Guerra psicológica en el vestuario del Madrid
La derrota en Balaídos acentúa la tensión entre Mourinho y los jugadores
No fue necesario que José Mourinho desplegase ni la mitad de su poderosa capacidad intuitiva para que se diera cuenta, el verano pasado, de que el desgaste consumía a su equipo. El estilo cáustico de gestión del personal del mánager del Madrid, unido a lo que todos en Valdebebas percibían como un desahogado trato de favor a los jugadores vinculados a su agente y socio, Jorge Mendes, habían erosionado gravemente su relación con los futbolistas. Mourinho supo desde el principio que los problemas se evidenciarían en el campo, tarde o temprano, y trazó una estrategia para afrontarlos. Un plan que mantiene desde septiembre, por más que atente contra los códigos no escritos que rigen el fútbol profesional desde su origen: en caso de dificultades, responsabilizar públicamente a los futbolistas, denunciándoles de palabra o sustituyéndoles en el descanso, cosa que esta temporada ha hecho 11 veces en 21 partidos.
En caso de dificultades, responsabiliza públicamente a los futbolistas, denunciándoles de palabra o sustituyéndoles en el descanso
Mourinho ha tenido ocasión de demostrar la coherencia de su discurso porque el Madrid lleva seis partidos perdidos en cuatro meses, uno más que en todo el curso pasado. Comenzó tras la derrota en Getafe acusando veladamente a Ramos de falta de concentración. Y ya no paró. Por más que los capitanes, Ramos, Casillas e Higuaín, le pidieran enérgicamente que dejase de limpiar su reputación a costa de desacreditar a sus subordinados. Mourinho los señaló tras perder frente al Sevilla, los tachó de displicentes después de caer contra el Betis, y lamentó su falta de "continuidad emocional" antes de medirse al Ajax. La derrota del miércoles en Balaídos (2-1) no alteró el guion. “Hay jugadores que a lo mejor no querían jugar este partido”, dijo el mánager. “Frío, lluvia, Copa… A lo mejor no es siempre el entrenador quien tiene la responsabilidad”.
Después de caer en el Benito Villamarín (1-0), hace dos semanas, Mourinho remató su sentencia diciendo que en caso de derrota él era el único culpable, mientras que, si ganaban, había algunos que se beneficiaban más que otros. Los jugadores escucharon los comentarios por radio antes de llegar al aeropuerto de Sevilla y se sintieron traicionados. Especialmente los españoles, que se dieron por aludidos, y el capitán, Iker Casillas, que después del partido había convocado a los medios de comunicación para defender al mánager y culpar al árbitro. El lunes siguiente, antes de la práctica, Casillas buscó al mánager, según fuentes de Valdebebas, y lo reprobó con dureza.
“¡Yo en público me muerdo la lengua por el bien de la institución!”, le dijo Iker Casillas al técnico del Madrid; “¡haga usted lo mismo! ¡Y si tiene algo que decirle a alguien, dígalo la cara!”
El capitán le pidió a Mourinho que le explicara a quién se refirió en Sevilla cuando dijo que había unos que siempre ganaban más que otros. Casillas le confesó su frustración al comprobar que, después de defenderle ante la prensa, y después de criticar al árbitro porque así se lo habían pedido desde la directiva, había descubierto que él responsabilizó de la derrota a los jugadores por falta de profesionalismo, poniendo como ejemplo al tenista Radek Stepanek. “¡Yo en público me muerdo la lengua por el bien de la institución!”, zanjó el portero. “¡Haga usted lo mismo! ¡Y si tiene algo que decirle a alguien, dígalo la cara!”. Mientras Casillas le retaba como un profesor a un niño maleducado, Mourinho sonrió, se dio la vuelta, y se alejó murmurando: “No me referí a nadie en concreto, hablaba en general…”
Es probable que la escena se repita en el entrenamiento de hoy, el primero desde Balaídos. Los jugadores están furiosos. Hace meses que se convencieron de que Mourinho pretende provocarlos para que se revuelvan en público, exponiéndose ante la afición como unos egoístas insubordinados. Para evitarlo, los líderes del vestuario se han propuesto eludir polémicas ante los micrófonos. Como observa un empleado del club: “Mourinho está desconcertado porque los jugadores no le responden en público”.
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