Emerge el Espanyol, se desploma el Deportivo

La Navidad será un poco más feliz para el Espanyol que para el Deportivo, inquilinos de las catacumbas de la clasificación que expusieron su necesidad y su pobreza. Venció el equipo que prepara el mexicano Javier Aguirre, invicto en las cuatro jornadas que ha guiado al equipo. A veces esa clase de soluciones sirven como lenitivo para aplacar peligrosas derivas.

El Espanyol ha dado un paso adelante tras mejorar algún detalle. Por ejemplo en ataque. Después de probar la clase temprana, tierna, de Longo o la generosidad sin sutilezas de Stuani, al Espanyol le va bien el término medio que representa Sergio García como punta. Sucede así por la sencilla razón de que los buenos jugadores siempre tienen sitio. Puede que no sea un nueve de referencia, pero sí un magnífico futbolista, conocedor del oficio, detentor de un variado repertorio técnico, muy útil para entender lo que ofrecen tipos como Verdú o Simão. García se mueve por todo el frente del ataque y se convierte así en un delantero incómodo para los centrales. Cada vez que cayó hacia los flancos sometió a un calvario a Marchena y Aythami. Por ahí comenzó a padecer el Deportivo, también en los balones al área, extremo sobre el que los chicos de Oltra ya acudían sobre aviso porque saben bien como se las gasta Colotto, tantas veces salvador del equipo coruñés durante las últimas campañas en la estrategia o segundas acciones en el área. En una de esas acometidas del central argentino llegó el gol tras un despeje forzado y tibio de Lux, al que Simão respondió con un remate de cabeza lejano y colocado, un gol nada sencillo que acabó de desnortar al Deportivo, exigido por las urgencias de estar dirigido por un técnico que se maneja sobre las brasas de la destitución.

Oltra ha pergeñado un equipo dominador en Segunda División, pero insuficiente en el escalón superior, un combo que engaña a la vista.

Oltra ha pergeñado un equipo dominador en Segunda División, pero insuficiente en el escalón superior, un combo que engaña a la vista. De primeras entra por el ojo porque toca con cierta prestancia y donaire, pero lo hace en aquellos terrenos que le convienen al rival. Y tras ese telón subyace un frágil andamiaje. Una acción en el minuto tres le retrata, una pérdida de balón de Salomão tras caracoleo a sesenta metros de la meta rival que derivó en una contra armada con un solo pase y un remate de Sergio García junto al palo. Las vías de agua se le acumulan al Deportivo, que se enrabietó con la desventaja y articuló una rápida respuesta con una conexión entre Bruno Gama y Riki que se fue al lateral de la red. Fue esa toda su producción ofensiva bajo el paraguas de su fútbol combinativo hasta el final del partido, carente de pilares para ponerlo en práctica como Juan Domínguez (que ya no cuenta para Oltra) o Valerón (suplente y recurso para el último cuarto de hora).

Al Espanyol le bastó con replegarse y aguardar su momento. Aguirre volvió a blindarse de contingencias reemplazando en el descanso al amonestado Víctor Sánchez, al filo de la expulsión tras codazo a Riki. El Deportivo, aquel equipo que hace unas semanas extraía lo positivo y alardeaba de su clarividencia para llegar al gol, ni siquiera probó a Casilla. Murió inane y colista hasta que Stuani lo fulminó tras recibir en el área, darse la vuelta y rematar a gol ante una zaga paralizada.