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“Gano con mi tenis, no con la mente”

Juan José Mateo
Nadal, tras ganar su octavo título en París.
Nadal, tras ganar su octavo título en París.clive brunskill (Getty)

Rafael Nadal (Manacor, Mallorca, 1986) se despide de Pau Gasol en un salón del hotel en el que coinciden en París. Es el primer día tras la culminación de una odisea: volver a ganar Roland Garros, por octava vez, su 12º grande, después de siete meses de baja por una lesión en la rodilla izquierda. En los ojos cansados queda aún la huella de la celebración. Sus manos se mueven rápido, acompañando con gestos sus frases.

Pregunta. ¿Qué se siente cuando un contrario le lleva al límite, como Novak Djokovic en semifinales?

Respuesta. Lo único que siento es que hay que aguantar un poco más. Esa es mi única sensación. “Resiste un poco más, que no sabes hasta dónde va a resistir el otro tampoco. Estoy muy mal, pero a lo mejor el otro también está al límite. Intenta forzarle un poco más para ver si terminas ganando”. Ese esfuerzo extra siempre merece la pena, ganes o pierdas. Es un tema de satisfacción personal al volver al vestuario. No tiene precio. Son sensaciones muy complicadas de explicar.

P. Se niega a perder...

R. No es negarme a perder, es negarme a tirar la toalla. Me niego a tirar la toalla. Eso es lo que me hace feliz cuando termina todo: saber que yo he hecho todo lo que he podido, y que si he perdido, he perdido.

P. A veces habla usted del sufrimiento como un amigo, igual que Djokovic…

R. Creo que él también es un gran luchador y un gran sufridor.

P. Pero la mayoría, lógicamente, prefiere sufrir lo menos posible. ¿Dónde nace la diferencia?

R. De la ilusión por lo que haces, de la pasión por lo que haces. De vivir todo lo que haces con pasión. De todo lo que te ha costado llegar hasta ahí, que te hace que no quieras rendirte porque sabes lo que te ha costado llegar. Es un sufrimiento físico, es un sufrimiento mental. Verdad… pero al fin y al cabo estás jugando en una central de Roland Garros, tu sueño desde pequeño, estás viviendo un partido que sabes que es especial, que sabes que pase lo que pase será uno de los partidos del año, por lo que significa. ¿Es un sufrimiento? Sí, pero también es un regalo y una alegría poder estar ahí en ese momento.

P. Antes, para sentirse competitivo, necesitaba entrenarse y jugar mucho. Conquistar Roland Garros con solo ocho torneos en un año demuestra que ya no. ¿Ese resultado reivindica su calidad técnica por encima de su mentalidad y su fuerza física?

R. Es una evolución lógica de la carrera. Cuando uno se hace mayor, tiene las cosas más automatizadas, el juego más hecho, no necesita tanta preparación. Sinceramente, lo del tema mental y físico claro que es fantástico tenerlo a nivel de valores, y de cara a vender esa idea también es muy positivo. Creo que mental y físicamente es verdad que he sido un jugador esforzado, que siempre he intentado superarme. Aparte de la lucha y la entrega, ese valor, como la ilusión por mejorar, es un valor mental muy importante… pero no se puede conseguir lo que he conseguido sin todo lo demás, sin tener un gran drive, un gran revés o un gran control de pelota. A veces nos olvidamos de resaltar esas cosas porque se resalta lo demás.

P. No se puede ganar sin raqueta, ¿no?

R. La fuerza mental y la fuerza física te ayudan en un momento dado del partido, pero para ganar el cómputo global de los partidos lo ganas con el tenis y no con la mente. Partidos con la mente los puedes ganar como el otro día en semis contra Djokovic, pero para ganarlo con la mente tienes que llegar a la situación límite, y a esa situación límite tienes que llegar tenísticamente. Es una combinación de todo. El tenis es lo que me hace llegar hasta donde he llegado y la fuerza mental es lo que me ha hecho conseguir ese extra de cosas que no habría conseguido [sin ella].

Vivo todo lo que hago con pasión. Por todo lo que me ha costado llegar hasta aquí"

P. ¿Que no se aprecie su técnica es por un problema de estética, por no tener un revés a una mano como el de Federer?

R. Si les pregunta a mis rivales creo que le dirán que tenísticamente tengo muchas cosas especiales. Quizás siempre se ha resaltado más la fuerza mental porque he jugado muchísimos partidos largos, de cinco horas, en los que he remontado, muy igualados hasta el final. Este tipo de partidos son los más recordados, es lógico, y mi estilo de juego, de lucha, de entrega, ha favorecido que este tipo de partidos haya ido de la mano con mi carrera. Un Federer, por su forma de jugar, más a tres tiros, no ha tenido esos partidos tan largos en su carrera. Técnicamente, no hay ninguna duda de que es mejor que yo, pero evidentemente yo también soy mejor que la gran mayoría. Si no, no habría podido estar aquí.

