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A CANASTA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un hijo del método

El método FEB, en palabras de su presidente José Luis Sáez, consiste en “trabajar como un club coordinado desde la Academia de Iniciación hasta la selección absoluta”

Robert Álvarez
Juan Antonio Orenga, con las categorías inferiores
Juan Antonio Orenga, con las categorías inferioresLUIS TEJIDO (EFE)

El día que concluyó la etapa de Lolo Sainz, le relevó su ayudante Javier Imbroda. Se repitió la jugada en 2003, cuando Imbroda, por la famosa cuestión de incompatibilidad de cargos fichó por el Madrid y cedió los trastos a Moncho López. Éste dimitió en mayo de 2004 y se echó mano de Mario Pesquera, que llevaba 11 años sin entrenar en la Liga, estaba en el comité técnico de la federación e iba a dirigir aquel verano a la Sub 20. Los perfiles cambiaron a partir de 2006, pero no la filosofía de fondo, lo que se dio en llamar el método FEB, urdido por el director técnico de la federación Ángel Palmi, y cuyo ideal expresa una frase de Garbajosa: “Yo, cuando era pequeño, no era ni del Barça, ni del Madrid, ni del Joventut, sino de la selección”.

A la breve etapa de Pepu Hernández, siguió la brevísima de Aíto. Hasta que llegó Scariolo, el que más ha sintonizado con ese método, cuyo decálogo empieza, en palabras de su presidente José Luis Sáez: “Trabajar como un club. El trabajo coordinado desde la Academia de Iniciación hasta la selección absoluta permite crecer a los equipos tácticamente y a los jugadores y jugadoras en su formación”.

Desde ese punto de vista, la designación de Juan Antonio Orenga como seleccionador, estaba cantada. Era el ayudante de Scariolo y formaba parte del organigrama de la federación desde hace más de una década. Al perfil de entrenador contrastado y comprometido al máximo con la causa y con la casa, le sucede, como culminación de la apuesta, el del técnico nacido y criado en la propia federación.

Orenga sabe mejor que nadie lo que le espera, con el Mundial 2014 a la vuelta de la esquina. Será observado con lupa

El reto es mayúsculo. Lo sabe bien Scariolo, que ha sufrido un desgaste enorme, que ha tenido que gestionar asuntos espinosos como su apuesta por Ricky Rubio cuando era un crío primero y cuando estaba en su peor crisis de juego después, la recuperación de Fran Vázquez en 2010 tras sus renuncias a integrarse en un grupo con el que no se aviene, la elección de Llull a última hora tras la lesión de Berni en 2009, los cambios tácticos tras los fiascos que casi eliminaron a España en la primera fase del Eurobasket de Polonia, la crítica que se le escapó a Marc Gasol tras jugarse una última jugada con el entonces novato Llull en un partido ante Turquía, la gestión del equipo en el Mundial de 2010, sin Pau Gasol y Calderón, su permanente apuesta por Claver, a costa de Carlos Suárez, la de Ibaka, más allá de la de Mirotic, la etapa post Carlos Jiménez o el final de trayecto de Garbajosa.

Orenga sabe mejor que nadie lo que le espera, con el Mundial 2014 a la vuelta de la esquina. Será observado con lupa, él y, dados los antecedentes, también su ayudante.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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