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Nadal no tiene piedad

El número uno castiga un error de Dolgopolov en bola de break con un contundente 6-3 y 6-2 en solo 58 minutos

Juan José Mateo
Nadal, ante Dolgopolov.
Nadal, ante Dolgopolov.CARLOS BARRIA (Reuters)

La victoria está en los pies. Para tumbar 6-3 y 6-2 al ucranianio Dolgopolov en su debut en el Masters 1000 de Shanghái, Rafael Nadal golpea el 39% de las pelotas por delante de la línea de fondo, dominando, asentado sobre el puente de mando para dirigir sus pelotazos. Es ahí, en ese metro fatídico o inspirador, dependiendo de si lo pierde o lo gana, donde el mallorquín se juega estos días su suerte. Sobre cemento, el número uno mundial no puede permitirse concesiones. En la final del torneo de Pekín, que perdió el domingo contra Novak Djokovic, tuvo un buen recordatorio: empujado por la brillantez del serbio, que le aculó contra la valla, Nadal solo golpeó un 11% de las bolas en ese punto estratégico que le permite otear el horizonte como una oportunidad en lugar de como un castigo.

Dolgopolov, por supuesto, no es Djokovic. El ucraniano, que es el número 34, es un tenista propenso a las desconexiones, que emborrona su bella partitura con fallos de parvulario. Durante casi toda la primera manga, el chico de Kiev discute de tú a tú, tira plano, aprovecha la pista para sorprender a su contrario con contrapiés y contraataques fulgurantes. Ocurre que entonces llega el duelo al terreno de los fuertes, ahí donde los fallos se pagan con sangre y los aciertos cuestan un mundo. Es bola de break para Nadal. Es una pelota que le deja con la primera manga virtualmente en las manos. Dolgopolov la concede de una forma incomprensible, tirando fuera del cuadrilátero un remate que sí o sí lleva su firma.

Cometió el error en el smash del 4-3 y a partir de ahí el partido fue más cómodo Rafael Nadal

"Cometió el error en el smash del 4-3 y a partir de ahí el partido fue más cómodo", resume luego el ganador en los micrófonos de Teledeporte.

Ahí desaparece el número 34. Nadal protagoniza un trecho del encuentro en el que suma 23 de 30 puntos, con The Dog, El Perro, como le gusta a Dolgopolov que le llamen, buscando explicaciones para el fallo en las tinieblas de su cerebro. El español juega solo. Para cuando vuelve al partido, al rapero ucraniano (también se le da bien el micrófono) ya no le quedan rimas. Nadal ha puesto la directa, listo para apuntarse un partido que no justificó con el reloj (58 minutos) los sudores con los que hizo trabajar a los recogepelotas, que tuvieron que afanarse para secar los mares que creó el mejor tenista del mundo. El mallorquín se enfrentará ahora con el argentino Berlocq, que dio la sorpresa al despedir 6-4 y 7-6 al estadounidense John Isner. Al entrar al partido, Nadal ya sabía eso. También otra cosa: que Novak Djokovic se dobló aparatosamente un tobillo y fue atendido por el fisioterapeuta para luego borrar de la pista 6-2 y 6-0 a Marcel Granollers.

Federer y Ferrer, apeados del torneo

Roger Federer y David Ferrer se despidieron en la mañana del jueves del torneo, tras caer en sus respectivos encuentros de tercera ronda. El suizo Federer cayó ante el francés Gael Monfils, número 42 del mundo, por 6-4, 6-7 (5) y 6-3.

Por su parte, el español David Ferrer, actual número cuatro del mundo, perdió en dos sets (6-4 y 6-3) contra el alemán Florian Mayer, que ya eliminó a Nadal en la misma ronda del Másters de Shanghái en 2011.

Por su parte, Nicolás Almagro llegó a cuartos de final tras derrotar 6-7, 6-3 y 7-6 a Tomas Berdych, el sexto mejor del mundo.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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