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La última conquista de Vettel

El alemán consigue el primer triunfo de Red Bull en el Gran Premio Canadá, por delante de Alonso, que remontó cuatro puestos desde la salida, y Hamilton es tercero

Oriol Puigdemont
Vettel besa el trofeo del Gran Premio de Canadá
Vettel besa el trofeo del Gran Premio de CanadáPaul Chiasson (AP)

Según el propio Sebastian Vettel, una de las cosas que más le fascinan de Adrian Newey es su mentalidad de piloto de carreras. Si la ambición del prodigioso piloto alemán es tremenda, la de su director técnico en Red Bull, el ingeniero más influyente de la fórmula 1 actual, ocupa más o menos el mismo espacio. Después de haberlo ganado casi todo a base de arrasar con los récords establecidos anteriormente, tanto Vettel como Newey se dedican ahora a seguir conquistando otras parcelas desconocidas. Lo hacen de la mano porque juntos forman una pareja de lo más explosiva, la más fructífera de los últimos años, con tres dobletes de carrerilla y multitud de plusmarcas.

El tercer triunfo del curso del germano le impulsa en la tabla de puntos

Sin más hazañas por delante que la de tratar de alargar su hegemonía el máximo tiempo posible, el dúo más energético del campeonato vive de los retos que se va planteando sobre la marcha, algunos más vistosos que otros aunque todos tengan su intríngulis. Esta vez, a este rubiales con cara de empollón y al flemático genio con pinta de cirujano se les metió en la mollera plantar una pica en el circuito Gilles Villeneuve, un escenario hasta ahora improductivo tanto para Vettel como para su escudería. El tercer triunfo del curso para el chico de Heppenheim supone otra muesca en su lista de objetivos más inmediatos, además de un buen arreón en su escapada al frente de la tabla de puntos. Detrás suyo cruzó la meta Fernando Alonso, que arrancó el sexto y terminó el segundo tras una escalada frenética y brillante que le llevó a quitarse de en medio a Valtteri Bottas (primera vuelta), a Nico Rosberg (en la 31ª), a Mark Webber (en la 42ª) y a Lewis Hamilton (en la 64ª), que completó el podio. Una inmejorable manera de terminar el fin de semana la del español, que el sábado se fue muy cabreado de una cronometrada para olvidar y que gracias al empaque del coche que conduce salió airoso el domingo, “con un segundo que sabe casi a victoria”.

Hamilton moja a Alonso y a Vettel con champán en el podio.
Hamilton moja a Alonso y a Vettel con champán en el podio.CJ GUNTHER (EFE)

La cortina de agua que se instaló en Montreal tanto el viernes como el sábado obligó a los equipos a olvidarse de los neumáticos lisos y tirar de los rayados. Finalmente, las previsiones se cumplieron y el domingo el día se levantó claro, circunstancia que agradecieron unos y maldijeron otros. Tanto Red Bull como Ferrari se cuentan entre los primeros, convencidos ambos del potencial que esconden sus prototipos.

El español tuvo mucho tajo por delante culebreando entre rivales

Tranquilamente colocado en la pole, Vettel hizo aquello que tanto le gusta: salir como un cohete aprovechando una séptima velocidad más corta de recorrido e imponer un ritmo de giro infernal en la primera tanda de vueltas. Cuando el pelotón recuperó el pulso (sexto giro), el líder campaba ya cuatro segundos por delante, machacando el cronómetro en todo momento y en cualquier circunstancia, con los neumáticos blandos y con los más duros, inalcanzable para nadie. Un par de horas antes de la carrera, Red Bull tenía alguna que otra duda acerca del rendimiento que le iba a ofrecer el RB9, sobre todo al medirse en corto con el Ferrari, por la escasez de kilómetros realizados durante los ensayos con el asfalto seco. “Supongo que, en estas circunstancias, saliendo delante, lo mejor será no especular y tirar todo lo que podamos y hasta donde lleguemos”, aseguraba una voz que salía del garaje del búfalo rojo.

Cualquier tipo de incertidumbre quedó resuelta a las primeras de cambio, por el diabólico arranque del tricampeón y por el tajo que tuvo Alonso culebreando entre rivales hasta colocarse a su espalda. Para cuando lo consiguió, a falta de seis vueltas para la bandera de cuadros, su principal oponente en la reyerta por el cetro circulaba más de 15 segundos por delante, un margen demasiado grande y que, de esta forma, aplazó un duelo que hubiera tenido todos los sabores.

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