El Getafe encuentra el carácter

En un duelo de equilibrios inestables, Getafe y Valladolid midieron el impulso de dos apuestas tan modélicas como timoratas. Carentes de afán, a punto estuvieron de volver a pifiarla los azulones, a los que solo un alarde de vergüenza torera les rescató en el tramo final de la que hubiera sido su tercera derrota consecutiva en casa. Excesivamente conservadores, no supieron amarrar los puntos los blanquivioletas cuando tuvieron a su rival contra las cuerdas. En apenas cinco minutos, Alexis y Lafita se remangaron para arreglar otro ejercicio funcionarial de los locales, que encontraron desde el arrebato lo que no supieron encarrilar desde el aplomo.

Desapasionado como la prosa de un prospecto, el Getafe interpreta el juego como un ejercicio cartesiano, metódico pero insulso. Con tanta corrección como falta de ambición, los de Luis García presentan buenas hechuras pero carecen de una determinación colectiva que les permita mandar en los partidos. En ese grupo monorcorde -que por primera vez en sus nueve temporadas en primera formó con un once enteramente español- destaca, por brioso y gallardo, Diego Castro. Su impulso irreductible espabiló otra tarde monótona en Getafe y enseñó el camino a sus compañeros para enderezar su errática trayectoria. Desde la media punta, el pontevedrés activó a Pedro León y Gavilán repartiendo juego por las bandas, tutorizó los movimientos de Alcácer y se procuró las mejores ocasiones ante Dani Hernández. Sin embargo, nada de ello sirvió para destartalar de inicio al Valladolid.

Con menos recursos y mayor concreción, los de Djukic aguantaron los esporádicos arreones del Getafe con entereza y supieron encontrar su momento para ponerse por delante. Agarrados a la lucidez de Ebert, el conjunto pucelano se desplegó con agilidad a partir de la media hora de partido con una veteranía de intenciones impropia de un recién ascendido. Unas veces a balón parado, otras al contragolpe y casi siempre por el carril derecho, los visitantes comenzaron a asustar a los escasos parroquianos del Coliséum. En un alarde de reflejos, Moyá despejó un puntapié de Manucho tras un pase medido de Ebert en una ocasión que sirvió de preámbulo al gol de los pucelanos.

Una pugna por el balón en la que Alexis reclamó falta se decantó a favor del Valladolid que cogió a su rival a contrapié. Óscar, Manucho y Ebert resolvieron a trompicones un tres contra uno que retrató la endeblez azulona. Remataron los tres atacantes y el premio lo encontró Óscar -el centrocampista más goleador de esta Liga con seis tantos-. Tras el descanso pudieron sentenciar los pucelanos, que, agazapados en su campo, encontraban en cada contraataque una autopista hacia los tres puntos. Omar con un zapatazo desde la frontal que se estrelló en el larguero y Ebert con un tiro cruzado que se marchó a un palmo del poste tuvieron la oportunidad del descabello, pero tras errar las intentonas los de Djukic decidieron arroparse para conservar el botín y cayeron presa de la indecisión.

Se desmelenó entonces el Getafe que recurrió a Álvaro Vázquez, Barrada y Lafita para el empujón final. Y la épica le dio resultado. Primero Alexis a la salida de un córner lanzado por Pedro León y poco después Lafita con un eslalon de artista desde el costado izquierdo encontraron el triunfo ante un rival abrumado que vio cómo la victoria se les escapaba como arena entre los dedos.