No valen medias tintas en Milán
El Barça mide su potencial ante un jerárquico rival que siempre ha competido bien con los azulgrana
El Barça mantiene un comportamiento excelente en un torneo regular como la Liga. Ningún rival ha podido seguir el ritmo del equipo y mucho menos los goles de Messi: 37 en 24 jornadas, 301 en su carrera en el Barcelona. Fiable en una competición a largo plazo que se gana día a día, ahora se trata de calibrar sus posibilidades en la Liga de Campeones, un desafío diferente y más rimbombante, difícil de controlar, condicionado por los detalles. El mano a mano acostumbra a ser tan diferente del juego de todos contra todos que hay clubes famosos en el mundo por su genética Champions, una estirpe a la que se ha incorporado últimamente el Barcelona, semifinalista de las últimas cuatro ediciones, y a la que pertenece desde hace tiempo el Milan.
El auténtico valor global del equipo de Vilanova, ahora entrenado por Roura, se sabrá a partir de su trayectoria en Europa. Los partidos como el de hoy exigen una especial atención de los jugadores y un esmerado trabajo táctico, porque los errores penalizan; no vale equivocarse. No se ganan con la gorra, o con el piloto automático, y a veces no alcanza con la voluntad, sino que demandan una buena puesta a punto y una excelente visualización. El valor de un tanto puede ser decisivo, y al Barça se ha acostumbrado con exceso al intercambio de goles, sabedor de que cualquier balance siempre cae del lado de Messi: Ya son nueve partidos seguidos en los que Valdés o Pinto han tomado al menos un gol, un riesgo en Milán.
Dos muchachos de 18 y 20 años, Niang y El Shaarawy, lideran ahora al equipo de Berlusconi
Aunque le falta Villa, precisamente un seguro goleador, el Barça acude al encuentro con sus futbolistas más aclamados, sobre todo Messi, cuatro veces ganador del Balón de Oro. Hoy es un equipo redondo, victorioso por otra parte en sus duelos con el Milan desde 2004 —cuatro victorias y tres empates— y advertido repetidamente de la dificultad que entrañan los partidos de ida de los octavos de final de la Champions. No se maneja muy bien en sus retornos a la competición europea: ya lo pasó muy mal en cancha del Lyon de Benzema, el Stuttgart de Molinaro y el Arsenal de Cesc antes de ganar el año pasado en Leverkusen.
No se fían los azulgrana del Milan, un equipo en permanente estado de transición, ahora liderado por dos muchachos de 18 y 20 años como son Niang y El Shaarawy, autor de 15 goles. Tiene un medio centro de juego rápido en Motolivo y alternativas ofensivas como Pazzini o el joven exazulgrana Bojan. Pasa por un buen momento de forma —siete partidos sin perder— y siempre compitió bien con el Barça. El laboro silencioso de Allegri contrasta con la estridencia que provocan el presidente Berlusconi —ha pedido al entrenador una marca al hombre para Messi— y su estrella Balottelli, baja para la Copa de Europa.
Recela el Barça tanto del rival como del campo, irregular y duro, al tiempo que confía en el buen tino de Messi, al que no se le borra de la cabeza el penalti fallado la pasada edición contra el Chelsea. El 10 quiere reconquistar la Liga y la Champions. El recorrido comienza hoy en Milán.
Allegri: “No somos una víctima”
“Jugamos contra el mejor equipo del mundo, pero no acepto que en estos 15 días se hable de nosotros como una víctima”, advirtió ayer Allegri, entrenador del Milan, cansado de la fanfarria de favorito que la prensa ha colgado al Barça. “Hemos hecho buenos partidos con el Barcelona”, añadió. “Hay que crear las condiciones para pasar la ronda: jugar con serenidad, ser valientes con el balón e incisivos en ataque y, claro, tener fortuna”. “No creo que se pueda hablar de favoritos”, responde Zubizarreta, director deportivo del Barça. “El Milan va a competir bien”. Y, ante un calendario tan exigente como el que aguarda al equipo azulgrana, con partidos contra el Milan y el doble enfrentamiento de Liga y Copa con el Madrid, el directivo respondió: “Los elefantes se comen poco a poco”.
Puyol, que tiene al Milan como a su segundo equipo, perseveró en la misma idea: “el Barça deberá hacer las cosas bien o lo pasaremos mal”, advirtió. “Los italianos son fuertes tácticamente y están creciendo mucho como equipo”, insistió. “Habrá que estar concentrados y salir fuertes al campo. Los partidos que nos vienen son casi todos como finales y como tales hay que jugarlos”.
Jordi Roura, el entrenador en ausencia de Vilanova, recogió el testigo del capitán: “El Milan siempre da miedo en San Siro. Habrá que mejorar aspectos como el de los goles encajados. Puede que un día no nos dé tiempo a remontar el partido”, señaló.
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