En las piernas y la cabeza
Contador parece menos punzante y Valverde se ve capaz
Ante el batallón del Sky y Froome aparecen principalmente el trío de españoles y Andy Schleck.
- Purito Rodríguez solo corre su segundo Tour, una carrera para la que nunca ha dado el perfil que se consideraba canónico (aunque también eso se pensaba de Van Impe y el diminuto escalador belga ganó un Tour, el del 76, gracias a Ocaña, de todas maneras), pero este Tour, con una contrarreloj plana de solo 32 kilómetros, y tanta montaña la última semana, no es tampoco muy canónico. Purito tiene ya 34 años, una edad que, excluyendo a Armstrong, solo ha producido tres ganadores en los Tours de la posguerra, los siempre llamados viejos Bartali 48, Zoetemelk 80 y Evans 2011. Y este Tour, además, no habrá bonificaciones.
Aunque la longevidad de los ciclistas crece con los años, ese dato juega tanto en contra de Purito como del viejo Evans, que si ganara un Tour en el que cree (eso dice el australiano y eso acepta su equipo, el BMC, que oficialmente deja a su joven Van Garderen el número dos) igualaría, con 36 años, a Firmin Lambot en 1922.
- Alberto Contador, ganador en 2007 a los 24 años, y en 2009 a los 26 (2010 no cuenta por el clembuterol), tiene 30 años, y no parece estar como estaba, no como en 2009, al menos: menos punzante en las subidas, más normal en las contrarreloj (pero logró su última gran victoria, la Vuelta 2012, con una contra genial, y en el último Tour que no ganó, 2011, se manejó perfectamente en los terrenos de la contra y hasta en los de la provocación en los descensos). Solo necesita que sus piernas estén a la altura de su actitud.
- Alejandro Valverde tiene 33 años y nunca ha amado el Tour ni sentido la necesidad de ser grande en el Tour, al que ha maldecido por algunas caídas consideradas culpa de la mala suerte. El murciano lo ha comenzado solo cinco veces y solo lo ha terminado tres. Ha ganado cuatro etapas y su mejor puesto ha sido un sexto. El año pasado terminó 20º. Habla y se manifiesta dispuesto y capaz para ganar y para hacer descarrilar al tren Sky. Solo necesita que su cabeza esté a la altura de sus palabras.
El único de los veteranos que no llega a los 30 es Andy Schleck (28 años), que regresa (una caída en el Giro de 2012 le dejó fuera entonces), y no parece estar como estaba, no, por lo menos, como en 2010, el año de su batalla con Contador infinita, ni en 2012, cuando con su gran ataque en el Izoard fue capaz de jugarse un todo o nada extraño en estos tiempos.
Y por si les faltara algo, todos tienen una pareja de baile, uno jovencito que les acompaña en sus ataques a medias, la moda del momento, unos segundos (el as en la manga lo llaman los estrategas de la nada) capaces de ser el primero si falla el principal (y capaz también de hacer fallar al principal, lo que les provoca malos sueños e indigestiones): Froome tiene a su Porte, su amigo del alma en Mónaco; Evans a Van Garderen, Valverde a Nairo Quintana, Contador a Kreuziger, Purito a Moreno… Y luego están los figurantes de siempre, Van den Broeck, Rolland, Brajkovic, Voeckler, y las esperanzas: Talansky, Pinot, Mollema, Fuglsang…
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