El Valencia afila la estrategia
El conjunto de Valverde derrota al Sevilla con dos dianas de Soldado en dos saques de esquina
Estimulados por una vieja y acendrada rivalidad, el Valencia y el Sevilla ofrecieron un duelo apasionante. Como en otro tiempo, cuando ambos aspiraban a arrebatarle el cetro a los dos gigantes. Más ambicioso desde el primer minuto el Valencia, apuntalado en cada decisión táctica por Valverde. Su equipo ha crecido en todas las líneas de manera exponencial (suma seis victorias de siete), pero esta vez liquidó al Sevilla en las jugadas de estrategia. En dos córners, Soldado confirmó la jerarquía valencianista.
Albelda se paró en seco. Roto. Hizo gestos al banquillo de que no podía seguir. Había gobernado la primera media hora con elegancia, cuando llegó el momento de la retirada. Alguna rotura muscular. Se acordó de la edad, los 35 años, y del innecesario desgaste ante Osasuna el pasado miércoles en la Copa (con la ventaja de 0-2 de Pamplona, el capitán fue de los pocos titulares en el campo). “¿Quién ha dicho que no puedo jugar dos partidos en tres días?”, se había preguntado Albelda.
VALENCIA, 2 SEVILLA, 0
Valencia: Alves; João Pereira, Rami, R. Costa, Guardado; Albelda (Tino Costa, m. 39), Banega; Parejo (Víctor Ruiz, m. 90), Jonas, Piatti (Valdez, m. 82); y Soldado. No utilizados: Guaita; Barragán, Cissokho y Bernat.
Sevilla: Diego López; Cicinho (Perotti, m. 63, Babá, m. 80), Fazio, Spahic, F. Navarro; Medel, Kondogbia; Jesús Navas, Rakitic, Reyes (Stevanovic, m. 84); y Negredo. No utilizados: Palop, Maduro, Coke y Botía.
Goles: 1-0. M. 50. Soldado. 2.0. M. 87. Soldado.
Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Fernando Navarro, Spahic y Rakitic por parte del Sevilla y a Pereira y Parejo por el Valencia.
Unos 35.000 espectadores en Mestalla.
Desde el primer suspiro, el partido fue tenso y cerrado, atractivo pese a la falta de ocasiones de gol por la superioridad de las defensas sobre las delanteras. El cuadro de Valverde llevó la iniciativa. Ha encontrado un 4-3-3 con el que siente cómodo. La presencia de Piatti en el ala izquierda le permite jugar mucho más al espacio. Antes, con Pellegrino, el equipo abusaba del balón al pie. En la medular, Parejo también sale beneficiado. Resguardado por Albelda (hasta que se lesionó) y por Banega, el madrileño no tiene la obligación de sacar la pelota de atrás, sino prolongarla en la zona de tres cuartos, donde la mueve con limpieza. Al Valencia, sin embargo, le faltó el último pase, esposado Soldado entre una pareja de centrales —Spahic y Fazio— sin resquicios. El bosnio se marchó al descanso cojeando, pero pudo recuperarse.
A partir de la fortaleza de sus zagueros, el conjunto de Míchel apretó las líneas y trató de salir a la contra. A través de pelotazos, sus centrocampistas siempre buscaban a Navas. El extremo derecho sevillano mantuvo un duelo con Guardado lleno de velocidad, de intensidad y, por qué no, de picardía. A pesar de estar anulado Negredo por los centrales valencianistas, siempre pasa algo cuando el cuero cae en poder de Jesús Navas.
Valverde también le ha dado un plus al Valencia en la estrategia. Ya marcó la semana pasada en Granada de córner (Jonas) y repitió esta vez Soldado, al remachar en boca de gol un balón peinado por Rami en el primer palo. Rakitic rompía el fuera de juego. Antes del centro de Parejo, Piatti había acudido a la esquina para llevarse a dos hombres detrás. Una trampa en la que cayó el Sevilla.
El choque se electrizó irremediablemente. El Sevilla reaccionó con rabia en busca de alguna acción a balón parado que devolviera el golpe. El Valencia encontraría muchos más espacios a la espalda de la zaga sevillista. Míchel reubicó a Medel de lateral derecho, abrió a Perotti al extremo y centró a Reyes. Soldado brindó con la grada en una acción espectacular: un control de espuela, de espaldas a la portería contraria, con el que regateó a Fazio. La precisión en los pases de Parejo contrastó con la imprecisión de Tino Costa, el único elemento discordante en el Valencia.
Perotti rompió con sus quiebros a Pereira hasta que una lesión muscular lo echó del campo poco después de haber entrado. Mientras, en la otra orilla, Guardado le fue ganando terreno a Navas. Medel y Stevanovic pudieron empatar, pero solo Soldado, de cabeza, certificó la firmeza del Valencia.
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