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Djokovic desencanta a Nadal

El español estrena el número uno perdiendo 3-6 y 4-6 la final de Pekín contra el serbio, su predecesor en el trono ● Es la primera derrota del mallorquín en cemento en 2013 (26-1)

Juan José Mateo
Djokovic, tras un partido en Pekín.
Djokovic, tras un partido en Pekín. MARK RALSTON (AFP)

Fue un amargo estreno del número uno. Novak Djokovic, que acaba de perder el trono, derrotó 6-3 y 6-4 en la final de Pekín a Rafael Nadal, el hombre que le ha arrebatado el puesto. El partido solo tuvo una dirección. Nole lo dominó desde que logró romper el saque del mallorquín en su primer servicio y ya no miró atrás. Aceleró hacia el título haciendo de su saque una fortaleza inabordable: hasta el 5-2 ganó 16 puntos de 17 (tres juegos en blanco) y en total sumó el 86% (¡Solo perdió seis!). El español no tuvo una sola bola de break y así cedió su primer partido en cemento en lo que va de curso (26-1).

"Novak ha jugado mucho mejor que yo hoy, se merece el triunfo", resumió Nadal sobre la pista, descartando cuando le preguntaron que hubiera mediado ningún problema físico o que le hubiera molestado la rodilla izquierda, que se golpeó contra el cemento tras un extraño movimiento en cuartos. "Te mereces el número uno. Has sido el mejor en lo que va 2013. Nadie puede dudar de eso", le felicitó Djokovic, tetracampeón en la capital china.

Nadal golpea la pelota durante el partido ante Djokovic
Nadal golpea la pelota durante el partido ante DjokovicEd Jones (AFP)

Pocas veces tuvo Nadal la iniciativa. Menos activo de piernas que durante la final del Abierto de EE UU, en la que se impuso, el mallorquín no golpeó en posiciones que le permitieran llevar el dictado de los intercambios. Los peloteos murieron demasiado pronto y él se decidió a disparar demasiado tarde. Djokovic gobernó desde el fondo. El serbio, intratable, hizo del encuentro una reivindicación: defenestrado del puesto que distingue al mejor competidor del mundo, aprovechó la ocasión de dejar claro lo mismo que ha explicado una y otra vez Nadal a quien ha querido oírle. Lo importante son los títulos, no el ránking, que se quedará como está como está al menos cuatro semanas.

El de Pekín fue para Nole porque el campeón de 13 grandes apenas pesó en el encuentro. Djokovic deshilachó su revés con ataques fulgurantes. Favorecido por la rápida superficie china, que ya le había dado problemas a Nadal durante la semana (no hay más que recordar sus dificultades para defenderse frente a Fognini en cuartos), el serbio consiguió evitar que el español se acomodara en los intercambios, acortándolos al máximo. Djokovic, con un tenis muy limpio,  no ofreció resquicios que esperanzaran a Nadal. En un puñado de puntos, el español preparó con acierto los intercambios para rematarlos con sus derechazos planos, pero la pelota le comió el espacio como el fuego devora un campo de trigo: rápido, a toda mecha, sin tiempo para que armara el tiro con posibilidades de éxito.

Los dos contrarios, que forman la pareja con más veces se ha enfrentado en la historia (38), podrían volver a cruzar sus caminos de nuevo tan pronto como la semana que viene, en la final del Masters 1000 de Shanghái. No para el circuito, ni lo hacen sus protagonistas: dos titanes en su mejor momento siguen persiguiéndose por todo el planeta.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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