Cimientos de oro
La conquista del Europeo, 15ª medalla absoluta del baloncesto español en el siglo XXI, refrenda el trabajo de base de la Federación y certifica el relevo generacional en la selección femenina
“Trabajamos desde hace muchísimos años por tener presente y futuro”, cuenta José Luis Sáez, presidente de la Federación, resumiendo la esencia del éxito del baloncesto español mientras las chicas de la selección femenina celebraban, ya en Madrid, el título de campeonas de Europa. El oro conquistado por las jugadoras de Lucas Mondelo el pasado domingo en Orchies ante Francia, la anfitriona, era la 22ª medalla de la historia de la selección absoluta en grandes torneos (ocho en categoría femenina y 14 en la masculina) y la 15ª en lo que va de siglo XXI. Una secuencia excelsa que, en el caso de las nuevas campeonas europeas, refrenda además un trabajo intergeneracional.
La conquista fue la coronación de las dos capitanas que ponían punto final a su leyenda en la selección, Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar, y la licenciatura para una notable camada de promesas. El equipo reunió veteranas y noveles fusionando a la perfección caminos de ida y vuelta en dirección a la posteridad. “El relevo está garantizado. Esta generación tiene grandes mimbres. Son gente muy sana y muy comprometida con la selección. Han aprendido todo lo que tenían que aprender”, señala Aguilar. “Hay mucho nivel. Tienen gen de ganadoras. Se ha transmitido el carácter. Cuando llegan a la absoluta ya conocen la marca de la selección”, refrenda Valdemoro. Con la retirada de ambas, el grupo campeón presenta una media de edad de 25 años y el núcleo del equipo, como ha constatado el campeonato, lo integran, además de Sancho Lyttle (29 años), jugadoras como Alba Torrens (23), Marta Xargay (22) o Silvia Domínguez (26). “Las jugadoras que llegamos a la absoluta estamos acostumbradas a ganar. Mi primer oro lo logré cuando tenía 16 años”, cuenta Xargay. “Cuando tienes la oportunidad de competir a nivel europeo desde tan jóvenes creces muchísimo. En los clubes y en la Federación se está trabajando muy bien desde la base”, explica la escolta.
“El trabajo comienza desde niñas y acaba dando resultado”, analiza Sáez. “Tenemos campeonatos desde los 11 años en los que participan todas las selecciones autonómicas. Promocionamos ese trabajo y destinamos parte del presupuesto a ello. Vivimos de un proyecto, de una estructura. El deporte muchas veces demanda más estructuras que presupuesto”, resume el presidente. Los datos respaldan la apuesta. El baloncesto es el deporte con más licencias femeninas en España (142.923, casi el 20% del total) a gran distancia del golf (segundo deporte con 95.034) y con más del triple que el fútbol (39.023). Coincidiendo con los triunfos de la selección, se ha producido además un crecimiento del 38% (39.550 licencias más que en 2006) en los últimos siete años, periodo en el que las selecciones femeninas han logrado casi una treintena de medallas en todas sus categorías.
El baloncesto es el deporte con más licencias femeninas en España: 142.923
Antes de contabilizarse el último Eurobasket, España era la cuarta potencia europea y la sexta mundial en categoría absoluta en el ránking oficial de la FIBA. En categorías de formación, aun mejora la nota situando a la selección como segunda potencia mundial, solo por detrás de EE UU, y primera europea. Un talento que se cuida desde la base y que, fruto de la crisis, cada vez se exporta más. En la temporada 2012-13 hasta 23 jugadoras españolas han militado en equipos extranjeros, incluidos equipos de la NCAA.
“Trabajamos desde la línea que marca la dirección deportiva que lleva Ángel Palmi con la idea de que todos somos un equipo”, prosigue Sáez. “Hay que detectar en talento, mejorarlo y dotarlo de una estructura técnica estable”, repasa. Los programas de formación y tecnificación de la Federación incluyen operaciones altura desde los 12 a los 16 años, seguimiento específico de casi 250 jugadoras en colaboración con clubes y federaciones autonómicas, campus de trabajo individualizado para jugadoras becadas y el programa Siglo XXI, que se desarrolla desde hace 15 años para moldear talentos que entran en el método FEB desde su primer año cadete (16 años). “Se hace una detección de talentos muy precoz y comienzan a competir desde edades muy tempranas. A competir se aprende compitiendo y eso es una base crucial. La organización deportiva que marca la Federación hace que jueguen y crezcan juntas, mirándose en el espejo de las mayores”, cuenta el seleccionador, Lucas Mondelo. “Cuando llegan a la absoluta lo hacen con un gran sentimiento grupal, con sus roles aprendidos, con jugadores referentes en los equipos y con entrenadores que también estamos educados en ese método”. Un recorrido que constata que los podios del baloncesto español tienen unos cimientos de oro.
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