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“Somos un equipo muy tranquilo”

Munúa, en un partido de la presente temporada
Munúa, en un partido de la presente temporadaDIARIO AS

El misterio del Levante comienza por su portero, Gustavo Adolfo Munúa (Montevideo, 1978), un veterano más disfrutando de cada segundo en el Ciutat de València, saldando cuentas pendientes con el fútbol.

Pregunta. Gustavo Adolfo… ¿ no será por el poeta [Gustavo Adolfo Bécquer]?

Respuesta. Según mi padre, sí. Le gusta la poesía y se inspiró en él.

P. ¿Cómo era ese Montevideo de los años setenta?

R. Con muchos niños en la calle esperando terminar los deberes para jugar una cuadra contra otra. Mi abuelo jugó al baloncesto en Primera División y mi padre, que se ganaba la vida de manitas, haciendo de todo, era un nueve que no pasó de aficionado.

P. Y usted entró en el Nacional a los ocho años. ¿Por qué de portero?

R. Porque era muy débil y flaco y cualquier choque me dolía. Hasta que vino mi padre y me dijo: “Andá a la portería”. Y no he tenido ninguna lesión hasta hoy.

P. Pero si ahora pesa 89 kilos...

R. Genéticamente soy flaco. A los 17 años comencé a trabajar la fuerza para conseguir músculo.

P. Y pateaba los penaltis y las faltas.

R. Me inspiré en Chilavert, no solo por los penaltis, sino por la personalidad. Un portero no es solo lo que para, sino lo que transmite a los compañeros y a los contrarios. Me lo inculcaron en Nacional. El portero es el dueño del área y debe dialogar mucho. Hablando se evitan muchas paradas.

P. ¿Qué significó estar 936 minutos sin encajar un gol?

R. Yo soy muy hincha de Nacional, nací en el barrio de Blanqueada, y es un sentimiento terrible.

A los ocho era débil y flaco, cualquier choque me dolía hasta que fui a la portería”

P. ¿Por qué apenas jugó en el Deportivo?

R. El Dépor era uno de los mejores. Comencé a jugar en el segundo año, con Irureta, pero lamentablemente llegó Caparrós y nunca me dio una oportunidad, ni siquiera podía entrenarme. Luego vino Lotina, volví a ser titular con el inconveniente de que pasó lo que todos saben [agredió de un puñetazo en el ojo al otro portero, Aouate, en enero de 2008] y no pude volver a jugar.

P. Esa imagen le acompañará siempre.

R. En la vida todos nos equivocamos. Los dos nos equivocamos, pero había que castigar a uno y fui yo. Cada vez que vuelvo a Coruña, la gente me muestra mucho cariño. Sabe lo que hay.

P. ¿Le pareció injusta la multa de 3.650 euros que le puso un juez de Betanzos?

R. Puedo dormir tranquilo. Los hombres, a veces, reaccionamos de manera imprevisible. Le puede pasar a cualquiera. Pero eso no fue lo peor. Cuando me veo bajo, esas cosas me dan fuerza para demostrar que no se habían equivocado conmigo. Estaba en una edad para explotar, me dejaba el alma, y no entendía algunas cosas.

P. Hace poco le pidió al técnico, Juan Ignacio Martínez, JIM, jugar también la Liga Europa [lo hace Keylor Navas]. ¿No soporta ser suplente?

R. Todos queremos jugar siempre. Y más en este Levante, que está haciendo historia. Y la Liga Europa es muy bonita.

P. ¿Otro milagro del Levante?

R. No me gusta esa palabra, porque todo lo hacemos con convencimiento. Tenemos una gran plantilla, un buen entrenador y mucha estabilidad.

Messi es un jugador imprevisible, piensas que va a hacer una cosa y hace otra”

P. Cuando se marchó Luis García parecía que el Levante se iba a desmoronar. ¿Qué les da JIM?

R. Nos da confianza. Antes éramos mucho más nerviosos. Ahora somos un equipo muy tranquilo, humilde y trabajador.

P. ¿Qué es el Barça?

R. Un gran manejo en la circulación del balón, mucha gente de segunda línea, juego por bandas y… Messi.

P. ¿Qué le provoca Messi?

R. Piensas que va a hacer una cosa, pero hace otra. Es imprevisible.

P. Cuando llegó a España, este era un país rico y ahora...

R. Es lo peor que le puede pasar a una persona: querer trabajar y no poder. Muchos españoles se están marchando a Sudamérica. Hay que moverse. España es un país maravilloso y ojalá encuentre la estabilidad.

P. Y Uruguay tiene al llamado presidente más pobre del mundo, José Mújica. ¿Qué piensa de él?

R. Es impresionante. Mucha gente se identifica con él por su generosidad. Uruguay está bien porque hay trabajo.

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