La guinda de Pinto

A falta de recibir al Espanyol (6 de enero) y de viajar a Málaga (13) para concluir la primera vuelta de la Liga, el Barça se proclamó el sábado campeón de invierno después de ganar en Valladolid. Los números del equipo son de récord: 49 puntos sobre 51 posibles —sólo ha cedido un empate, en el Camp Nou ante el Real Madrid—, y Leo Messi ha marcado 91 goles en 2012, nueva marca en un año natural. Aunque perdió la Supercopa contra el plantel de José Mourinho, el balance barcelonista tiene mucho mérito porque también ha accedido a los octavos de final de la Champions y defiende su condición de campeón de la Copa del Rey.

La situación es tan óptima que invita a actualizar los contratos de los jugadores. La semana pasada renovaron Puyol, Xavi y Messi y próximamente se abrirán conversaciones con Valdés, Iniesta y Busquets. Las cosas van tan bien que ayer, día en que la plantilla comenzó las vacaciones navideñas hasta el 2 de enero, se anunció que el portero suplente Pinto continuará un año más, decisión que en otro momento seguramente habría sido más discutida. Ahora mismo el único problema es la situación de Villa, suplente y con contrato hasta 2014. Hasta el momento, sin embargo, no hay nada que no hayan arreglado entre el director deportivo, Andoni Zubizarreta, y Vilanova.

La trayectoria del Barça adquiere mayor relevancia si se atiende a las muchas lesiones acumuladas, sobre todo en defensa, y a que Pep Guardiola, el técnico más laureado de la historia del club (14 títulos) no renovó su contrato en junio y fue sustituido por su ayudante Tito Vilanova. La respuesta del técnico ha sido elogiada de forma unánime. A partir del 4-3-3, Vilanova ha encajado a Iniesta y Cesc en la alineación, le ha dado profundidad a la banda izquierda con el fichaje de Jordi Alba y aprovechó la polivalencia de Adriano para alinearlo de central en el último clásico y espabilar a Alves, suplente a partir del partido de Getafe, el mismo en que descansó media parte Messi.

Rosell acompañó al equipo y felicitó uno por uno a los jugadores en Valladolid

Ni las lesiones, precisamente de Adriano y Cesc, así como las suplencias de Puyol, Iniesta y Villa —por quinto partido consecutivo— y la enfermedad de Vilanova —recibió el alta del hospital el mismo sábado después de ser de nuevo intervenido de la glándula parótida—, impidieron el triunfo del Barça en el Nuevo Zorrilla. Hubo un momento incluso en que la hinchada pucelana pidió la salida a la cancha de Villa e Iniesta, solicitud a la que correspondió Jordi Roura, el entrenador en ausencia de Vilanova. Funcionaron los azulgrana como un reloj, animados especialmente por la recuperación iniciada por Tito, y ya le sacan nueve puntos al Atlético y 16 al Real Madrid.

El equipo se portó como si hubiera viajado Vilanova. El entrenador marcó las directrices antes de entrar en el quirófano, tanto las prácticas —la alineación, la táctica y la estratégica—, como las anímicas, reflejadas en los textos impresos en las camisetas: “Seny, pit i collons” (sensatez, orgullo y cojones). “Lo único que podíamos hacer por Tito era ganar”, afirmó Roura al final de un partido cuyas constantes fueron las habituales. “Hemos manejado el tema desde la normalidad”, insistió el ayudante y amigo de Vilanova. “La situación era complicada anímicamente”.

Igual de aliviado se mostró el presidente Sandro Rosell, quien decidió acompañar a la expedición en un gesto que agradeció la plantilla. Los futbolistas fueron felicitados uno por uno en el avión por el máximo mandatario, que celebró de pie y con los puños cerrados la derrota del Madrid. Entonces Rosell dio a entender incluso que a Florentino Pérez puede que no le quede más remedio que prescindir de Mourinho.

El mal momento del Madrid coincide con la fiabilidad y productividad barcelonista, sobre todo si se atiende a los goles a favor: 57 en 17 partidos, en la línea de su mejor historia. La buena puntería de Messi ha sido tan decisiva en una portería como la recuperación de Piqué y Puyol en la que defiende Víctor Valdés.