Feliciano contra “el rottweiler”
El toledano, que estuvo escayolado por una lesión de muñeca, gana 3-6, 6-3, 6-4 y 6-4 a Sousa Se cita para luchar por los octavos con Ferrer, vencedor 6-2, 6-1 y 6-3 de Montañés
“Ahí, a tope”, le dicen desde su banquillo a David Ferrer. Y “a tope” que gana de buena mañana el alicantino su partido de segunda ronda mientras revolotea por la pista, siempre en el aire, siempre en movimiento a la caza de la pelota (6-2, 6-1 y 6-3 a Montañés). “Yo le llamo el rottweiler. Cuando te coge, no te suelta”, resume Feliciano López, que tras imponerse 3-6, 6-3, 6-4 y 6-4 a Sousa será el contrario del número cinco en la lucha por los octavos. Para López eso no es cualquier cosa. Está en París tras superar una lesión de muñeca que empezó “como una tontería” y acabó dejándole dos meses sin competir, escayolado e inyectándose dos veces factores de crecimiento, “porque prácticamente no podía coger la raqueta”.
“Fue duro”, recuerda el toledano, que había perdido a la primera en los dos torneos que había disputado tras superar la lesión. “Aún tengo el codo resentido. Tenía una tendinitis muy fuerte que me provocó un edema en el hueso. La semana justo de antes del Masters 1000 de Madrid empecé a pegarle muy lento a la bola”, añade. “Cuando volví, me costó, porque veía que no mejoraba. Me costó más que lo que esperaba. Con esta edad, un parón de tres meses, es más duro que cuando tenía 20 años. Es evidente”.
A Feliciano y su muñeca les espera ahora Ferrer, una persona sencilla, a la que le gusta mantener un perfil bajo, y que esta semana intenta huir de una pregunta: ¿Es este el mejor cuadro que ha tenido nunca en un grande?
“Nos conocemos mucho. Es un jugador incómodo: saca muy bien, sube a la red… si te hace break es muy difícil contrarrestarle”, describe Ferrer a Feliciano.
“Es un partido muy bonito”, resume el toledano, que sabe que el cara a cara con el alicantino es 6-6, que él ha perdido todos los duelos sobre arcilla, y que en el último, en Barcelona 2012, tuvo dos puntos de partido. “Es un reto muy bonito, contra uno de los cuatro mejores del mundo. Es especial, tengo muchas ganas de afrontarlo. David no regala nada. Está donde está porque se lo ha ganado. Pondré todo lo que tengo. Hay que jugar muy sólido, porque con David el partido es muy largo”.
En París, dos amigos compiten por un puesto en octavos.
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