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Benzema saca el violín

A los pies del francés, el Madrid destroza al Athletic (5-1) con su contundencia habitual

José Sámano
Benzema pugna con Aurtenetxe en el primer gol
Benzema pugna con Aurtenetxe en el primer golCristóbal Manuel

De un partido a toque de corneta nadie sacó mejor nota que el chico menos impulsivo, Karim Benzema. Así es el fútbol, juego de códigos extraños. Un encuentro en permanente combustión, por ser el sello habitual del Madrid y la identidad de un Athletic acostumbrado desde el curso pasado a no especular jamás, entronizó al ariete francés, que pasa por ser el esquimal de la plantilla. La solemnidad de Benzema se impuso por encima de todos y dejó fuera de onda del equipo vasco, que se marchitó muy pronto por más que intentara en todo momento no renunciar a su dogma. A los pies del galo, el Madrid firmó una goleada con su contundencia habitual. Y esta vez, sin el mazo de Cristiano, lo que amplifica el papel de Benzema y el infinito repertorio del equipo de Mourinho.

Real Madrid, 5 - Athletic, 1

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Ramos, Coentrão; Modric, Xabi Alonso; Callejón (Di María, m. 69), Özil (Khedira, m. 61), Cristiano; y Benzema (Morata, m. 73). No utilizados: Adán, Kaká, Albiol y Nacho.

Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Ekiza, Aurtenetxe; Iturraspe, Gurpegui (Castillo, m. 78), Muniain (Llorente, m. 46); Susaeta, Aduriz (Toquero, m. 67) e Ibai. No utilizados: Raúl, Isma, Igor Martínez y Ramalho.

Goles: 1-0. M. 12. Aurtenetxe, en propia puerta. 2-0. M. 30. Ramos. 3-0. M. 32. Benzema. 3-1. M. 41. Ibai. 4-1. M. 56. Özil. 5-1. M. 71. Khedira.

Árbitro: J. A. Teixeira Vitienes. Amonestó a Aduriz, Iturraspe, Gurpegui, Ramos y Susaeta.

Santiago Bernabéu. Unos 78.000 espectadores.

Atrevido como es, el Athletic pareció lo que luego no fue durante los primeros 10 minutos. Descaro, la pelota cosida, ataque en pelotón y defensa a la intemperie, sin disposición en zona, sino que cada cual con su marca en función del desarrollo de las jugadas. Sin noticias del Madrid, Modric rompió el hechizo visitante. Fin del espejismo. Un servicio oceánico hacia Benzema, que tomó la delantera a los centrales del Athletic, derivó en el gol en propia puerta de Aurtenetxe, que llegó desbocado al cierre de la jugada. Una diana que sacó del partido al Athletic, que mostró todos sus costurones, lo que aprovechó el Madrid para darse un festín en media hora. Empujado por Sergio Ramos, catalizado por Alonso y agitado por Benzema, cuyos movimientos laterales descorchaban una y otra vez a la zaga de los bilbaínos, el cuadro madridista fue un vendaval. Sin respiro para Iraizoz, en la hamaca Casillas, que ni de lejos veía a los del Athletic.

Se gustó el Madrid, que sin pausa, como le gusta, sometió a su adversario a una noche tortuosa. El de Mourinho no es equipo de muchas contemplaciones. Cuando añade voltaje a su enorme talento, es una marabunta. No concede respiro, porque le distingue el vértigo. Un suplicio para el Athletic, equipo frágil, precipitado, que tantas veces paga su encomiable apuesta por no jugar con grilletes. Es equipo de mirada al frente, por algo llegó a Chamartín como el tercer equipo más goleado del campeonato. Y sin la jerarquía titular de Amorebieta, De Marcos y Ander Herrera. Demasiada carga, pero, para lo bueno y lo malo, Bielsa tiene una hoja de ruta, no hay lugar para las tiritonas. Lo que no le excusa para entregar goles a balón parado, como el que concedió a Sergio Ramos en una falta lateral lanzada por su amigo Özil. El central andaluz cabeceó en plancha con el visado de toda la línea defensiva, con la caraja.

Tal es el repertorio blanco que esta vez no hizo falta el mazo de Cristiano

En plena efervescencia local, Benzema cazó de inmediato el tercero. Esta vez, poco que reprochar a los rojiblancos. El ariete francés tiró el desmarque hacia el pico izquierdo del área de Iraizoz, echó un vistazo al movimiento de su escolta, se giró hacia su zurda y se sacó un disparo en comba que llegó a la red como vuela un plátano. Un gol artístico. Sin necesidad de trenzar el juego, sino con trazos largos y una extraordinaria intensidad, el Madrid goleaba en tres parpadeos. El más puro Madrid, cuyo fútbol es un desafío constante a la velocidad. Precisión a mil por hora, lo que entraña una dificultad extrema, lo que subraya la grandeza de este equipo. Esa es su seducción.

El inopinado tanto de Ibai al filo del descanso resultó episódico. Ya para entonces, aún en el primer acto, calentaba Llorente, ovacionado en el Bernabéu desde el calentamiento. Curioso su caso, toda una intriga. Su incorporación tras el descanso evidenciaba la no rendición del Athletic, que con Bielsa no entrega la cuchara. A un peldaño de angustiar al Madrid, el partido pudo virar en una cita de Susaeta con Coentrão, que volvió a jugar en casa tres meses después. El portugués, dentro del área, desvió la pelota con la mano. No lo advirtieron los jueces y sin demora, Benzema, el futbolista de la noche, puso a Özil en la antesala del gol con un movimiento excepcional hacia una orilla del área para alejarse de su marcador y un pase preciso. No falló el alemán, que puso un trecho ya imposible para el equipo vasco.

Con Higuaín en la enfermería y parcheado Cristiano, con ceja de boxeador, fue la noche de Benzema, imparable para todos sus vigilantes. Es un delantero de mentiras que no ofrece un molde concreto a los defensas. No es un ariete que habite en el área, lo suyo es la periferia, y tan capaz es de asistir como de certificar el gol. Es alguien tan virtuoso que cuanto más se aleja del peligro más amenazante resulta. No es delantero de combate, es un fino estilista. Se lo reconoció la hinchada, que le despidió con premio a su faena cuando fue relevado por Morata. Una gozada de jugador, por más que en ocasiones se extravíe con ese punto asceta que destila. Poco antes del saludo al ruedo de Benzema, el Madrid ya se había apuntado el quinto gol, producto de un guion singular. Arbeloa hizo una gimkana hasta el límite del área e hizo un guiño a Khedira, que llegaba por su costado. Embocó el alemán en la única jugada en la que no estuvo firme Iraizoz. Partido cerrado con Benzema como cabeza de cartel.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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