Las siete vidas de Robredo

Han muerto ya los ecos de los gritos del público (“¡Tommy! ¡Tommy!”), se ha marchado derrotado en octavos Nicolás Almagro (6-7, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-4), y lo que queda sobre la arcilla son las lágrimas de Tommy Robredo, el primer hombre capaz de remontar una desventaja inicial de dos sets en tres partidos consecutivos desde 1927 (Cochet). La grada lleva en volandas al español, que levanta la raqueta reclamando palmas, que juega con el puño apretado para pedir gritos, que convoca al público en su ayuda porque va break abajo en las tres últimas mangas y las tres las gana. Citado en cuartos con David Ferrer, lo que asegura un semifinalista español en Roland Garros, ni París ni el mundo vieron nunca algo semejante. Se llama Robredo, pero ya le dicen el indomable. “Uno nunca sueña con liarla tan gorda. Mis sueños no son pesadillas. Estoy orgulloso”, dice luego el español, ironizando con los sufrimientos pasados en sus tres remontadas y tras ganar por primera vez al murciano.

“El mérito que tiene”, explica Àlex Corretja, el seleccionador, ex número dos mundial y doble finalista de Roland Garros, “es que basa su juego en las piernas. Ha demostrado una fortaleza mental a prueba de bombas. Remontar lo que ha remontado estos días es inaudito. Heroico. Prácticamente imposible”, sigue. “Requiere de un coraje muy grande. Su derecha está haciendo mucho daño, está moviéndose muy bien, y jugando largo con el revés. Su juego de piernas es excelente”, argumenta. “Esto es un premio a la perseverancia y a la constancia. Es emocionante verlo: son muchas ganas de querer seguir superándote. Está siendo muy estable, muy constante, y en la regularidad está el premio”, añade. “Está en un momento con tantas horas de pista que, en cuanto ve un poco de luz, la sigue, la coge. Tiene mucha sensación de pelota”.

Su cruce con Ferrer asegura la presencia de un español en semifinales

Robredo tiene sobre todo hambre de tenis, sed de intercambios, ansias de horas de partido. En mayo de 2012, el español era el número 471 del mundo. Se había lesionado en la pierna izquierda (fibrosis en una adductor y tendinopatía en los isquios). Le habían operado. Poco a poco, él, que fue el número cinco del planeta, va escalando hasta el puesto que ahora ocupa (número 34). Cuando ve que Roland Garros se acerca, define claramente sus objetivos. Renuncia a competir la previa del Masters 1000 de Roma. No juega Niza. Piensa en París, París y París. En volver a pisar unos cuartos en el grande de la tierra por quinta vez y en soñar con sus primeras semifinales.

“Nos habíamos preparado a conciencia para un torneo muy duro”, explica Karim Perona, su técnico, mientras Robredo, tras 3h49m de duelo, suelta piernas en el vestuario montando en bicicleta. “Para tanto no nos habíamos preparado, claro. Ha trabajado muy duro. Le ha puesto mucha garra a todo lo que ha hecho”, se despide el entrenador mientras el doctor Cotorro entra a toda velocidad en el vestuario, cargando plátanos y consejos para la recuperación física.

Desde la segunda ronda, cuando disputó su primer partido a cinco sets, Robredo come cuatro o cinco veces al día (“pollo, pescado o pasta”, cuenta Perona; “va en déficit, tantos partidos a cinco sets son demasiado para el cuerpo”) y se pasa la vida metido en una bañera con hielos. Ahora, en cuartos y tras acumular 12h 15m horas de juego, le espera Ferrer, que vivió una jornada sin sobresaltos (6-3, 6-1 y 6-1 al sudafricano Anderson). A Robredo ya nada le intimida: “Lo que está claro es que aunque vaya 2 sets a 0 abajo seguiré luchando”.

Ayer. Cuarta ronda. Hombres. R. Federer (Sui.)-G. Simon (Fr.), 6-1, 4-6, 2-6, 6-2 Y 6-3. Mujeres. S. Errani (It.)-C. Suárez, 5-7, 6-4 y 6-3. Hoy (Canal+). Partidos destacados. N. Djokovic (Ser.)-P. Kohlschreiber (Al.). R. Nadal-K. Nishikori (Jap.). S. Stephens (EEUU)-M. Sharapova (Rus.)