Un Dakar más abierto recorre Sudamérica de norte a sur
El recorrido invierte su trayectoria habitual: va desde Lima a Santiago y cruza dos veces Los Andes En coches el regreso de Sainz y el atrevimiento de Al-Attiyah amenazan la supremacía de los Mini de Roma o Peterhansel
Una cita reciente da la bienvenida al sitio del Rally Dakar. Dice así: “Cuando terminas un Dakar solo hay un desafío más grande y difícil: ¡terminar el próximo! Todo lo demás es fácil”. Lo dijo Santiago Hansen, piloto argentino de quads que, como otros tantos, se prepara ya para enfrentarse al reto. Otra vez. Y lo hará, por vez primera desde que la competición llegó al continente americano, de arriba a abajo, pues en esta edición el Dakar 2013 regresa a Sudamérica pero invita a sus participantes a abordar un recorrido de Lima a Santiago, que visitará Perú, Argentina y Chile, y que cruzará hasta en dos ocasiones la cordillera de Los Andes. Se celebrará entre el 5 y el 20 de enero y se presenta como una de las ediciones más abiertas de los últimos años.
El Dakar 2013 partirá por primera vez desde Lima el 5 de enero y bordeará las costas del Pacífico
La publicación de la lista de inscritos, la mañana de este miércoles en París, anuncia una batalla renovada, al igual que el recorrido: la llegada de Honda como constructor oficial en motos para rivalizar con KTM; la competencia, que crece y hace frente a los siempre protagonistas Coma y Despres; o el regreso de Carlos Sainz como compañero de equipo de su gran rival Nasser Al-Attiyah con la esperanza de competir con el equipo dominador en 2012, Mini, dirigido por Stéphane Peterhansel, tienen la culpa.
El Dakar 2013 partirá por primera vez desde Lima el 5 de enero y bordeará las costas del Pacífico; tomará una trayectoria norte-sur, la misma que guió durante mucho tiempo otros itinerarios. Esta nueva ruta posibilitará que los pilotos se enfrenten a las dunas desde los primeros días de la carrera. La primera secuencia de desierto continuará en Chile, y tras el cruce de Los Andes, se probará la resistencia de los competidores en las etapas argentinas, tan exigentes como suntuosas. San Miguel de Tucumán marcará el descanso después de ocho días de carrera y dará lugar a la etapa más larga del rally –casi 600 kilómetros para llegar a Córdoba–, justo antes de un tríptico arenoso con las dunas de Fiambalá, siempre terrible, y de Copiapó.
La caravana volverá a cruzar Los Andes y llegará al desierto de Atacama, donde los organizadores han buscado la mayor dificultad posible, con mucha arena y dunas en el recorrido. El Dakar finalizará con una última especial que morirá en Valparaíso. Y los trofeos se recogerán en Santiago de Chile, en un escenario también inédito, junto al Palacio de la Moneda.
Se espera la salida de 459 vehículos en Lima –que representan una cantidad récord de hasta 53 naciones–, entre los que hay 189 motos y quads, 155 coches y 75 camiones, según explicó el director de la carrera, Etienne Lavigne.
Todos los protagonistas presentaron sus credenciales en Paris. Allí estaban Cyril Despres, último ganador del rally en motos, y Marc Coma, compañero en el equipo KTM y su gran rival, que saben que cuentan en esta ocasión con más dificultades que nunca. Y no solo será el desierto el que les plantará cara. También lo harán Helder Rodrígues, tercer clasificado en las últimas ediciones y piloto de una escudería oficial Honda, que vuelve a batallar en terrenos arenosos, Jordi Viladoms o Joan Barreda, la revelación de la última edición, ambos enrolados en el equipo Husqvarna.
Hay tantas incógnitas como nombres propios en el apartado de coches. A la supremacía de hace un año dictada por el equipo X-Raid y el Mini a cuyo mando triunfó Stéphane Peterhansel, que en 2013 también contará con otros pilotos con posibilidades como Nani Roma y Krzysztof Holowczyc, se unen la apuesta, otra vez, de Giniel De Villiers y Toyota y el atrevimiento de Nasser Al-Attiyah y Carlos Sainz, ganadores de 2011 y 2010 respectivamente con Volkswagen, que correrán a bordo de un buggy con el apoyo económico de Red Bull. Con más o menos dudas, el espectáculo está servido.
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