“Ni siquiera somos David frente a Goliat”
Roberto Martínez, técnico del Wigan, reivindica la originalidad de su club para ganar al opulento City y emprender un gran proyecto
Estas historias solo suceden en el fútbol inglés. Hoy ya nadie se acuerda de él, pero el Chorley FC, de Lancashire, fue el principal rival del Wigan durante décadas, antes de subir este a la Championship (Segunda División) en 2003 y, dos años después, a la Premier. Esta tarde (18.15), el Wigan visita el santuario de Wembley para medirse al opulento Manchester City en la final de Copa, la FA Cup, el trofeo más querido de Inglaterra. “Ni siquiera llegamos a ser David contra Goliat. El City es muy favorito”, reconoce Roberto Martínez, técnico español de los Latics, acompañado por otros cinco paisanos en el plantel: el portero Joel, los zagueros Ramis y Adrián, y los medios Crusat y Jordi Gómez. Junto a ellos, la estrella Arouna Koné, exdelantero marfileño del Levante.
Wigan es una ciudad de 90.000 habitantes del noroeste de Inglaterra, a unos 25 kilómetros de Manchester. En febrero de 1995, el millonario local David Whelan, propietario de las tiendas de deportes JJB Sports y de los gimnasios JJ Fitness, compró el club, fichó a tres españoles (Roberto Martínez, Jesús Seba e Isidro Díaz, The Three Amigos) y les prometió que algún día subiría a la Premier. Tardó 10 años. Whelan, de 76, también es el dueño del estadio (DW Stadium, sus iniciales), acabado en 1999 por 35 millones de euros para acoger al propio Wigan y al Wigan Warriors de rugby. El fútbol y el rugby de la mano. Firme defensor del partido conservador británico, al que donó 296.000 euros en 2008, Whelan pidió un minuto de silencio en los campos ingleses tras el reciente fallecimiento de Margaret Thatcher. Sin éxito. También fue futbolista del Blackburn Rovers en los cincuenta y la semana pasada les enseñó a sus jugadores del Wigan una vieja reliquia: la medalla de perdedor de la final de Copa de 1960. En ese partido, se rompió una pierna.
El entrenador está acompañado por cinco paisanos en el plantel y el exlevantinista Koné
“Creí en él [en Whelan] y decidí ser parte de su aventura”, recuerda Martínez, que regresó como entrenador al Wigan en 2009 tras una brillante etapa en el Swansea. “Soy un privilegiado de haber podido entrenar al Swansea con 33, sin ni siquiera haberme ofrecido. Y es un gran logro pasar de los 150 partidos en Premier con el Wigan”, explica, orgulloso, Martínez (Balaguer, Lleida, 1973), exmediocentro defensivo del Zaragoza B, en la rampa de lanzamiento de un gran proyecto deportivo siempre y cuando conserve la categoría en la Liga (viene de caer ante el Swansea y es antepenúltimo, en zona de descenso, a tres puntos de la salvación y a falta de dos jornadas para el final). “Las dos próximas semanas definirán los próximos 10 o 15 años del club. Quiero una mentalidad de equipo grande con un estilo propio”, proclama. En mente, seis fichajes para el próximo ejercicio y un empujón para estar entre los 10 mejores de la Premier. “Este club es una historia única y si ganáramos la Copa, la gente cambiaría la percepción sobre nosotros”, agrega Martínez, elegido mejor entrenador catalán del año, ante lo que será hoy casi un derbi frente a Ferran Soriano, alto ejecutivo del City, y a Txiqui Berigistain, director deportivo.
Claro que la realidad intimida al Wigan, incapaz de tumbar al City desde hace cinco años. Para llegar a Wembley, los Latics eliminaron al Everton y al Minwall, en la primera final de Copa en 81 años de historia (es la entidad más joven de la Premier). “Necesitamos divertirnos con nuestro fútbol. La Copa inglesa es el mejor campo para soñar. Mis jugadores lo merecen”, concluye el preparador español. Junto al sueño, un pellizco de dinero. El ganador del trofeo se embolsará 2,1 millones de euros y el perdedor, un millón.
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