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Empate desde las esquinas

El Chelsea y el Liverpool firman las tablas en un duelo con escaso fútbol y solo avivado por los goles a la salida del córner

Jordi Quixano
Luis Suárez celebra el gol del empate.
Luis Suárez celebra el gol del empate.John Powell (Getty Images)

No se dio el fútbol en Stamford Bridge, con el Chelsea desdibujado y desbravado en los metros concluyentes, y con el Liverpool más abrigado que de costumbre, con poco apetito de significarse en campo ajeno. La cuenta fue clara: un córner y un gol por barba, un empate que no alivia al equipo red en la tabla y que tampoco mantiene en la cresta a los londinenses, ya por detrás de los dos equipos de Manchester.

Rodgers optó por poner a tres centrales, táctica extendida en la Serie A para dar recorrido y aire a los laterales. También sirvió la estrategia para despersonalizar al Chelsea porque planteó el duelo en 35 metros, porque ahogó a los trescuartistas (Mata, Hazard y Oscar), sin espacio ni tiempo para girarse. El problema del Liverpool, sin embargo, fue que no supo qué hacer con la pelota, encasquillado en el segundo pase, sin huecos para Gerrard en la zona de catapulta ni balones para Luis Suárez en el área contraria. Tampoco se prodigaron en exceso los dos carrileros –más José Enrique- y cuando recibieron el cuero en campo ajeno no tenían líneas de pase. Se remitieron al centro: jauja para Ivanovic y Terry, después para Cahill; tormento para Luis Suárez, que las quiere siempre por abajo.

CHELSEA, 1 - LIVERPOOL, 1

Chelsea: Cech; Azpilicueta, Ivanovic, Terry (Cahill, m. 39), Bertrand; Ramires, Mikel; Hazard, Oscar (Moses, m. 77), Mata; y Torres (Sturridge, m. 82). No utilizados: Turnbull; Ferreira, Romeu y Marin.

Liverpool: Jones; Johnson, Agger, Wisdom, Carragher, José Enrique; Allen, Gerrard, Sahin (Suso, m. 60); Luis Suárez y Sterling. No utilizados: Gulacsi; Cole, Assaidi, Henderson, Coates y Downing.

Goles: 1-0. M. 20. Terry remata de cabeza un saque de esquina lanzado por Mata. 1-1. M. 73. Luis Suárez cabecea un córner.

Árbitro: Howard Webb. Mostró la cartulina amarilla a Allen, Johnson, Mikel y Gerrard.

Stamford Bridge. 44.000 espectadores.

No le quedó mucha más alternativa que el balón directo al Chelsea, que a cada duelo se acentúa su necesidad de un organizador que conjugue el cuero y lo reparta con dinamismo. También tiró el conjunto blue por las contras basadas en homéricas conducciones, todo un imposible porque no aparecieron grietas, bien abrochado el contrario. Por lo que Torres se convirtió en la única referencia del equipo, inquieto, siempre generoso en el esfuerzo, válido para dar salida al repetido balonazo porque su pecho lo bajó todo. Igual de competente resultó a la hora de girarse e iniciar la carrera. Pero siempre estaba demasiado lejos de la portería, punto intermedio para la jugada y no punto final. Cuando le llegó el esférico en el área, en cualquier caso, armó el disparo. Demasiado centrado, a las manos de Jones.

Sin alternativas, juego encasquillado y con poca pausa para la composición del fútbol, fue el Chelsea el que encontró la senda del gol a través de una jugada a balón parado, de un saque de esquina lanzado por Mata y estupendamente rematado por Terry. Una jugada en la que quedó patente su viveza y pillería porque utilizó a Ivanovic de pantalla y cuando se despegó, Agger ya no llegó para incomodarle. Salto, giro de cuello y remate furibundo que vio la red. Terry en estado puro. Para su infortunio, sin embargo, Luis Suárez se tropezaría poco después y en la caída le atropellaría la pierna. Terry abandonó el campo en camilla, con el gesto compungido y señales de dolor, luego examinado en el hospital más cercano.

La contrariedad no pareció azuzar al Liverpool, elogiado en este curso porque quiere jugar más el balón que en otras épocas, porque Rodgers atiende a la cantera como un recurso y no como un castigo, pero con el desencanto de que no se compromete con los buenos resultados ni logra a exprimir fichajes como Sahin. Y en Stamford Bridge, con la cremallera subida, los reds no acertaron con la fórmula para descomponer al Chelsea y presentarse en el área contraria con más efectivos que Luis Suárez. Apenas dieron pie con bola. Pero tampoco les hizo falta porque les alcanzó con emular al Chelsea, con cazar un balón a la salida de un córner botado por Suso, peinado por Carragher y cabeceado a la red por Luis Suárez, que se desprendió de Ramires con un baile de cadera.

No se repuso del mazazo el Chelsea, incapaz de hilvanar jugadas, de subrayar sus botas más talentosas. Se remitió de nuevo a las jugadas de estrategia, dos remates fallidos por los pelos –de Torres y Mikel- a la salida de un córner y una falta lateral. Pero Terry solo hay uno; lo mismo que Luis Suárez. Un saque de esquina y un gol por cabeza; un empate y poco más.

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