Rabat y el triplete de su vida

Quiso el destino que Tito Rabat firmara una de las páginas más importantes de su biografía el primer domingo de mayo. Quiso el destino que este bonachón, de sonrisa fácil, empezara a acumular éxitos un fin de semana en Jerez, después de ocho años en el mundial de motociclismo: se apuntó la primera pole position de su vida el sábado. Y ya el domingo, el día de la madre, logró su primera victoria y firmó por vez primera la vuelta rápida en carrera. Dio la vuelta de honor con una bandera española bien agarrada con su mano derecha. Su felicidad era extrema. El deporte le enseñaba que el dolor no es infinito. Hace poco más de un año, el chico, que está a punto de cumplir los 24, perdía a su madre, Cuca, víctima de un cáncer. Se alejó de Barcelona y de la joyería de papá para pasar horas y más horas en una caravana y dar vueltas y más vueltas al circuito de Almería. Fue, quizá, una suerte de terapia. Y tuvo, también, su recompensa: el escalón más alto del podio, donde rompió a llorar.

Rabat completó un fin de semana excelso con un triunfo incontestable, con una carrera que venció desde la primera posición de la parrilla, que defendió desde la primera curva y en la que fue arañando décimas al cronómetro, con un ritmo brutal y un hambre insaciable: iba abriendo distancias inevitablemente y así se coronó, con más de cuatro segundos de diferencia respecto de Scott Redding. Ocurrió el primer domingo de mayo.

Se coronó con más de cuatro segundos de diferencia respecto de Scott Redding

Y ahora, para sorpresa de la mayoría, es el nuevo líder de Moto2. Su delicada trazada le aportó un extra en este caluroso fin de semana en el sur de Andalucía. Todos los pilotos sufrían y se desesperaban cuando, al cabo de unas vueltas, la temperatura del asfalto destrozaba los neumáticos; él, no era menos, pero un piloto tan fino logra que no le afecte demasiado al ritmo que es capaz de llegar. Y lo demostró en carrera, donde fue sacando metros a Redding, que perdió toda esperanza después de tres vueltas rápidas de Rabat en la primera parte de la prueba. Y como rodaba solo, pues nadie era capaz de seguirle el ritmo, pudo seguir siendo tan fino como le pedía el cuerpo y el sol que brillaba en lo alto de Jerez, de modo que completó una carrera mayúscula y sin errores.

A diferencia de lo que le ocurría a Rabat, que dijo haberse sentido muy cómodo, con sensaciones excelentes, desde que llegó a tierras andaluzas, su compañero de equipo, Pol Espargaró no se encontraba en medio de un circuito con una asfalto tan abrasivo. Le costó engancharse a los más rápidos, pero, tozudo, concienzudo y constante, cumplió con lo que se espera de él, el favorito de este 2013. Mucho más agresivo en su estilo el chico tuvo muchos problemas desde el viernes para rendir con los neumáticos gastados. Y no fue muy diferente en carrera. Pero persiguió hasta la saciedad a Nakagami, que tampoco se resistió a los problemas con las gomas, hasta que pudo rebasarle en la última curva: el japonés tuvo un susto a la salida de una curva y Espargaró aprovechó para meterse por el hueco abierto a la izquierda del piano, por donde trazaba aquel. Pudo, aunque con dificultad, cerrar las puertas en cada viraje hasta cruzar la meta, en tercera posición, por detrás de Redding, que cubrió, también, como Rabat, una excelente carrera, solo que, siempre, un par de décimas más lento. El podio: Rabat, Redding, Espargaró, es también el dibujo de la clasificación de Moto2 en este inicio de Mundial.