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Bianchi castiga el sobrepeso

El técnico del Boca descarta por gordo a un jugador antes de enfrentarse al Corinthians El defensa Chiqui Pérez, muy molesto: "Me piden que esté en 91 kilos. Lo voy a laburar"

Chiqui Pérez con la camiseta de Boca.
Chiqui Pérez con la camiseta de Boca.

Hasta la báscula le da dolor de cabeza a Carlos Bianchi en esta nueva etapa al frente de Boca Juniors. Puso sobre ella por sorpresa a sus jugadores y descartó por sobrepeso a uno de ellos, el defensa Claudio Chiqui Pérez, para el choque de mañana de octavos de final de la Copa Libertadores ante el Corinthians, en una revancha de la final de la pasada edición conquistada por los brasileños. “Andan diciendo que estoy gordo, pero la camiseta de Boca, que es L, no me entraría. Me molesta todo esto”, apuntó el ex de Belgrano. “Me piden que esté en 91 kilos. Lo voy a laburar y lo voy a lograr”, añadió en un arranque de optimismo. Sí jugará Riquelme, aunque lesionado, con un pequeño desgarro en el músculo isquiotibial. “No tengo que salir picando al 100% como Chelo Delgado o Lautaro Acosta, que no podría jugar desgarrados. Yo sé que puedo controlarlo”, explicó Riquelme, de 34 años.

Bianchi (Buenos Aires, 1949) ha decidido tomar medidas drásticas después de sumar el pasado domingo la undécima jornada sin ganar en la Liga argentina, tras perder en La Plata contra el colista, el Estudiantes de Mauricio Pellegrino, igualando el récord sin victorias de 1957. No levanta cabeza el equipo xeneize pese a la vuelta del Virrey hace cuatro meses, tratando de reverdecer viejas glorias, como los nueve títulos coleccionados (cuatro Ligas, tres Copas Libertadores y dos Intercontinentales) o los 40 partidos sin perder entre 1998 y 1999. Ahora, sin embargo, son todo son manchas en el expediente de Bianchi, que cayó ante San Martín por 6-1 el pasado día 13 en otra derrota histórica equiparable al 7-1 de 1940 ante Independiente.

Boca teme a Emerson Sheik, verdugo de los argentinos en la pasada final de La Libertadores

El Corinthians, por su parte, se presenta con sus mejores galas, sobre todo en el ataque, donde destaca Emerson Sheik, verdugo de Boca el año pasado con sus dos goles en el 2-0 de la vuelta en Pacaembú. El delantero brasileño nacionalizado catarí (de ahí lo de Sheik), de 34 años, fue detenido en 2006 por la policía de su país por haber falsificado su fecha de nacimiento para quitarse tres años. Emerson comparte ahora cartel en el ataque con el peruano Paolo Guerrero. Son favoritos ante un Boca preocupado hasta por su propio peso.

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