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El factor Augusta

Gonzalo soporta el "circo" de jugar con Tiger y Sergio García repite canción: "En este campo hago más golpes de los que me merezco"

J. M.
Gonzalo Fernández-Castaño se lamenta tras un mal golpe.
Gonzalo Fernández-Castaño se lamenta tras un mal golpe.DON EMMERT (AFP)

“Si jugar con Tiger ya es un circo, lo de hoy va a ser el Cirque du Soleil”. De este modo se preparaba Gonzalo Fernández-Castaño para su partido junto a Woods después de que el Masters sancionara con dos golpes al Tigre y disparara así la expectación por ver su reacción sobre el campo. Gonzalo comprobó otra vez en primera persona lo que supone jugar con Tiger al lado, no solo por lo que representa tener cerca al número uno del mundo, sino por la marabunta de seguidores que mueve para seguirle. El madrileño jugó dos partidos, uno sobre el césped y otro tratando de aislarse del “circo”. Bullicio, tensión, cámaras enfocando… eso es salir con Woods.

La paciencia le duró a Gonzalo los nueve primeros hoyos, en los que se colocó con cuatro bajo par y los líderes a tiro. Pero sucumbió en los nueve siguientes con tres bogeys, uno de ellos de nuevo en el cierre del 18. “Jugar con Tiger en el Masters es una experiencia increíble. He aguantado el tipo. Ya me había quitado la espina de jugar con él en otros torneos. La primera vez impresiona. Es como un videojuego al que pudieras tocar. Aunque más que el factor Tiger, me ha podido el factor Augusta. No he pateado bien”. El genial birdie del 9, con un putt muy largo, fue su última alegría del día. “Aquí no puedes ser muy agresivo, porque te pilla el toro”, resumió, feliz pese a los 73 golpes finales de su concurso en este grande: “Disfruto cada minuto. Tener una oficina como esta es incomparable”.

Sergio García, en el 18.
Sergio García, en el 18.AFP

Gonzalo es 15º, con 215 golpes, a seis de la cabeza. Igual que Sergio García. El Niño tampoco tuvo el día fino y firmó otros 73 impactos, uno sobre par, con un doble bogey en el 11 incluido. Lo suyo es más una cuestión de desencuentro eterno con Augusta. Aunque celebrara el coliderato el jueves, no ha vuelto a bajar del par del campo. Este sábado firmó buenos golpes pero resultados más comunes. Un birdie que se le escapó por un dedo en el 9, después de un putt curvado y cuesta abajo, simbolizó su frustración. “Es lo de siempre. Este campo son centímetros. No es algo nuevo. Hago más golpes de los que me merezco”. La historia de casi siempre del Niño y el Masters.

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Sobre la firma

J. M.
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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