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El festival de Jaime amarga al Granada

El portero del Valladolid deja su sello en un encuentro en el que El Arabi firma el empate para los locales

Rafael Pineda
El Arabi, autor del gol del Granada, pelea el balón con Rubio.
El Arabi, autor del gol del Granada, pelea el balón con Rubio. MIGUEL ANGEL MOLINA (EFE)

Lo intentó siempre el Granada, al que le iba la vida en el partido. Mereció ganar por empuje y ocasiones, pero su esfuerzo se funde en su incapacidad en el área rival. Peleó tanto que acabó preso de sus nervios, aunque sería desleal no destacar su enorme sacrificio. Le tocó sufrir a Jaime, el portero del Valladolid, que regresó a la titularidad con una actuación brillante. Hasta en seis ocasiones sus paradas resultaron decisivas, lo que acabó por amargar al Granada, al que Buonanotte le dio la vuelta con su entrada en el campo. El Valladolid, mantenido por un golazo de Ebert, se llevó un punto que casi sella su salvación. Superado en muchas frases del partido, tuvo diez minutos en la segunda parte en los que sorprendió al Granada. El empate le vale. No tanto al equipo andaluz, al que le queda un suplicio por delante.

GRANADA, 1-VALLADOLID, 1

Granada: Roberto; Nyom, Diakhaté, Mainz, Siqueira; Torje (Buonanotte, m. 63), Recio, Mikel Rico, Nolito; El Arabi e Ighalo (Aranda, m. 76). No utilizados: Toño; Juanma Ortiz, Íñigo López, Lucena e Iriney.

Valladolid: Jaime; Rukavina, Rueda, Marc Valiente, Balenziaga; Álvaro Rubio, Víctor Pérez; Ebert (Bueno, m. 69), Óscar (Sastre, m. 75), Larsson (Omar, m. 84); y Javi Guerra. No utilizados: Dani; Baraja, Peña y Manucho.

Goles: 0-1. M. 58. Ebert, de falta directa. 1-1. M. 73. El Arabi.

Árbitro: Delgado Ferreiro. Amonestó a Torje, Diakhaté y Recio.

Los Cármenes. Unos 18.000 espectadores.

El Granada vive con demasiada ansiedad. Hace ya muchas semanas que se disipó el aire fresco que supuso la llegada de Lucas Alcaraz y los fichajes invernales, con lo que el resultado se plasma en un equipo sin control, precipitado, al que le pierden las prisas. No juega mal al fútbol, pero es tal su congoja que todo lo bueno que produce muere en el alma rival. El Valladolid, al que ya casi todo le da lo mismo, fue un rival aplatanado, que apenas metió la pierna para mecerse con dulzura en una fantástica relajación. A priori, el choque era propicio para que el Granada obtuviera el triunfo después de ocho choques sin ganar. Por eso fue natural el ímpetu con el que el equipo de Alcaraz saltó al terreno de juego. El Valladolid no quería mucha batalla y por eso aflojó bastante en la serie de acercamientos del Granada sobre el área castellana. Con lo que no contaron los andaluces fue con la gran actuación de Jaime, vital en la catarata de ocasiones de los granadinos. Todo lo que olía a gol fue frustrado por la gran actuación del meta, que regresaba a la titularidad. Primero fue en una mano prodigiosa a remate de cabeza de El Arabi. Luego, en dos intervenciones felinas a disparos de Ighalo y Mikel Rico, Jaime festejaba su regreso al once. Una actuación destacada después de un buen número de partidos sin jugar. En ataque, el Valladolid no existió, solo sustentado por su portero. El Granada, difícilmente podía hacerlo peor en el área contraria.

Algo debió decir Djukic al descanso. Aunque casi salvado, tampoco era normal la falta de combatividad del Valladolid. Se activó Ebert, su mejor hombre, capaz de romper en velocidad a la lenta defensa del Granada. Diakhaté se jugó la expulsión al detenerlo al borde del área. Ebert se vengó con un golazo de falta.

Tal y como marcó el alemán, fue sustituido. Un alivio para el Granada, que angustiado se lanzó a por el empate. Lo tuvo Nyom, en un disparo al palo, pero fue El Arabi el que, de una vez por todas, se sacudió de su mala fortuna para batir a Jaime. El balón de Buonanotte, magnífico, fue muy bien rematado por el marroquí. Por una vez había podido superar a Jaime. Por una vez el portero no fue protagonista. El Granada lo intentó hasta el final, pero no encontró premio a tanto dominio e intensidad. Acabó roto y llorando su falta de gol.

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