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La “vulnerabilidad” de Ferrer

Tras sufrir una lesión de tobillo y ganar un solo partido en la gira veraniega, jugando “muy mal”, el alicantino usa los cinco sets para reencontrarse

Juan José Mateo
David Ferrer golpea ante Kyrgios en Flushing Meadows.
David Ferrer golpea ante Kyrgios en Flushing Meadows.AFP

“Fantasmas”. “Temores”. “Dudas”. Todo eso, según su entorno, tiene que combatir David Ferrer para llegar a la segunda ronda del Abierto de EE UU (7-5, 6-3 y 6-2 al australiano Kyrgios; le espera Bautista) tras un verano de tinieblas: después de lesionarse un tobillo en Wimbledon, solo sumó una victoria en dos torneos. El alicantino baja las escaleras de lado. Como le ocurre a tantos otros tenistas, su cuerpo emite las mismas quejas que la madera de un barco azotado por la tormenta. Ferrer se enfrenta en Nueva York a grandes tensiones. Defiende las semifinales que alcanzó en 2012 y viene de atascarse en las pistas de Montreal y Cincinnati. “He jugado muy mal”, dice sobre la gira veraniega, en la que penó de los adductores al intentar compensar los dolores provocados en la sindesmosis entre la tibia y el peroné por el esguince de Wimbledon. “Hacía años que no jugaba tan mal. No supe encontrar mi tenis”. En la gran manzana, sin embargo, el escenario es otro. Esto es un grande. Son cinco sets. Pisa su distancia preferida, el terreno de los fieros.

“Lo bueno que tienen los torneos a cinco sets es que los más buenos siempre tienen más margen”, explica Àlex Corretja, el seleccionador español, que vio cómo el alicantino se disparaba en los errores contra Ryan Harrison en el Masters 1000 de Cincinnati. “Eso, aunque no se encuentre bien el primer día o el segundo, le va a permitir coger el ritmo, la forma, las sensaciones, a medida que pase el torneo. Llegar aquí sin haber hecho grandes partidos en Montreal o Cincinnati no debe ser un problema para hacerlo bien”.

“Los cinco sets son muy físicos, pero también muy mentales”, abunda Tommy Robredo, otro treintañero en segunda ronda y uno de los ¡33! que igualaron el récord de veteranía en el cuadro (2012) al comienzo del torneo. Y a los 31, Ferrer, ya se sabe, hace honor a su apellido: tiene una mentalidad de hierro.

Tengo que entrenarme bastante más que mucha gente, ser consciente de que necesito chispa, estar bien física y mentalmente”

“No pude entrenarme todo lo que quisiera. Volver de un parón así cuesta porque estuve 20 días de rehabilitación. Más en mi caso”, argumenta el número cuatro. “Para ellos [Djokovic, Nadal, Murray y Federer] es más fácil recuperarse porque tienen más variedad en todos los golpes”, reconoce. “Yo tengo que entrenarme bastante más que mucha gente, ser consciente de que necesito chispa, estar bien física y mentalmente, porque si falla algo de eso soy un jugar muy vulnerable que puede perder con cualquier otro”, subraya. “Si en algo he estado bien es de cabeza, de actitud, porque era frustrante ver que el tenis no funcionaba como quería. Estuve muy por debajo de mi nivel. Este mes ha sido de los que me he encontrado peor tenísticamente”.

“David viene de casi dos años excepcionales y de repente ha tenido que parar. Cuando no estás acostumbrado a eso, te vienen los fantasmas, los temores, el pensar, ¿es esto muy grave? ¿me van a apartar? Una de nuestras funciones es disipar esas dudas. Eso nos tocó hacer con él en Wimbledon”, explica el doctor Muñoz, de la federación española. “Wimbledon fue un gran esfuerzo para él. No fue un esguince muy grave en cuanto a estabilidad, pero hay cosas que sin ser graves te limitan mucho por el dolor que provocan. Esta es una de ellas. Provoca dolor en todos los apoyos y limita mucho”.

Para superar eso Ferrer colgó la raqueta durante 20 días. Luego, se llevó el disgusto de ganar solo un partido en la gira norteamericana. Finalmente, junto a su familia y Javier Piles, su técnico, se recluyó en un resort mexicano en el que preparó el Abierto en sesiones de mañana y tarde. Así llegó a Nueva York, donde mejoró claramente en primera ronda: esperando que sus derechas, su contrastada capacidad competitiva y la larga distancia de los grandes le permitan aprovechar un cuadro goloso para brillar en el torneo.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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