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Premios del año Gangnam Style

El mejor entrenador de 2012 ha sido Simeone, replicando al mejor Mourinho

Diego Simeone celebra la Liga Europa del Atlético.
Diego Simeone celebra la Liga Europa del Atlético. ANNE-CHRISTINE POUJOULAT (AFP)

"La empatía de Mourinho con los jugadores es 'top". Diego Maradona, esta semana.

José Mourinho dijo hace un par de días que el fútbol enamora no por entrenadores como él sino por jugadores como Diego Maradona. “Maradona es el fútbol”, declaró el mánager del Real Madrid, exhibiendo su cara más humilde en la ostentosa metrópolis de Dubái, donde acudió con el antiguo astro argentino y posible futuro entrenador de Irak para ser festejado como el mejor entrenador y “el personaje más mediático del fútbol” de 2012.

Que el portugués se merece el premio en la segunda categoría nadie lo puede cuestionar; en la primera, quizá habría otros candidatos. Y en cuanto a su afirmación de que los jugadores son el fútbol y no los entrenadores, pues si se refiere a lo que ocurre dentro del campo tiene toda la razón. Pero el fútbol es mucho más que un partido de 90 minutos; el fútbol concentra el interés y la conversación de buena parte de la humanidad todos los días del año. Más que un juego, es una telenovela que no tiene fin. Los protagonistas más interesantes no son los jugadores, figuras —casi siempre— bastante unidimensionales. (Leo Messi, que fascina al planeta cuando tiene el balón en los pies, carece de interés público cuando no).

Los protagonistas más interesantes de la gran telenovela futbolera son los entrenadores, los hombres orquesta del fútbol. Ejercen de generales: diseñan tácticas y estrategias, anatomizan al enemigo, animan a sus soldados a dejarse la piel por la victoria, les levantan los ánimos en la derrota. Ejercen de políticos: maniobran con los directivos en los pasillos del poder, eligen las palabras adecuadas para mantener unidos a sus jugadores y a la afición, o para intentar confundir, dividir e incluso desquiciar a los rivales. Ejercen también de psicólogos, y a veces de filósofos. Los hay payasos, los hay sosos, los hay megalómanos, los hay modestos y se dan casos de aquel trastorno compartido por un alto porcentaje de triunfadores en todos los terrenos de la vida: un narcisismo febril.

Los jeques de Dubái han acertado al agregar “personaje más mediático” al título más banal y siempre debatible de “mejor entrenador”. Busquemos otras subcategorías y otorguemos aquí nuestros premios a los entrenadores para el año que mañana llega a su fin.

Premio Mariano Rajoy al entrenador que ocupa el puesto más por encima de sus posibilidades: Roberto Mancini del Manchester City.

Premio Angela Merkel: Arsène Wenger del Arsenal, que insiste en creer que se puede ganar trofeos sin gastar dinero, que se puede salir de una crisis imponiendo austeridad.

Premio Duquesa de Alba a la alegre longevidad: Alex Ferguson, que mañana cumple 71 años, 26 de ellos al mando del Manchester United.

Premio Gangnam Style a la gloria fugaz: Roberto di Matteo, que en marzo apareció como entrenador del Chelsea y dos meses y medio después ganó la Champions. Inexplicablemente.

Premio Don Quijote de La Mancha al heroísmo trágico y a la obsesión al servicio de un ideal: Marcelo Bielsa, del Athletic Bilbao.

Premio Juana de Arco al martirio voluntario: Rafa Benítez, recién nombrado entrenador del Chelsea tras dos años en el desempleo, que fue recibido por su nueva afición con cánticos de “Fuck off, Benítez!”.

Premio Alfredo Pérez Rubalcaba a las causas perdidas: Roy Hodgson, seleccionador inglés.

Y… bueno, vale. Hablemos en serio. El premio al mejor entrenador de verdad. Tiene que ir, según nuestro criterio, a Diego Simeone, que en un año ha transformado espectacularmente al Atlético de Madrid, exprimiendo las posibilidades de su plantilla al máximo, recordando al José Mourinho más admirable, el que logró la hazaña de conquistar la Copa de Europa con el Oporto en 2004.

Y, siguiendo en serio, un pronóstico para el posible ganador del premio Silvio Berlusconi al peor entrenador de 2013 pero también al que sería el más mediático: Diego Maradona. Si llega a ser nombrado seleccionador de Irak se demostrará por fin, como señaló esta semana el tuitero DiegoFonsecaDC, la existencia de armas de destrucción masiva en ese sufrido país.

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