Bronce redentor
España supera con solvencia a Croacia (92-66) y alcanza la 15ª medalla de su historia tras un irregular campeonato
España prolonga su edad de oro con un bronce. La de Eslovenia ya es la 15ª medalla en categoría absoluta del baloncesto español masculino, la octava en las últimas 11 grandes citas –incluyendo Europeos, Mundiales y Juegos-. Una cosecha que estuvo a punto de interrumpirse en Liubliana a fuerza de ventajas mal gestionadas, prórrogas mal resueltas, dureza mal combatida y liderazgos mal resueltos, pero que acabó salvándose a fuerza de defensa –la mejor del campeonato- y talento –notable a pesar de las ausencias-. Bastó un solvente partido ante Croacia para subir al tercer escalón del podio.
ESPAÑA, 92 - CROACIA, 66
España: Ricky Rubio (6), Calderón (8), Rudy (8), Claver (16) y Marc Gasol —cinco inicial—; Sergio Rodríguez (2), Llull (21), San Emeterio (5), Gabriel (5), Aguilar y Rey (4).
Croacia: Ukic (12), Simon (3), Bogdanovic (22), Saric (6) y Tomic —cinco inicial—; Andric (2), Draper (5), Rudez (5), Zoric (8) y Delas (2).
Parciales: 23-18 | 24-18 | 16-12 | 29-18
Árbitros: Robert Lottermoser (ALE), Christos Christodoulou (GRE) y Olegs Latisevs (LET). Eliminado por cinco personales, Zoric (min.32).
6.050 espectadores en el Stozice Arena de Liubliana
La primera cuestión a dirimir tenía que ver con la actitud. El encuentro por el bronce mide siempre a dos equipos magullados por la derrota a las puertas de la gloria. La medalla era el premio a la capacidad para enderezarse y España lució aplicación en su puesta en escena. Un 14-4 de parcial en los primeros cinco minutos liderado por Calderón otorgó la iniciativa a los de Orenga. Ejerciendo de director desde el puesto de escolta, el extremeño lanzó los primeros contragolpes del partido aprovechando los desajustes de la defensa croata. El jugador de Dallas era el único del actual equipo que estaba presente en 2005 la última vez que España disputó el partido por el tercer y cuarto puesto. En aquella ocasión, en el Eurobasket de Serbia, el remate final devino en un zarandeo (98-68 a favor de Francia) que le acabó costando el puesto al entonces seleccionador, Mario Pesquera.
“Me arrepiento de aquel partido y de que esta generación no tenga una medalla más”, señaló Calderón en la víspera. Se trataba de que el bronce brillara tanto para España como para Croacia anunció el seleccionador. Se trataba de batirse el cobre por la medalla prometieron los jugadores. Pero el primer estirón dio paso a la distensión defensiva. Repesa decidió contener a su rival emulando su plan y reunió en pista a dos bases para dinamizar a su equipo. Draper y Ukic atajaron las carreras de la selección española y lucieron clarividencia en ataque. Y bajo la doble batuta croata se desató Bogdanovic, sin cadenas en el perímetro.
Llull, desenfocado durante todo el torneo, ensayó la redención
El alero del Fenerbahçe ofreció un curso de tiro desde el 6,75 (3 de 4 en triples y 7 de 10 en tiros de campo en los primeros 20 minutos) y su puntería puso en órbita a Croacia (27-28, m. 16). Bogdanovic llegó al descanso con 19 puntos en su hoja de servicios, casi la mitad de los que sumó su equipo en el partido que abrió el torneo para las dos selecciones. Aquel 68-40 a favor de España en el debut espoleó a los de Repesa hasta el punto de devolverles a las semifinales del torneo 18 años después de su última presencia cuando alcanzó el bronce en 1995. Pero la reacción no alcanzó la medalla.
Cuando arreciaba la tormenta Bogdanovic, Orenga reclutó a Llull. Calderón se marchó al banquillo –no regresó hasta los minutos finales- y el menorquín, desenfocado durante todo el torneo, ensayó la redención. Ocho puntos del jugador madridista en el segundo acto, unidos al trabajo de Claver en la pintura, encarrilaron de nuevo a España en el partido (47-36, m. 20).
Ni Tomic ni ninguna de sus parejas en pista eran capaces de aportar defensa, continuidad y alternativas al buen trabajo de su perímetro. Y, como le ocurriera ante Lituania en semifinales, Croacia se apagó tras el paso por los vestuarios. Marc Gasol y Claver se hicieron fuertes bajo los aros, Llull disparó sus prestaciones y la ventaja se fue hasta los 14 puntos a favor de España (63-48, m. 30). No hubo más historia que el tranquilo paseo de España hasta el tercer escalón. España sacó brillo al bronce.
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