_
_
_
_

Nadal nunca dice basta

El español remonta 1-6, 7-5 y 6-4 a un impresionante Gulbis y se cita con Ferrer en cuartos para luchar por el número cuatro

Juan José Mateo
Nadal golpea la pelota ante Gulbis.
Nadal golpea la pelota ante Gulbis.Andrew Medichini (AP)

Frente a Ernest Gulbis, en la tercera ronda del Masters 1000 de Roma, Rafael Nadal tarda 28 minutos en apuntarse un juego (5-1). Esto es un pim-pam-pum. El letón gana el punto o falla, dispara tan rápido que no deja que su contrario entre en juego (16 ganadores y 12 errores no forzados al final de la primera manga). Esto es un monólogo en el que Nadal pierde 12 de los primeros 15 puntos, se ve a un paso del 6-0 (0-5 y bola de break), y nunca tiene tiempo para nada: Gulbis pega cada pelota violentamente, tocado por los dioses. El mallorquín, que encaja el tercer 1-6 de salida en su carrera sobre arcilla, sabe que eso no puede durar eternamente, que antes o después su rival jugará a la altura de su ránking (número 46). Nunca cede. Saca por la segunda manga y pierde el servicio. Tiene tres bolas de set al resto y Gulbis se las niega con ataques de genio. Logra break de ventaja en el tercer parcial (4-2), y lo cede. Otro habría sacado bandera blanca. Nadal, no: torturado, gana 1-6, 7-5 y 6-4. El campeón, ruge. Nadal nunca dice basta.

Gulbis, ante Nadal.
Gulbis, ante Nadal.GABRIEL BOUYS (AFP)

Al principio, el mallorquín no se parece al jugador que conquista el domingo el título en Madrid. Llueve durante la mañana en Roma. La tierra está pesada y el cielo encapotado. Sin sol para facilitar el picado alto de su pelota, el mallorquín se cruza con un tenista capacitado por estatura (1,90m) y técnica (magnífico revés a dos manos) para domar su derecha alta, que castiga a rivales de menos envergadura o que empuñan la raqueta con una mano. Es una jornada tormentosa contra un tenista con golpes de ogro, leñador con raqueta. Recuerda, inevitablemente, a aquel día en el que Robin Soderling destronó al mallorquín en Roland Garros 2009.

Nadal, que acaba resquebrajando la derecha del letón, por momentos impecable con el revés, conoce bien la historia de su contrario. En 2008, señaló a Gulbis como uno de los tenistas llamados a estar en la pelea por los grandes y le identificó como uno de los mayores peligros en su camino hacia la conquista de Wimbledon. En 2010 sufrió para tumbarle en Roma. En 2013 tuvo que remontar contra él en Indian Wells, donde salvó el partido con chispazos de talento, por puro genio y no por dominio del juego. Hasta Roma, siempre ganó (5-0), pero en cruces llenos de curvas.

A los 24 años, el número 46 llega a Roma sabiendo que vive una segunda oportunidad en el circuito. Este fue un talento precoz que impresionó por su percha y su estilo: espigado pegador, Gulbis rompía la pelota desde las dos alas. El letón, sin embargo, pronto se convirtió en un jugador con fama de irascible y comodón, que hizo desfilar por su banquillo a un puñado de entrenadores mientras viajaba por el mundo a bordo del jet privado de su padre millonario. Del proyecto de gran tenista se pasó a la caricatura del principito. Falto de resultados, su ránking sufrió un descenso preocupante. Hoy vuelve a estar entre los 50 mejores jugadores del mundo, tras un buen arranque de curso. Hoy, en Roma, aprieta de lo lindo al gigante de la tierra, que busca su suerte desde el corazón y las agallas.

Ferrer necesita ganar a Nadal para mantener el número cuatro mundial

Nadal, sin embargo, no falla a la cita que tiene con David Ferrer, con quien lucha por llegar como número cuatro a Roland Garros, lo que proporcionaría un cuadro más amable. El mallorquín sufre pero gana ante Gulbis, que firma más de 40 ganadores pero se deshace ante su presión en la tercera manga. El alicantino también llega a cuartos tras el abandono de Kohlschreiber. Como los dos se enfrentan el viernes, el pulso ya se mide cara a cara: si Ferrer gana, mantendrá el número cuatro para Roland Garros. Si Nadal vence, tendrá la opción de ocupar el puesto levantando el título en Italia. En Roma, dos gladiadores se preparan para la batalla.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_