Hungría, la ‘España del Este’
Con dinero público, la vuelta de Nagy y el desembarco de jugadores y técnicos españoles, el balonmano magiar, rival hoy de los de Valero, trata de fortalecerse tácticamente
Para este balonmano moderno donde el físico juega un papel preponderante, jugadores como los húngaros, que saltan, corren, chocan como pocos. La selección magiar, rival hoy de España (19.00, Teledeporte), carece, sin embargo, del orden táctico con el que cuentan otros equipos. Una carencia que ya tratan de paliar algunos de los clubes más relevantes, con la incorporación de técnicos y jugadores españoles. Caso del Veszprem, de Antonio Carlos Ortega, o del Pick Szeged, que esta semana ha anunciado la contratación del exseleccionador Juan Carlos Pastor.
“Físicamente somos muy duros, pero tácticamente tenemos que mejorar muchas cosas. No es algo que se haya trabajado mucho en Hungría hasta ahora”, admite Laszlo Nagy, la gran estrella magiar, piedra angular del Veszprem, al que se incorporó esta temporada después de 12 años en el Barcelona: “Allí lo aprendí todo; la profesionalidad, la mentalidad a la hora de jugar. Si ahora tengo este nivel como jugador es gracias a mis excompañeros, algunos de los mejores del mundo”, comenta en el hotel de concentración, sonriente, encantado de regresar a España.
Físicamente somos muy duros, pero tenemos que mejorar”, admite Nagy
De su época como azulgrana, se llevó también una forma de entender el balonmano. “La preparación de los partidos, enfocada en el equipo rival, el uso de los vídeos... todo es un poco diferente”, explica. “Por lo que hablamos con nuestros compañeros, lo que más ha cambiado es que ahora intentamos jugar de una forma más organizada”, ahonda Chema Rodríguez, central del equipo de Nagy, que en la Liga de Campeones camina con paso firme como líder del grupo del Atlético y del Kiel, actuales subcampeón y campeón, y en el que también juega Cristian Ugalde. “Ahora se trabajan los sistemas ofensivos y defensivos. Antes quizás eran más libres. Ha cambiado el porqué de las cosas, que todo el mundo entienda que no se hacen las cosas porque sí”, añade Rodríguez.
El regreso de Nagy no se comprende sin la cantidad ingente de dinero con la que el Gobierno húngaro contribuye al desarrollo del balonmano y de los principales deportes en los que el país tiene opciones en unos Juegos. Un dinero que ayudó al Veszprem a que le hiciese una estratosférica oferta que acabó, también, con las posibilidades de contar con él en la selección española, el deseo de su mentor, Valero Rivera. “Son circunstancias de la vida. No tengo, ni he tenido ni voy a tener pasaporte español. No quiero dar más vueltas a ese tema”, argumenta Nagy, que prefiere mirar hacia adelante: “Me hace ilusión enfrentarme a mis excompañeros. Hay un buen ambiente, ganas de demostrar que podemos estar entre los equipos grandes. Pero, sí, tácticamente nos falta un pelín para alcanzarlos”.
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