“Antes los jugadores técnicos siempre éramos sospechosos”
El 3 de diciembre de 1978 con la camiseta del Atlético de Madrid el exfutbolista marcó dos goles de falta en el Camp Nou
Marcial Pina (Barzana de Quirós, Asturias, 1946) se presentó en el Camp Nou el 3 de diciembre de 1978 con la camiseta del Atlético de Madrid. De 1969 a 1977 había sido un notable jugador del Barcelona tras haber militado antes en el Elche y en el Espanyol. Aquella tarde en la que volvía a pisar por primera vez el estadio blaugrana lideró la victoria del Atlético (2-4) con dos gestos técnicos majestuosos. Dos lanzamientos de falta, cada uno con una pierna, que simbolizaron la clase del futbolista que fue. Elegante, técnico y goleador. Una figura indiscutible de la época, reflejada en detalles como haberle marcado al Real Madrid con los cuatro equipos en los que jugó o en ser el único capaz de hacerle tres goles en un mismo partido al legendario Iríbar. “Fueron tres trompazos en 20 minutos”, recuerda.
Pregunta. En su regreso al Camp Nou, la afición del Barça le pitó y luego le aplaudió.
Respuesta. No lo recuerdo. Me fui del Barça por la puerta de atrás, pero les dije: ‘Que sepáis que soy un jugador como la copa de un pino’. Núñez me dijo que si él hubiera estado de presidente no me hubiera ido. Ahora me tratan de maravilla.
P. ¿Cómo fue lo de los dos goles de falta, uno con cada pierna?
R. Maravilloso. La primera con la izquierda, a 10 metros del área, golpeé con mucha fuerza. La segunda, en una situación similar pero para la derecha. También entró por la escuadra.
P. No es normal ver lanzar faltas con las dos piernas.
R. Me hice ambidiestro de golpear la pelota contra la pared. Al final me sentía más zurdo que diestro, tenía más confianza. Distribuía, conducía, driblaba y le pegaba mejor con la izquierda.
P. ¿Con los balones de ahora, hubiera marcado más goles?
R. Sí, y hubiera disfrutado más, pero no solo con el balón, con las botas, con la hierba... Ahora todo es maravilloso. También se valora más al jugador técnico que en mi época. Antes, para consagrarte, te hablaban de querer, saber, poder, fuerza... yo que sé.
Xavi me dice: ‘¡Cómo disfrutarías con nuestro juego!’. Él lo ve todo”
P. ¿Cómo salieron a jugarle al Barça en aquel partido?
R. De tú a tú, como lo hacíamos con cualquiera. Cuando estuve en el Atlético nos considerábamos grandes y salíamos a plantarle cara a cualquiera.
P. ¿Este Atlético no es grande?
R. Siempre lo ha sido, aunque ha pasado momentos malos como los dos años en Segunda.
P. Pero es el segundo clasificado y no habla de ir a por la Liga.
R. A lo mejor es que va de tapado. El Barcelona lo ha ganado casi todo y así es muy difícil ganar una Liga. Simeone les ha dado carácter y ha hecho un equipo peleón y muy agresivo. Es muy difícil batirle, tiene un gran contragolpe y un gran goleador como Falcao.
P. La seña de identidad del Atlético en el que usted jugó también era el contragolpe.
R. Jugábamos un fútbol moderno, rápido, saliendo en dos toques. Lo interpretábamos bien. Aquel día que ganamos en el Camp Nou estaban Rubén Cano, Robi, Leal, Leivinha, Pereira…
P. ¿Usted también era de los que abroncaba a Pereira por los malabarismos en su área?
R. Alguna vez, pero Luis [Pereira] tenía una confianza absoluta en su calidad. No siempre se le podían decir cosas, porque también tenía mala uva.
P. ¿Le molestaba que los jugadores técnicos fueran siempre señalados en las derrotas?
R. Siempre éramos sospechosos, nos exigían más, a veces te sentías fastidiado. Fui 15 veces internacional, pero creo que pude serlo más. No quiero hacer reproches al seleccionador que estaba. A Solsona, a Velázquez y a otros también les pasó.
P. ¿Kubala no le tragaba?
R. No era santo de su devoción.
En mi el Atlético nos considerábamos grandes, jugábamos de tú a tú a cualquiera”
P. ¿Se identifica con el juego del Barcelona y de la selección?
R. Claro, a veces hablo con Xavi y me dice: ‘¡Cómo disfrutarías con nosotros y nuestro juego!’. Xavi tiene 200 ojos, lo ve todo. Juega muy fácil. Está acompañado de jugadores que se identifican con esa manera de jugar, de primer toque, fútbol moderno, fácil, que es el más difícil.
P. ¿Messi?
R. Me vuelve loco, quiero verlo cada partido, me gusta hasta con la pierna derecha. Cuando parecía que se había lesionado me deprimí. ¿Cómo iba a estar dos meses sin verle jugar? Me encanta esa coordinación que tiene cuando lleva la pelota pegada al pie en velocidad, su visión...
P. Usted jugó en el Barça de Cruyff que ganó la Liga en el 74.
R. Sí, y fui el máximo goleador del equipo [17 tantos, por 16 de Cruyff]. Tenía mucha llegada, regate, disparo y no iba mal de cabeza, medía 1,80 que, para la época, no estaba mal.
P. ¿En aquel equipo había algo del actual Barça?
R. Sí, la presión, la salida rápida del balón y el 4-3-3 con extremos que también se retrasaban.
P. ¿Cómo convivía con Cruyff?
R. Yo era el vértice de la línea de tres centrocampistas, escoltado por Asensi y Juan Carlos y arriba jugaban Rexach, Cruyff y Sotil. Yo lucía el 11 porque un día Sotil me dijo: ‘¡Gringo, déjeme el 10!’. Cuando los partidos eran duros, como en Granada, Cruyff me decía ‘vete tú arriba’, pero yo le decía ‘vete tú, que eres el delantero y no el lateral derecho’, porque se iba atrás. Nos llevábamos bien. Luego, cuando me iban a echar, tuvimos algunas diferencias.
P. Rinus Michels le condenó por una salida nocturna en Madrid, junto a Rexach, después de perder en Burgos.
R. Eso son tonterías de los entrenadores para echar al público encima de los jugadores. Le sentó mal la derrota, pero una vez que ha pasado, qué vas a hacer. ¿Por qué no vas a salir? No tiene nada que ver, aunque yo no era de salir mucho. Siempre me he cuidado y he trabajado porque era ambicioso y quería ser el mejor. Llegué hasta donde llegué, pero me hubiera gustado ser más.
P. ¿Fue poco valorado?
R. No, no, fui récord de traspaso en el fútbol español por dos veces, cuando fui del Elche al Espanyol [10 millones de pesetas] y del Espanyol al Barcelona [17].
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