P. “El deporte sin metas es una estupidez”, ha dicho usted.

R. Son cosas que siempre he pensado y vivido así. Hay que ser realistas: jugar al tenis sin un objetivo… vale. Le doy con una raqueta y paso por encima de la red una pelota. ¿Qué significado tiene? Muy poco. En sí es estúpido. Los deportes en general son estúpidos si uno no los lleva al máximo. Lo máximo es jugar con un objetivo, con una pasión, con una ilusión. Lo he pensado toda la vida. Cuando voy a jugar al golf intento hacerlo lo mejor posible. La gente se equivoca muchas veces. Dice: “Lo que le encanta es ganar”. A mí lo que me encanta es la competición, el esfuerzo, la concentración de intentar hacerlo lo mejor posible. Evidentemente, me gusta ganar, pero lo que me llena es tener la sensación de hacerlo lo mejor que puedo. Si no, no le veo el sentido al tema. Si no, aceptemos que vamos a reírnos y hagamos otra cosa.

P. ¿Cómo le sienta que sus propios compañeros en el vestuario le vean como un ídolo? En Madrid, habló con Horacio Zeballos, le deseó suerte, y él reaccionó alborozado: “¡Me bendijo el papa!”.

R. No me lo imagino. Sinceramente, me siento cercano a cualquier jugador, especialmente a los que hablan español, porque la relación es más sencilla. No creo que ellos me vean como tal. No lo sé. Yo me siento una persona cercana y creo que me ven así.

Los deportes en general son estúpidos si uno no los lleva al máximo”

P. Ahora vuelve a Wimbledon [desde el 24 de junio], de donde salió lesionado en 2012.

R. El año pasado fui a Wimbledon sin estar bien, estando lesionado, jugué infiltrado. Intenté hacer el esfuerzo por todo lo que significa ese torneo para mí. No pudo ser. Forcé. Todo lo que quise intentar ahí era demasiado límite. No me afectó negativamente en todo lo que iba a pasar después. Cuando llegue este año, el simple hecho de estar ahí es una gran noticia. Es un torneo precioso, que me encanta. Aunque no llegue bien preparado, el simple hecho de estar ahí me llena.

P. Le limpia la cabeza.

R. Me llena, me gusta la sensación de pisar la hierba, de jugar en aquellas pistas, que es una sensación diferente. Para mí, sea cual sea el resultado, siempre vale la pena. ¿Llego peor preparado que otras veces? [por primera vez no jugará sobre hierba antes del torneo] Sí, pero siempre todo se resume en lo mismo: llegar sano, bien físicamente, porque mentalmente creo que voy a llegar bien. Luego, si consigo tener la suerte de pasar algunos partidos, quizás entonces el hecho de no haber jugado un torneo antes se convierta en algo positivo por todo lo que significa de frescura mental. Ahí, todos los partidos son muy difíciles, es el torneo con más incertidumbre del año. La confianza de haber ganado aquí me da ese extra que te puede permitir jugar bien ahí.

P. ¿El Nadal de 2008, que solo le permitió cuatro juegos a Federer en la final de París, es mejor que el de 2013?

R. ¿Tenísticamente hablando? Puede ser. Hay momentos y momentos. El de 2008 tenía cosas que no tiene el de 2013 y el de 2013 tiene cosas que no tenía el de 2008. Si hablamos de puro Roland Garros, quizás sea el mejor que he jugado en mi carrera. Lo que hay que analizar es la globalidad. En 2008 estaba en un lugar en el que hoy por resultados probablemente sigo estando. Son cosas que están en el pasado. Voy mirando hacia adelante.

Wimbledon es el torneo con más incertidumbre del año. Estar ahí me llena"

P. ¿Cuál es el mejor consejo que le dieron durante su baja?

R. Cuando he estado parado he tenido la suerte de tener la familia alrededor, que es muy importante. También a mi equipo, que me ha ayudado a seguir trabajando con la ilusión y la mentalidad necesaria para no perder la forma. He tenido amigos y patrocinadores que han seguido confiando en mí. Eso ha sido una fuente de confianza muy importante.

P. Ha pedido que se haga público el número exacto de controles que se le hace a cada tenista. ¿Le ha molestado que durante su baja hubiera quien pudiera entender que estaba desaparecido?

R. No me gusta cuando sale un jugador y dice: “Me controlan demasiado poco”. Muy fácil quedar bien de esta manera. O decir, me controlan demasiado. [Quiero que sea] Me controlan esto. Tantas veces. Que se haga público. Así no creas la duda, ni esa sensación de que uno queda muy bien porque dice que le controlan demasiado poco y otro queda muy mal por decir que le controlan demasiado. Lo lógico sería que todo fuera público, y así no hay ninguna pregunta sobre estas cosas. ¿Desaparecido? No he estado desaparecido en ningún caso, todo el mundo que me ha querido encontrar ha sabido dónde encontrarme, en mi casa y trabajando cada día.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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