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BALONCESTO | EUROBASKET
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La perfección existe

Sergio Rodríguez entra a canasta ante Nedovic.
Sergio Rodríguez entra a canasta ante Nedovic.Chema Moya (EFE)

De vez en cuando, los astrónomos nos alertan de algunos hechos sobresalientes como las alineaciones de determinados astros, planetas u otros elementos que pululan por el inabarcable universo, algunas de ellas sucesos que se producen cada montón de años. Lo que hizo España ante Serbia fue algo parecido. Ante las dudas mostradas en determinados aspectos del juego, muy fundadas por otro lado y reconocidas incluso desde dentro del equipo, la selección se sacó de la chistera una actuación inolvidable, una combinación explosiva de todo el talento ofensivo y defensivo que atesora, una alineación de las mejores versiones de todos sus jugadores puestas al servicio del colectivo y que dieron como resultado uno de los mejores partidos que se le recuerda. Estamos hablando de un equipo que en los últimos 12 años ha rozado muchas veces la excelencia y que se ha presentado a esta cita sin cuatro jugadores capitales, lo que aumenta su mérito. Desde el minuto uno hasta los 40 puntos de diferencia, España fue una apisonadora sin ningún atisbo de piedad sobre los asustados jugadores serbios, que fueron minimizados hasta la nada más absoluta. La sombra de las grandes diferencias perdidas hasta en tres ocasiones durante este torneo provocó que sólo se levantase el pie del acelerador cuando, ni jugando tres contra cinco, el partido hubiese corrido peligro. Un éxtasis de juego, agresividad, acierto, templanza, alegría, solidaridad y unos cuantos valores fáciles de enumerar pero difíciles de poner a la vez encima de un parqué.

La chispa la encendió Rudy, cuya puesta en acción tuvo una importancia capital. Respondiendo a los galones que le otorga su capitanía, hizo desaparecer las posibles sombras con tres triples marca de la casa y lanzó al equipo por una senda que ya no abandonarían. El joven equipo serbio, al primer zarandeo, entró en pánico. Muy bien trabajado tácticamente el partido por parte de Orenga, el equipo tuvo siempre consciencia de las tres grandes debilidades de los serbios, juventud, defectuoso tiro exterior y tendencia a perder balones. El gran comienzo español hizo mucho daño en la bisoñez serbia, la zona fue muy efectiva ante su mala puntería y las recuperaciones, en especial por parte de Ricky Rubio, nuestro mejor ladrón, terminaron por convertir a Serbia en un juguete, tembloroso como un flan, caótico e incapaz de evitar la avalancha de una España cada vez más segura, decidida y festiva.

Siendo la actuación muy coral, los elogios individuales los acapara Sergio Rodríguez, un jugador singular, portentoso y valiente para arriesgar

Siendo la actuación muy coral, los elogios individuales los acapara Sergio Rodríguez. Hubo un momento en que después de una de sus canastas, Marc, que estaba en el banquillo, no hizo otra cosa que resoplar en claro reconocimiento al maravilloso talento de su compañero. Será la barba, o la acertada decisión de volverse de la NBA, o la confianza que le dio desde su llegada al Madrid Pablo Laso, pero cada día que pasa hay que alegrarse más de poder disfrutar en nuestra liga y en nuestra selección de este jugador singular, portentoso en el dominio de balón, valiente para arriesgar donde otros prefieren no hacerlo y que a su baloncesto de patio de colegio, clásico de jugón, ha aportado uno de los tiros de distancia más certeros del baloncesto europeo. Sin dejar de sorprender con sus quiebros y sus pases, algunos en apariencia insensatos hasta que logran alcanzar su destino con precisión, ha dado el gran salto de convertirse en una amenaza desde el exterior, lo que completa un jugador pesadilla para la defensa rival.

Rudy, Sergio Rodríguez, la jerarquía de Marc, los robos de Ricky, la consistencia de Claver, la tranquilidad de Calderón y la siempre positiva aportación del resto, todo cuadró en un día mágico, una tarde en la que España desafió la creencia que la perfección no existe.

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