegos Olímpicos de Pekín y le convirtió en el medallista más joven de la historia del baloncesto español. “A ninguno lo considero obra mía. Siempre es una obra compartida en la que influye mucha gente y en la que el jugador tiene el papel fundamental. Estoy tan orgulloso de los que han llegado lejos como de otros que no destacaron tanto pero que también progresaron y crecieron como jugadores”, explica el técnico, que reconoce que son varios los jugadores que eligen crecer a sus órdenes, pero ironiza sobre la existencia de una fórmula mágica. “Supone un orgullo y también una responsabilidad, pero rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. Lo hecho hecho está, pero lo demás está por hacer y por demostrar”.
Como ya ocurriera en el pasado Eurobasket, los extremos se tocan. Dusan Ivkovic, el seleccionador serbio, era el más veterano del torneo con 69 años y 35 de experiencia en los banquillos, y tenía bajo su cargo al equipo más joven del Europeo, con 24,2 años de media. Aíto repite la mezcla. “Siempre miro más por el horizonte del club que por el mío propio. A algunos entrenadores nos gusta ganar y a la vez ver crecer a jugadores jóvenes. Es una doble recompensa. A otros quizás el segundo aspecto no les interesa tanto”. El profesor más veterano con la camada de alumnos más noveles.
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