Del pozo al éxito en un suspiro

La línea divisoria entre el éxito y el fracaso se trazó en apenas un suspiro y tuvo tintes de tragicomedia. En el tiempo de descuento del partido del domingo contra el Huracán de Valencia, el Real Jaén tuvo un penalti a su favor para certificar su ascenso a Segunda División. La pena máxima no solo no se ejecutó (con el 0-0 el Jaén también ascendía), sino que la jugada siguiente dio lugar a un contragolpe donde un jugador del Huracán se plantó solo ante el portero local, pero su pase atrás y el remate posterior de un compañero lo sacó bajo la línea de gol el defensa Raúl Gaitán. La jugada hizo enmudecer a los 15.000 espectadores que abarrotaban el estadio, pero acto seguido el árbitro pitó el final del partido y se desató la locura. El Jaén volvía a la categoría de plata 13 años después de su último ascenso. También lo hizo el Eibar, y ambos acompañarán al Deportivo Alavés y al Tenerife que lo hicieron en la primera eliminatoria.

Acuciado por las deudas, el equipo entró en concurso de acreedores hace dos temporadas

La épica y el sufrimiento con los que el Jaén ha logrado su ascenso define muy bien los avatares de este club modesto que el año pasado cumplió 90 años, pero al que, el gol del Huracán, hubiera condenado de nuevo a coquetear con la desaparición. Acuciado por las deudas, el equipo entró en concurso de acreedores hace dos temporadas para evitar su disolución. Desde entonces, el equipo jiennense ha sido el más fiel ejemplo de las miserias que azotan al fútbol modesto. Sus jugadores tuvieron que reagruparse en pisos para poder subsistir, los desplazamientos los realizaban en taxis cedidos generosamente por la gremial del taxi de la ciudad y el estadio estuvo sin luz ni agua.

“Nuestro sino ha sido sufrir hasta el último minuto”, decía el entrenador del equipo, Manuel Herrero, un exfutbolista de la casa que también jugó en Primera en las filas del Valladolid. A Herrero se le atribuye gran parte del éxito deportivo por haber logrado el ascenso en la temporada donde el equipo tenía un presupuesto más austero y una plantilla formada básicamente por jugadores que destacaban en el fútbol regional de los equipos de la provincia. Su jugador más conocido es el delantero Diego Cascón, ex del Alcorcón, que jugó en el célebre 4-0 al Real Madrid de Pellegrini.

Nuestro sino ha sido sufrir hasta el último minuto”

Pero la del Real Jaén ha sido también la historia de la sensatez. La junta directiva que tomó las riendas del club a finales de 2010, bajo la presidencia de Rafael Teruel, ha logrado reducir la deuda a la mitad (de 11 a 6 millones), el equipo está al día de los pagos e incluso tendrá superávit esta temporada, en la que terminó como campeón del grupo IV de la Segunda División B y donde tuvo el regalo de la visita del Atlético de Madrid en la Copa del Rey.

Con el ascenso a Segunda, que miles de jiennenses celebraron la noche del domingo y ayer lunes en el estadio y en las calles de la ciudad, el Real Jaén otea el horizonte con optimismo. Y parece como si el fútbol hubiera hecho justicia con este equipo, que es el que más fases de ascenso a la Segunda A ha disputado de todo el país. Ha disputado 10 desde que se instauraron a principios de los noventa, con los ascensos ya lejanos en Figueres y Ourense, y las decepciones más recientes ante Villarreal B, Barça B, Ponferradina y Alavés. Hace cuatro años, un gol en propia puerta del defensa Galera cuando intentaba sacar el balón de su portería ante el filial del Villarreal, truncó el ascenso en el último partido. Este domingo, en una jugada similar, el gaditano Raúl Gaitán sí que logró despejar el balón y, de paso, enterrar todos los fantasmas que han perseguido a este equipo.

Gaitán es ahora el héroe local, como lo fue el portero Toni García, decisivo en los penaltis en la pasada eliminatoria ante el Lleida.