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Un partido de dos velocidades

Después de sestear al inicio, Sevilla y Valladolid intercambian golpes (1-1) en un duelo roto

Navarro centra ante Ebert (i) y Reyes (c).
Navarro centra ante Ebert (i) y Reyes (c).R. García (EFE)

El Valladolid y el Sevilla jugaron dos partidos en uno. El primero fue espantoso, el habitual de quienes ya no se juegan nada y solo esperan que llegue el final sin sobresaltos. El segundo, tras el descanso, cuando el Valladolid se había puesto por delante, fue un choque tenso, a toda velocidad, lejos de toda especulación, de cualquier reserva, que solo sirvió para que cada equipo recogiese un punto y que no les acerca demasiado a sus objetivos, ni a Europa ni a la permanencia.

El partido tuvo síntomas de congelación desde casi el primer momento porque el Sevilla apareció en Zorrilla empachado de campeonato. Lejos de los puestos europeos, sin problemas con el descenso, con las bajas de los medios titulares, el equipo de Emery se dejó llevar y renunció a cualquier propuesta que le diese alguna ventaja sobre el rival. El jaleo que Navas provoca normalmente en su banda era insuficiente y casi estéril porque los otros nueve jugadores no estaban en el mismo ritmo, casi no estaban en el mismo partido. El Valladolid, visto que el Sevilla no quería pelear, lo tuvo fácil para hacer lo que quería, controlar, barajar a los interiores entre las dos líneas de defensa de Emery, dejar que los laterales llegasen una y otra vez por su banda y esperar a que Óscar o Ebert acertasen a filtrar un pase válido para Javi Guerra, pero el tiempo pasaba y el viento y el frío iban llenando el partido de errores.

Con uno que no quería, el Sevilla, y otro que no podía, el Valladolid, solo Navas se esmeró en encontrarse con el balón, y con el extremo en funcionamiento a los suyos les alcanzó para probar en un par de ocasiones a Jaime. Y cuando el partido viajaba muerto de hambre hacia el descanso apareció Ebert y regaló un pase profundo a Guerra para que el delantero colocase el balón por encima de la salida de Palop. El Valladolid conseguía recoger algún rendimiento a su dominio y el Sevilla encontraba una razón más para hundirse en su aburrimiento.

VALLADOLID, 1 - SEVILLA, 1

Real Valladolid: Jaime; Rukavina, Jesús Rueda, Marc Valiente, Balenziaga; Álvaro Rubio, Víctor Pérez; Ebert, Óscar, Larsson (Bueno, m. 65); y Javi Guerra. No utilizados: Dani, Baraja, Omar, Sastre, Peña y Manucho.

Sevilla: Palop; Coke, Fazio, Cala (Alberto, m. 58), Navarro; Maduro, Javi Hervás (Perotti, m. 64); Jesús Navas, Rakitic, Reyes (Israel Reyes, m. 87); y Negredo. No utilizados: Julián, Del Moral, Baba y Cicinho.

Goles: 1-0. M. 40. Javi Guerra finaliza un contragolpe de Ebert. 1-1. M. 62. Negredo, de penalti.

Árbitro: Undiano Mallenco. Mostró tarjeta amarilla a Cala, Hervás, Marc Valiente y Ebert.

Unos 17.000 espectadores en Zorrilla.

Pero el Sevilla regresó con el gesto cambiado. Reyes y Negredo comenzaron a colaborar con Navas y el resultado fue un penalti dudoso por mano de Marc Valiente que Negredo convirtió en el empate. Emery había movido piezas, el balón y el peligro cambiaron de bando y Jaime comenzó a trabajar a destajo para mantener el resultado. Djukic retrasó la posición de Óscar, y con eso y la velocidad de Ebert le alcanzó para empatar a golpes con el Sevilla. El extremo alemán envió un disparo al palo, Guerra envió un remate en boca de gol por encima del larguero y lo que había sido un bodrio terminó en un choque intenso, divertido, roto por momentos y que acabó en empate a solo un gol por pura casualidad.

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