Dos penaltis al limbo
Un mal arbitraje perjudica al Deportivo, que con todo sufrió (0-0) ante un Atlético superior, pero sin llegada
Un árbitro nefasto consiguió que el Deportivo sintiera que le escamotearon la victoria en un partido en el que estuvo en el alambre, pero que pudo resolver en sus fugaces apariciones por el área del Atlético. Dos penaltis dejó sin señalar Ayza Gámez, el último en la acción que cerró el partido, una contra al galope que resumió lo acontecido en noventa minutos: un ir y venir sin soluciones en la zona de la verdad, siempre bajo el tamiz de las malas decisiones, las de los delanteros y, sobre todo, las del árbitro.
El Deportivo jugó como un equipo pequeño. No es ningún desdoro, es una realidad: pelea por salvar la categoría y enfrente tenía al tercer clasificado de la Liga. Después de sumar 15 de 21 puntos posibles en las últimas seis jornadas semeja que este redivivo Deportivo reconstruido a toda mecha por Fernando Vázquez puede con todo o tiene argumentos para superar a cualquier rival. No es así. En ese camino, no es poca cosa, salió del descenso, pero lo hizo a costa de vencer, no sin apuros, a oponentes de un pelaje diferente al del Atlético, otro nivel, porque además no hubo respiro para los chicos de Simeone, no hubo lugar al relajo después de dejar pasar la mayor parte de opciones de subcampeonato o en la frontera de la final copera. Fue el Atlético de siempre, sin Arda o Diego Costa, pero con su fiereza habitual, como de costumbre nada sobrado de sutilezas en la concepción del juego, pero sí pleno de tenacidad y orgullo, con la dinamita siempre preparada.
DEPORTIVO, 0; ATLÉTICO, 0
Deportivo: Aranzubía; M. Pablo, Aythami, Zé Castro, Ayoze; Juan Domínguez, Álex Bergantiños; Bruno Gama, Valerón (André Santos, m. 85), Camuñas (Evaldo, m. 73); y Riki (Nelson Oliveira, m. 76). No utilizados: Lux, Kaká, Jesús Vázquez y Assunçao.
Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godin, Filipe; Gabi, Mario Suárez, Raúl García (Óliver, m. 73); Adrián (Saúl, m. 80), Falcao y Cebolla Rodríguez (Arda, m. 65). No utilizados: Sergio Asenjo, Cata Díaz, Insua y Tiago.
Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Godín y Bruno Gama.
Unos 34.700 espectadores en Riazor.
El Atlético, que a falta de cuatro jornadas para la conclusión del campeonato ya tiene asegurada una plaza en la próxima edición de la Liga de Campeones, es más equipo cuanto más cerca de la portería rival opera. Y por ahí jugó con fuego el Deportivo, por momentos confinado en su área, ceñido a posesiones fugaces. Al equipo de Vázquez le convenía el respiro porque nada como la pelota para defenderse del rival, pero optó en demasiadas fases del juego por dar una vuelta de tuerca, por galopar y finalizar rápido. Creció al menos en cuanto sintió que el Atlético amagaba más que daba, cuando Falcao dejó de aparecer o lo hizo en terrenos irrelevantes. Medró, obviamente, en las contadas ocasiones que la pelota pasó por Valerón y Juan Domínguez, dos tipos que leen el juego por el mismo manual. Cuando encontró ese pase intermedio para organizar su ataque le hizo daño el Deportivo al Atlético, por más que las vías hacia Riki fueran demasiado tenues. Tanto que el futbolista que más ensayó el remate ante Courtois fue el lateral Ayoze.
En ese ir y venir el partido transcurrió sin sustos para los porteros, sí para el árbitro. Ayza consiguió enervar a todos con ese estilo al pito consistente en pitar una de cada tres faltas cometidas. Una de ellas fue en el área del Atlético, un penalti de Miranda a Bruno Gama. Al margen de los desastres arbitrales, durante una hora larga, o más bien una larga hora, apenas hubo más producción. A estas alturas destaparse es un riesgo que hay que saber medir y el Deportivo ya se ha exhibido en cueros bastantes meses esta temporada. El paso de los minutos le invitó a juntarse aún más, a no ofrecer rendijas. Tras sumar de tres en tres ante sus rivales directos, el Deportivo ha percibido la importancia que tienen los empates, que todo ayuda a la suma final. Ya lleva tres consecutivos. Por eso se guardó ante un Atlético que nunca dejó de ser codicioso al menos intenciones y en el que Simeone concedió poco más de un cuarto de hora a Óliver, que mostró retazos de la jerarquía que se le anuncia. Con él, con Arda, que entró por un irrelevante Cebolla Rodríguez, con Adrián y Falcao, buscó un segundo aliento y encontró el manejo que antes le había faltado. Para entonces primaba el cansancio, las medulares ya no ajustaban tanto y el repliegue era más moroso. Se mostró Gabi con un zapatazo a la escuadra y un gol del Atlético, en un balón cruzado que pasó ante defensores y atacantes, se cayó del marcador por fuera de juego señalado por el asistente de Ayza. Eran demasiados sustos como para que el Deportivo no firmara con alivio el empate final, pero sobre la hora una contra culminada por Evaldo se estrelló en el brazo de Juanfran. Y Ayza entonces, por segunda vez, renegó del punto de penalti.
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