El mito cae, el personaje se resiste
Lance Armstrong dimite de todos sus cargos en su fundación Livestrong
El mito quizás está muerto, y todos los símbolos de poder que le acompañaban están cayendo uno a uno, pero el personaje aún se resiste. Y la contradicción engendrada por ello.
Lance Armstrong dimitió de todos sus cargos en el consejo directivo de la fundación Livestrong, que él mismo fundó, hace más de una semana. Sin embargo, el comunicado oficial no ha llegado más que hoy, justo unas horas después de que se tuviera la última noticia de la vida del exciclista texano: una foto colgada en su Twitter en la que se le ve tumbado a la bartola en el sofá de su casa disfrutando de la vista deslumbrante de siete resplandecientes maillots amarillos enmarcados en las paredes de su casa de Austin, uno por cada uno de los siete Tours que ha ganado y de los que ha sido desposeído por dopaje.
De informar de su marcha absoluta de la fundación creada para ayudar a los enfermos de cáncer se encargó el presidente de Livestrong, Jeff Garvey, el hombre que sustituyó a Armstrong al frente el 17 de octubre. “Se va para ahorrar a la organización cualquier efecto negativo como resultado de la polémica que rodea su carrera ciclista”, informó Garvey en un correo electrónico. Fuentes cercanas a Livestrong señalaron a la agencia Bloomberg que Armstrong se vio forzado a cortar totalmente sus vínculos –tras dimitir como presidente aún mantuvo su puesto en el consejo—ante los indicios de que comenzaban a disminuir los ingresos por donaciones. Otras informaciones, por el contrario, señalan que entre agosto y octubre de 2012, los meses más duros del caso Armstrong, los ingresos habían aumentado un 3% con respecto al mismo periodo de 2011.
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