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Falta el cañonazo de Cristiano

El equipo blanco juega y defiende igual, pero el goleador ya no es tan eficaz y en el club le ven distante y melancólico

D. TORRES
Cristiano corre tras un balón en el Bernabéu.
Cristiano corre tras un balón en el Bernabéu.Uly Martín

Hace un mes que Cristiano Ronaldo bajó la persiana. De nuevo, sus compañeros asistieron a lo que parece el regreso a una fase melancólica. Se muestra distante con el mánager, José Mourinho, y con el único que parece sentirse cómodo es con Coentrão, eso sí, que le trata con la deferencia que se espera de un simpático asistente personal. Con el resto de la plantilla mantiene un contacto exclusivamente profesional. Él va, se entrena y compite exigiéndose al máximo, y luego se marcha mientras empleados y futbolistas lo observan con curiosidad. A los responsables del Madrid esta actitud inspira gran preocupación. En las oficinas del Bernabéu circula un rumor. Hay quien cree que Cristiano ha negociado un contrato con el Paris Saint Germain a espaldas del club. Prepara una salida que solo se formalizaría si persiste su extraño malestar.

El estilo del Madrid que batió el récord de goles en el último campeonato se mantiene. Si el equipo no traza el mismo surco profundo no es porque juegue peor. Es porque ya son multitud los rivales que han descubierto que la mejor defensa es cederle la pelota. Y porque, ante esta evidencia, cunde el desánimo y la discordia en las filas propias. Resulta sintomático que el hombre más abatido de la plantilla sea Cristiano, la estrella principal. El autor de 46 goles la temporada pasada, artífice indispensable del título, no ha vuelto a ser el mismo desde que volvió de las vacaciones sumido en la murria.

Hay quien cree que ha negociado un contrato con el Paris Saint Germain

La defensa del Madrid es igual de eficaz. Acumula 10 goles en contra. Igual que en la jornada 13 de la última Liga. Las dificultades del equipo se revelan en otros ámbitos. Principalmente en el ataque, donde suma 10 goles menos. La falta de claridad del equipo cuando llega a posiciones de definición es una carga para los delanteros. A pesar de su pérdida de entusiasmo, Cristiano sigue haciendo un excelente trabajo. Procura alcanzar el área contraria con parecido empeño. Su frecuencia de remate es la misma: siete tiros por partido. Lo que ha cambiado no es el volumen, sino el acierto. Los rivales ya no le conceden los espacios de las temporadas anteriores. En lugar de contragolpear, acaba las jugadas contra defensas más cerradas que le ensucian el acceso al gol. A estas alturas del torneo, hace un año sumaba 16 goles (seis de penalti). Ahora suma 12 (cuatro).

El atasco del equipo, incapaz de contragolpear con la felicidad con que solía, abunda en la penuria de Cristiano. El goleador, que sigue considerándose mejor que Messi, siempre estuvo tentado a creer que si jugase en un equipo como el Barça haría muchos más goles. En estos días, estos pensamientos le corroen el alma con más fuerza. Fuentes del entorno de su agente, Jorge Mendes, aseguran que desde el verano, cuando acabó la Eurocopa, la obsesión que se ha apoderado de las reuniones de ambos gira en torno al Balón de Oro, el trofeo anual de la FIFA que premia al mejor futbolista del mundo. Según estas fuentes, en las charlas de Mendes y Cristiano no hay asunto al que se dedique más energía que a hablar de la consecución del Balón de Oro.

La frecuencia de remate de Cristiano es la misma que la temporada pasada: siete tiros por partido

Quienes le conocen aseguran que Jorge Mendes se caracteriza por ocupar su mente con ideas maximalistas y fenomenales. Uno de los cientos de jugadores a los que representa aseguró a este periódico que el agente llegó a impulsar un evento en Dubai con el único fin de entregarse a sí mismo el premio al mejor agente FIFA del mundo en 2010. Durante años, ha inculcado en Cristiano la convicción de que no existe otro futbolista mejor que él y que si Messi recibe más títulos individuales es por motivos políticos, o circunstanciales. La idea de ser el mejor del mundo también se asienta en Mourinho. Como Cristiano, el mánager comparte con Mendes una amistad. Los tres son vecinos. Mendes habla con sus dos representados a diario.

Probablemente nunca haya existido una gran estrella del fútbol mundial más permeable a la influencia de su representante que Cristiano Ronaldo. En el vestuario del Madrid hay quien afirma que a Mendes le resulta fácil manipular a Cristiano porque el jugador lo considera como un padre. Que, en muchas ocasiones, Mendes sugiere al muchacho lo que Mourinho le pide. Y que uno de los mensajes que más le repite desde hace meses es que en el Madrid nunca podría ganar el Balón de Oro porque el club no tiene fuerza en la FIFA, entre otras razones.

La temporada pasada el Madrid jugaba igual. Incluso se atascaba como ahora, como le sucedió en el último derbi, cuando el nudo solo se desató gracias a uno de esos tiros de 40 metros de Cristiano que acabaron en gol. Mañana, aunque la Liga y el Balón de Oro parezcan perdidos, el Bernabéu agradecería un zapatazo de aquellos.

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Sobre la firma

D. TORRES
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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