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La marcha en recuerdo del linier holandés asesinado reúne a 12.000 personas

Los tres jugadores que le propinaron la paliza, de entre 15 y 16 años, permanecerán en prisión preventiva dos semanas Un cuarto sospechoso está siendo interrogado por la policía

Isabel Ferrer
Participantes de la marcha portan antorchas.
Participantes de la marcha portan antorchas.BAS CZERWINSKI (AFP)

Unas 12.000 personas recordaron en su ciudad natal de Almere -junto a Ámsterdam- a Richard Nieuwenhuizen, el linier holandés asesinado el pasado fin de semana tras una paliza propinada por varios jugadores juveniles. Vecinos de todas las edades se congregaron en el estadio del equipo local profesional, el Almere City, para salir desde allí en procesión silenciosa hasta los locales del conjunto juvenil, el Buitenboys. Antes de la marcha, Alain, uno de los hijos del fallecido, prometió que “le echaría siempre de menos, pero la violencia sin sentido no tendrá la última palabra en Holanda”, dijo. Michael van Praag, presidente de la Federación Nacional de Fútbol, añadió que los jugadores jóvenes deben aprender la diferencia “entre el enfado y la agresión”. “El fútbol es emoción, se gana o se pierde, y hay que asumir ambas cosas. De otro modo, no ha sitio para cierta gente en nuestro deporte”.

La muerte ha causado una honda impresión en el país, y el Gobierno de centro izquierda ha subrayado que no tolerará actos semejantes. Edith Schippers, ministra de Deportes, participó en la marcha, pero ha cedido el protagonismo a las instituciones deportivas y a los familiares del muerto. Muchos padres llevaron espontáneamente a sus hijos al estadio y recorrieron luego con ellos los casi tres kilómetros que separan ambos estadios. “Es la mejor manera de que entiendan que el deporte y la violencia son incompatibles”, explicaron los alcaldes de Almere y de Ámsterdam, también presentes.

Richard Nieuwenhuizen, de 41 años, fue agredido por jugadores juveniles del equipo Nieuw Sloten, Ámsterdam, tras un partido contra los Buitenboys, de Almere. Al final, tres chicos de 15 y 16 años le persiguieron y pegaron en la cabeza y el estómago descontentos con el resultado, un empate a dos goles. El linier falleció el pasado lunes a consecuencia de la lesión cerebral causada por la paliza. De inmediato, los agresores fueron arrestados mientras la fiscalía preparaba una acusación de homicidio. Un cuarto sospechoso ha sido detenido y está siendo interrogado por los mismos hechos.

La agresión ha provocado asimismo un roce político en el Parlamento. Geert Wilders, líder del xenófobo Partido de la Libertad, ha asegurado que los tres jóvenes detenidos son holandeses de origen marroquí, “y esto no ha sido un problema de violencia futbolística, sino de chusma adolescente marroquí”. La fiscalía no ha desvelado la identidad de los arrestados, todos menores de edad, y la prensa nacional tampoco ha aportado más datos. El nombre propio de alguno de ellos, sí publicado, concuerda con el de un nacional de ascendencia árabe, de ahí que Mark Rutte, primer ministro liberal, haya rechazado de inmediato las soflamas de Wilders. “Lo esencial es no perder el respeto al contrario en el deporte”, ha recordado.

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