Buffon, un héroe cuestionado

La moneda de los penaltis cayó esta vez de cara a Italia, sostenido por su portero y capitán Buffon, más cuestionado que nunca y, a la hora de la verdad, más decisivo. Tras el empate a dos en un partido con prórroga a la que Italia llegó exhausto, Buffon detuvo tres penaltis a los lanzadores uruguayos (a Forlán, a Cáceres y a Gargano). No hubo tregua entre Italia y Uruguay, dos campeones del mundo dispuestos a homenajear el fútbol hasta el último aliento, por encima de una humedad asfixiante del 69% de Salvador de Bahía, cada cual marcando su estilo, más elaborado el italiano y más salvaje el charrúa, fundidos ambos en el abrazo entre Prandelli y Tabárez, antes de la rueda final de los 11 metros, dos entrenadores que engrandecen este juego. Ni siquiera un desatado Cavani, que marcó dos goles, hincó las rodillas de una heroica Italia.

Uruguay e Italia se empeñaron en honrar la Copa Confederaciones, sin desmerecer un encuentro tan fastidioso como el del tercer y cuarto puesto. Italia impuso el toque en el centro del campo, al son de Candreva, una de las revelaciones el torneo, y con la percusión de Diamanti, un proyectil en el pie izquierdo. Esta vez golpeó una falta desde el sector del 8 y la curva tan acentuada despistó a Muslera, pegó primero en el poste y después en la espalda del portero del Galatasaray, desafortunado en toda la competición. El balón suelto, en la línea de gol, lo remachó Astori, el central zurdo del Cagliari, una de las novedades de Prandelli para refrescar una alineación sin apenas respiro tras el extenuante duelo frente a España.

Picado en su inmenso orgullo, Uruguay puso en acción a sus tres poderosos delanteros. Cavani picó de cabeza a gol un centro desde la derecha, pero estaba en ligero fuera de juego. Luis Suárez se encaró con Chiellini en un choque de miradas propias de Ok Corral. Y Forlán disparó de distintas maneras a fin de enterrar aquel penalti errado frente a Brasil. No hubo manera. En la tanda volvió a pifiar una pena máxima. Disparó sin ninguna fe, confirmando la teoría de Del Bosque: los mejores suelen fallar en los penaltis, y no hay manera de ensayarlos. No sirve para nada. 

Aunque Uruguay nunca se rinde y la presión de Forlán a la salida de balón de la defensa azzurra acabó con el balón en los pies de Gargano. El pequeño mediocampista del Inter salió disparado a encarar a los centrales y a dividirlos. El pase fue sencillo hacia la entrada por la izquierda de Cavani, que cruzó con el interior del pie derecho al segundo palo.

A Italia le vino todo el cansancio de golpe y Uruguay se desató al contraataque. En uno de ellos, Forlán sometió a dos disparos consecutivos que rejuvenecieron la agilidad perdida de Buffon, sonriente tras la doble parada. Sombrío poco después, cuando se tragó por el centro del arco un tirazo de falta de Cavani. Cansados para correr, el duelo se trasladó al balón parado. Antes, Diamanti  enroscó tanto y tan fuerte el balón en una falta desde la frontal que cuando Muslera empezó a volar, el cuero ya estaba dentro. Cavani respondió desde más lejos, unos 35 metros. Italia iba cayendo víctima del agotamiento y de las pérdidas en la entrega de Aquilani. Uruguay llegó con más vigor a la prórroga. Así se lo advirtió Tabárez a sus muchachos. "Abran a los extremos que ellos no pueden". Pero sí pudieron. Resistió la azzurra hasta el final. Resurgió Buffon a los 35 años en su penúltimo capítulo como capitán de Italia. Mantuvo la calma y sacó el oficio de sus 132 partidos internacional. Se lo debía el fútbol a Prandelli.

 El resumen del partido