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Pena máxima para Osasuna

Un penalti que no fue concede el empate al Getafe (1-1) en el tiempo añadido

Alejandro Ciriza
Xavi Torres pelea un balón con Kike Sola
Xavi Torres pelea un balón con Kike SolaANGEL DIAZ (EFE)

Frente al letargo que presidió la mayor parte del duelo, un explosivo desenlace dilucidó el envite entre el Getafe y Osasuna en el Coliseum. Diez minutos de vértigo en los que Armenteros, pasado de revoluciones, enfiló el túnel de vestuarios por enseñar los tacos a Varela y dio un giro definitivo al duelo. Una traca final potenciada poco después con una exquisita definición de Kike Sola y coronada en el tiempo de descuento, cuando el árbitro, Teixeira Vitienes, atendió la llamada del línea y decretó un inexistente penalti de Oier, que repelió la pelota desde el suelo con la chepa, y no con la mano. No falló Diego Castro, certero para dibujar una sonrisa en sus feligreses y una mueca de disgusto en Osasuna, que se relamía ante el suculento botín de una victoria, pero que salió con un cabreo descomunal y continúa enfangado en las catacumbas de la tabla.

GETAFE, 1 - OSASUNA, 1

Getafe: Moyá; Valera, Lopo, Abraham, Mané; Xavi Torres, Míchel; Pedro León (D. Castro, m. 17), Lafita, Barrada (Gavilán, m. 75); y Álvaro (Alcácer, m. 64). No utilizados: Codina; M. Torres, Rafa y J. Rodríguez.

Osasuna: Andrés; Damiá, Arribas, Flaño, Nano (M. Bertrán); Loe, Puñal; Cejudo (Oier, m. 79), Nino, Armenteros; y Kike Sola. No utilizados: Riesgo; M. Bertrán, Rubén, Timor, Lamah y R. Torres.

Goles: 0-1. M. 86. Sola bate con un tiro cruzado a Moyà. 1-1. M.90. Diego Castro transforma un penalti.

Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Nano, Lopo, Lafita, Míchel, Varela, Puñal y expulsó a Armenteros.

Unos 6.000 espectadores en el Coliseum.

Los prolegómenos no invitaban a pensar en un epílogo de alto voltaje, sino en todo lo contrario. El cielo plomizo que encapotaba el Coliseum y la escasa propuesta de ambos equipos en el tramo inicial del envite invitaban al bostezo. Aletargado, como si todavía no hubiese completado la digestión, el Getafe saltó al césped con poco brío, lejos de las pretensiones de su parroquia, que alzó la voz por momentos. Escaso de argumentos y encasquillado en el centro del campo, el cuadro azulón se encomendó a los fogonazos de Barrada, el único que rompió el tedio del graderío durante el primer acto. Transgresor, el magrebí ofreció destellos deliciosos, pero no encontró aliado alguno.

Su atrevimiento, unido a un despeje de Arribas sobre la línea de gol antes de la pausa tras una buena maniobra de Álvaro, fueron de los pocos sobresaltos para el público. También para Osasuna, poco dado a la floritura, más pendiente de no dejar rendijas que de perforar el arco contrario. Pudo hacerlo Nino, pero su mansedumbre en el disparo se topó con la silueta de Moyà y los navarros volvieron a resguardarse en su guarida. Bien armado atrás, el equipo de Mendilibar adolece sobremanera de una falta de ingenio que le aporte mordiente en los últimos metros. Allí se perdió el fornido Sola, demasiado solo casi siempre, un llanero solitario en permanente búsqueda de la pelota.

Se desgañitaba su técnico en la banda y se desperezó el Getafe en el segundo periodo ante el embriagador aroma del banquete europeo. Incapaz de encontrar la rendija, errático casi todo el encuentro, se llevó una bofetada en la mejilla con la inesperada diana de Sola, ahora sí asociado con Nino. Lo enmendó acto seguido el línea, que interpretó como penalti una estirada de Oier sobre el suelo. Subieron los decibelios, lo celebró la hinchada, y Teixeira, acorralado por los navarros, se marchó entre bufidos.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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