Terol ilumina Alcañiz
El piloto de Aspar borda una carrera perfecta en solitario que ganó en las primeras vueltas Rabat y Espargaró, que venció un duelo fascinante con Redding, completan un podio íntegramente español
Ha tenido que renunciar al chocolate. Y era una de sus grandes pasiones. Siempre contuvo esas ansias, la dieta en la cabeza, sobre todo cuando peleaba por llevarse el Mundial montado en una menuda 125cc, en esa categoría que penaliza tanto el peso o la altura de los pilotos que se quedan demasiado grandes. Pero ahora no hay otra. No es cuestión de unos gramos de más cuando se suba a la báscula, se trata de su salud. Le ha sido diagnosticado un trastorno alimenticio, con una pequeña intolerancia a la lactosa, así que no le queda otra que renunciar a unas de sus pasiones, fundamentalmente si quiere disfrutar de la otra, sobre su moto. Empezó a encontrarse realmente mal en Indianápolis, donde incluso se mareó. Había notado que terminaba agotado las carreras, sin apenas fuerzas, los resultados no le acompañaban, y no entendía por qué no podía rendir en carrera. Ahora lo entiende. El doctor Ángel Charte, quien dio con el diagnóstico, decía en una declaraciones al diario As no entender cómo había sido capaz de terminar todas las carreras. Mejor o peor, lo hizo. Pero ahora, localizado el mal, no solo las acaba, sino que es capaz de ganarlas, como hizo en la segunda carrera, en Austin.
Terol, que ha sido el más rápido del fin de semana en todas las sesiones, salvo la segunda, dominó la sesión de clasificación como nunca antes había hecho para terminar llevándose la primera pole en sus dos años en Moto2. El campeón de 125cc del 2011, ese niño menudo que asomó la cabeza por el Mundial quizás demasiado pronto, que sufrió en sus primeros años de circuito en circuito, se ha convertido en uno de los pilotos más tenaces de la parrilla. Y logra superar las adversidades a base de duro trabajo. A ese niño, convertido hoy en un deportista amable y agradecido, no hay quien lo pare cuando se encuentra a gusto en un circuito. Cuestión de sensaciones. Como le ocurrió en le circuito de las Américas, un trazado que nadie conocía.
Así ganó este domingo en Alcañiz, sin oposición, sin rivales, solo contra el crono, gracias a unas primeras vueltas imposibles para el resto, y acechando cada curva con bendita paciencia para hacer de la constancia la razón de su victoria. Terol arrancó tan bien nada más se apagó el semáforo que fue capaz de sacar 1,8 segundos de ventaja a Espargaró, segundo, en solo una vuelta. En los cinco primeros giros apretó los dientes y salió volando, en busca de la meta. Y nadie le siguió. Logró una ventaja de 4,6 segundos que sería definitiva. La pelea, el espectáculo, si quieren, la lucha por el título, se sucedía tras él, pero el triunfo sería solo suyo, y de ese tío al que ha perdido este año. A él le dedicó la victoria con el dedo apuntando al cielo.
A Terol le acompañaron en el podio otros dos pilotos españoles, Tito Rabat, que firmó otro de sus excelentes finales de carrera, y Pol Espargaró, que ganó la batalla a su rival por el título, Scott Redding. Y eso que Redding salía desde la 13ª posición, pero se colocó en el grupo de cabeza en un abrir y cerrar de ojos. Uno y otro pusieron el picante a una carrera celebrada bajo un cielo gris y en una jornada ventosa. El primer adelantamiento, un adelantamiento doble en todos los sentidos, magnífica apurada de frenada, corrió a cargo de Redding y Nakagami, detrás, que adelantaron a la vez a Espargaró y Tito, que rodaban segundo y tercero apenas iniciada la prueba. De modo que el resto de la carrera fue para ellos un duro trabajo de recuperación. Y si el británico completó una excelente carrera, agresivo en los giros, en los adelantamientos, resistente en cada embestida de Espargaró, el de Granollers no se quedó corto. Los últimos metros de esa contrarecta que precede a la última curva de Alcañiz fue el escenario de todos los ataques. Pero al final, fue el español el que se llevó el gato al agua. Y sigue recortándole puntos en la general, poco a poco. Le separan 20 puntos de Redding.
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