Al estilo de Valdés y Pedro
Mientras Martino acaba de definir el sistema de juego, el portero sostiene al Barça ante el Rayo Vallecano hasta la irrupción goleadora del canario, autor de tres tantos
A falta de un equipo coral, mientras el Barça se busca en otros planos, ahí está el mejor Valdés, y en Vallecas un Pedro fulminante. Con ambos al frente, el conjunto de Martino primero frenó a un impulsivo Rayo y luego le rebajó por completo. Apurado en el primer tramo, el Barça no tuvo soltura hasta que se vencieron los locales, azotados por tres goles del canario y víctimas finalmente de su empeño en proteger la guarida lejos de su portero. Una puesta en escena a valorar en un grupo como el de Paco Jémez, pero tan temeraria que el Rayo va de goleada en goleada. Ni siquiera se arrugó ante el campeón, que dio muestras de zozobra al principio y que no logra dar con la pauta, la que sea, la que le posibilite recuperar el gobierno del juego y dé una tregua a Valdés, que cada jornada se gana las portadas.
RAYO VALLECANO, 0; BARCELONA, 4
Rayo Vallecano: Rubén; Tito (Nacho, m.45), Gálvez, Saúl, Arbilla; Trashorras, Raúl Baena; Perea (Embarba, m.48), Jonathan Viera (Larrivey, m.58), Mojica; y Bueno. No utilizados: Cobeño, Galeano, Cueva y Adrián.
Barcelona: Valdés; Montoya, Piqué, Mascherano, Adriano; Xavi (Dos Santos, m.83), Song, Cesc; Pedro (Iniesta, m.74) Messi y Neymar (Tello, m.79). No utilizados: Pinto, Alves, Bartra y Alexis.
Goles: 0-1. M. 32. Pedro. 0-2. M. 46. Pedro. 0-3. M.71: Pedro. 0-4. M.79: Cesc.
Árbitro: Clos Gómez. Amonestóa Trashorras, Adriano y Baena.
Vallecas: 11.740 espectadores.
No hay sistema que valga en Vallecas, que no admite contemplaciones: conviene ir por las bravas, máxime cuando, como a este Barça, le aturden las dudas. Nadie como Neymar, nuevo en la plaza, padeció de entrada lo que es desfilar por un sendero de espigas en el que los atajos son imposibles, no hay respiros, la pelota brinca y los rivales se reproducen como lapas en un campo reducido a un cuadrilátero. La estampa primeriza de Neymar, por los suelos o fuera de pista por las reducidas coordenadas de Vallecas, fue la de todo el Barça, sometido a un engorro, a los pelotazos de Mascherano, con Adriano sin cables, Xavi de palique con el árbitro más que con el balón y todos en general a disgusto en las trincheras. Bueno, todos no. Valdés es hoy en día la gran excepción de este Barça tan confuso.
Valdés es un retén de lujo, como si haber proclamado con firmeza su salida a final de curso le hubiera liberado. Está pletórico, insuperable, como le demostró a Perea tras un cabezazo a un palmo del gol recién comenzado el encuentro, o en el segundo penalti detenido en tres días. El miércoles frustró al Ajax con 4-0, en Vallecas a Trashorras con 0-1, tras ser arrollado sin venir a cuento por un Adriano con la cadena fuera, desnortado. Valdés está iluminado, no distingue la Champions de la Liga, nadie mantiene la voracidad como él. Los demás son menos reconocibles, aún a la espera de que Martino dé con las teclas y el equipo, para bien o para mal, se defina.
El guardameta está pletórico, como mostró con el segundo penalti detenido en tres días
Por ahora, los barcelonistas no son carne ni pescado. Siempre se podrá atener al infinito recurso de Messi, o la inspiración del estajanovista Pedro, puntual goleador ante el Rayo hasta por tres veces. Descontada La Pulga y a la espera de que aterrice Neymar, el medio campo es el diagnóstico más fiable de este Barça. No hay rastro de la que fuera su principal seña de distinción, el sublime catalizador del conjunto azulgrana en estas últimas temporadas de ensueño. Ya no mezclan Xavi e Iniesta, que se dan relevos en la titularidad y casi no comparten minutos. Y cuando tienen tránsito levitan sobre el campo, no pesan. El dictado de estos tiempos, variantes lo llaman Martino y su séquito, les supera. El medio campo ya no es una estación obligatoria, ya no es el laboratorio del juego azulgrana. Y menos en Vallecas, donde el cartel presentó a un Rayo intenso, picante, huesudo. Todo un incordio hasta que, una vez sostenido por Valdés, Messi tomó el mando y en una contra eligió a Pedro en vez de a Neymar, al que ya había asistido sin éxito en otra aceleración previa. Pedro rebajó la fe del Rayo, Valdés se creció en el penalti y de vuelta del descanso, sin tiempo para calentar, de nuevo apareció el extremo canario para sellar el resultado tras una asistencia de Cesc, que hoy es el principal aguador y ha tomado el testigo de Xavi e Iniesta.
No hay rastro de la que fuera su principal seña de distinción: ya no mezclan Xavi e Iniesta
El grupo de Martino solo estuvo cómodo con el 0-2 y ya con el Rayo a punto de irse a la lona. Los de Paco Jémez, valiente como es el entrenador rayista, tiraron la defensa hacia delante y así, hasta en Vallecas hay rendijas. Las distancias son tan cortas que mientras se aclara a este Barça no le hizo falta la elaboración. A la carrera, sin retórica, sin las pausas de antaño, Messi y Neymar cogieron vuelo. El partido era otro, nada que ver con el crudo inicio. Del papel de Valdés al protagonismo de los delanteros. El argentino se quedó a un dedo del gol en varias acciones, lo mismo que el brasileño, ya menos esposado. Sin grilletes, Neymar dejó huellas, por más que saliera frustrado y otra vez sin golear en Liga. Un remate al poste y una asistencia generosa para Pedro en el tercer tanto visitante fueron sus mejores pistas. Futbolista de extraordinario repertorio, aún no se ha adaptado a los formatos, ni al de la Liga española ni al que busca Martino y todavía digieren los de La Masia de toda la vida. Hasta entonces, ahí está Valdés de protector, Messi sigue siendo mucho Messi, Cesc copa el medio campo y Pedro saca partido de su encomiable voluntarismo.
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