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Marc: “Dejamos de defender y nos ponemos nerviosos atrás”

El pívot critica que el equipo español vuelva a desfallecer en el último cuarto, como ya ocurriera en el duelo frente a Eslovenia

Faustino Sáez
Marc disputa un rebote con Kavvadas.
Marc disputa un rebote con Kavvadas.ANDREJ ISAKOVIC (AFP)

11 años, siete meses y 16 días después, Grecia logró a derrotar a España en partido oficial. Y lo hizo a la griega. Los de Trinchieri aprovecharon los prolegómenos del encuentro para anunciar que sobre el parquet iban a aplicar más lija que barniz y desde el salto inicial comenzaron a rascar con Marc Gasol como objetivo principal.

Las tres faltas personales del pívot español en los nueve primeros minutos condicionaron el partido y su análisis posterior en las galerías del Stozice Arena. “La tercera falta de Marc nos ha matado”, resumió Mumbrú aun jadeante antes de que apareciera el protagonista. “Esperábamos haber aprendido un poco de lo de Eslovenia, pero nos ha pasado lo mismo”, espetó Marc en su autocrítico resumen. “Ha sido un partido muy parecido. De repente dejamos de defender, nos ponemos nerviosos atrás, empezamos a hacer cosas diferentes…no sé si por cansancio o por falta de disciplina. Intentaremos hacerlo mejor ante Finlandia, ser más fuertes atrás y más generosos en las ayudas”.

En el partido al que aludía Marc, el disputado ante el anfitrión en la segunda jornada de la primera fase en el que España cayó 69-78, él recibió nueve faltas y cometió una. Ante Grecia recibió ocho (las mismas que Spanoulis) y le pitaron tres, todas en el primer cuarto. “No estaba incómodo en la pista a pesar de tener dos faltas y la tercera…bueno…ha sido la opinión del árbitro. Él dice que le doy en la mano, no sé cómo se ha visto por televisión. Es el listón que pone el árbitro y no puedo entrar a valorarlo. Mi trabajo es jugar”, analizó al preguntarle sobre el riesgo de haber prolongado su permanencia en pista. Le pitaron la segunda, en ataque, a 4m 26s para el final del primer cuarto con 6-12 en el marcador a favor de España y aguantó 3m 36s más en pista hasta que llegó la tercera. No volvió a la pista hasta el salto del tercer periodo. 11 minutos sentado en el banquillo en los que Grecia aprovechó para rearmarse.

Tenemos que ser más duros. El reglamento está ahí y vale lo mismo para todos” Juan Antonio Orenga

“En la NBA está acostumbrado a jugar todos los minutos que haga falta y él sabe cuidarse solo”, respondió Orenga cuestionado por los riesgos de mantenerle en la cancha con dos faltas y por la influencia en la decisión del gesto del jugador en contra del cambio. “Fue un partido duro, al límite en cuestión de faltas y nosotros tenemos que ser más duros”, apuntó el técnico mientras repasaba la ficha del partido en la que destacaban los 11 rebotes de Víctor Claver (34-28 a favor de España en el balance general) y las 17 pérdidas de balón de su equipo por las seis de Grecia. “El reglamento está ahí y vale para todos”, cerró Orenga.

En el marco de ese reglamento y en su aplicación, Grecia dispuso de 38 tiros libres por los 18 de España. Más duro con la labor arbitral fue Rudy Férnandez, máximo anotador español junto a Marc con 20 puntos e igualado también con Spanoulis. “Se les ha permitido más de la cuenta y en pequeños detalles se nos ha ido el partido al final. Han estado más duros, más agresivos y se lo han permitido”, contó el escolta. “Eso marca. Las faltas que le han pitado a Marc no se las han pitado a ellos. No hay que obsesionarse, pero sabemos que Grecia es un equipo que al final tiene que estar ahí y se lo han permitido todo con ese doble rasero”. “Para ganar los grandes partidos hay que tener jugadores grandes y nosotros tenemos a Spanoulis”, resumió Andrea Trinchieri, técnico del conjunto griego.

Kavvadas, el carpintero de Grecia

La carpintería venció a la ebanistería en el Stozice Arena. Andrea Trinchieri reclutó para la ingente faena de parar a Marc Gasol a uno de sus carpinteros menos avezados. Vassilis Kavvadas, el jugador griego con menos rodaje en el campeonato con tan solo ocho minutos acumulados en dos encuentros de la primera fase, saltó a la pista en el quinteto titular para sorpresa de la concurrencia con la clara misión de comenzar la operación de desgaste sobre la torre española. Llegó como temporero para reemplazar en los entrenamientos de la preparación a Borousis, de baja por una pequeña fisura en una costilla, pero algo le vio su técnico que decidió prorrogarle el contrato durante un mes para que estuviera en el campeonato. Y ante España se acordó de él.

La labor de zapa del pívot de Panionios se tambaleó cuando a los cinco minutos cometió dos faltas consecutivas sobre el mediano de la saga Gasol. Sin embargo, poco después los árbitros pitaron también la segunda al propio Marc para regocijo de los griegos. Primero una inocente acción en defensa, más tarde una discutible falta en ataque, ambas con Printezis como pareja de baile. Kavvadas se marchó entonces al banquillo con aire ufano y la sensación del deber cumplido.

Spanoulis no desaprovechó la ocasión para hurgar en la herida. En una de sus clásicas penetraciones, con esa cuidada embestida del boxeador que busca el cuerpo a cuerpo que introdujo en su catálogo para emular a su ídolo Nikos Gallis, sacó la tercera a Marc en un confuso palmoteo. Se marchó tenso y frustrado al fondo del banquillo con cuatro puntos y dos rebotes en 8m 40s y no regresó hasta el salto del tercer acto.

Para relajar los ánimos, la heterogénea gramola del Stozice Arena deleitó a los espectadores en el entreacto con una versión del pasodoble ‘España cañí’ y con una ráfaga de ‘Silencio’ de David Bisbal. Pero, cuando el balón volvió a rodar, el ruido se apoderó del parquet; reluciente al final gracias a la carpintería de Kavvadas y a la cera griega.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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