De repente, un relámpago en la nieve

Carolina Ruiz, de 31 años, ha ganado este sábado el descenso de Méribel (Francia): voló por los 2.660 metros del recorrido en 1m 42,56s. Nunca un español había triunfado en la especialidad reina del esquí, puro vértigo, puro sprint, y ninguno lo hacía en la Copa del Mundo desde que María José Rienda lo hizo en eslalon gigante (2006). A un año de los Juegos Olímpicos de Sochi 2014, la selección piensa en algo más que en una competidora que luche por las medallas: sueña con una cara que enganche al público y le atraiga hacia los deportes de invierno, donde España solo había celebrado 11 triunfos en la Copa del Mundo, todos en especialidades técnicas. “Esto tiene mucha importancia. Es como tener un Alonso”, explica por teléfono Rienda, que logró seis triunfos en eslalon gigante. “Esto es tener un referente", continúa, aunque el éxito haya llegado en la treintena y sin que se atisben relevos. "No hay casualidades. Hay mucho trabajo detrás. Hay quienes llegan con 18 años, y quienes ganan con 35 o con 36. Hace años que Carolina apostó por las disciplinas de velocidad. Gracias a ella se va a hablar de los deportes de invierno, la gente se va a interesar, y eso es muy importante. Es un premio al trabajo”.

Nunca me rendí. Son muchos años de que no salgan las cosas" Carolina Ruiz

Es, también, un efecto inesperado de la crisis económica. Ruiz, nacida chilena y residente desde niña en Granada (“Gracias Sierra Nevada por vuestro apoyo, estoy super contenta, por fin se ven los frutos”, tuiteó ayer), ya no se entrena con el equipo español. Llegó la crisis. Menguaron las subvenciones. La Federación española de deportes de invierno empezó a firmar acuerdos de colaboración con la francesa y la italiana, para compartir entrenamientos.

“Y este es el primer año que ha hecho la pretemporada con los franceses”, explica Rienda —hasta ahora la única triunfadora española en Copa del Mundo junto a los hermanos Paco y Blanca Fernández Ochoa—, sobre los entrenamientos de Ruiz. “Es superimportante entrenarte con un equipo grande, porque hay que cerrar casi tres kilómetros de pista y durante todo ese trayecto tienes que tener técnicos que te digan que ese trazado está bien”, continúa sobre la especialidad de velocidad, en la que se superan fácilmente los 100 kilómetros por hora. “Con un solo entrenador, no tienes tiempo. Necesitas un gran equipo detrás que cubra todos los puntos negros del recorrido que se va a encontrar el corredor. Entrenándote con un gran grupo, además estás con corredoras con experiencia para aprender y que ellas aprendan de ti. Es recíproco”, continúa. “Este año está empezando a tener sus resultados. Le tocaba explotar, eclosionar, y lo ha logrado”, cierra.

“Hace 10 años, solo me dedicaba al eslalon gigante, con María José”, dijo en Francia Ruiz, que hace 13 años logró un segundo puesto en el gigante de Sestriere (Italia), y, según quienes la conocen bien, sufrió para digerir el éxito, que le había llegado con 18 años. “Cuando me pasé a la velocidad, me encontré aislada. Me encontré con muchos muros. Los inicios no fueron fáciles, pero ya llevo muchos años entrenándome normal y últimamente no me falta de nada”, añadió. “Nunca sabes si va a llegar o no el triunfo. Lo principal es creer, y luego ver. El esquí no es siempre un deporte regular. Las condiciones pueden llegar a ser muy variables. Estoy muy feliz, porque nunca me rendí. Hice una bajada muy limpia”.

El descenso es un territorio poco explorado en España. Nadie se había graduado como la granadina en la especialidad del vértigo. Su prueba es a los deportes de nieve lo que la F-1 al automovilismo: requiere una exigente preparación física (“mire las fotos”, dice Rienda; “para coger esas posiciones hay que estar muy fuerte”); técnica (“hay que pulirla desde jovencitos para llegar a las posiciones que toman dentro de una curva, haciendo resistencia”) y psicológica (“hay que adaptarse a cualquier tipo de terreno”).

El ganador se ventila en menos de dos minutos. En Méribel, donde la siguió la alemana Hoefl-Riesch (a 20 centésimas) y la francesa Marchand-Arvier (a 21), el triunfo fue de Ruiz, conquistadora de los 2.660 metros del recorrido con 718 de desnivel. Junto al patinador Javier Fernández, una esperanza olímpica para España.